Su primer plato fue una torta de vainilla. Lo preparó con la ayuda de la empleada y después se soltó. Luego buscó recetas en internet y leyó libros de cocina para instruirse solo. Cocinaba religiosamente una vez a la semana, por las tardes después del colegio y muchas veces se equivocó, como aquella vez en que derritió unas chocolatinas y por un descuido terminaron carbonizadas en el fondo de la olla. En aquella ocasión el regaño de su madre, que hizo todo lo posible por rescatar la el utensilio, fue monumental. Sin embargo, la familia disfrutó varios de los platos que el niño cocinaba, por eso ninguno de los dos padres dudó en apoyarlo cuando llegó del colegio anunciando que debía grabar un vídeo para mandar a RCN.
El vídeo que mandó Daniel a RCN para participar el a convocatoria, fue grabado por su padre.
Ese mismo día su padre lo grabó en la cocina preparando un rollo de carne molida envuelto en tocineta sobre puré de papa, con una corona de yema de huevo apanada. El vídeo aún se encuentra en internet y fue el primer filtro que el pequeño pastuso pasó para estar en el programa. Ni él, ni sus padres esperaban que llegaría a la semifinal cuando lo grabaron, mucho menos que se convertiría en el orgullo de su colegio y de Pasto entero pues durante los tres meses que Daniel estuvo en el programa, la ciudad entera cumplía su cita todas las noches frente a las pantallas de Masterchef Junior.
Fueron tres meses en los que Daniel se concentró únicamente en estudiar recetas y perfeccionar sus técnicas culinarias. También hubo espacio para la diversión, para hacer amigos como Alan, Rodrigo y Matías, para bailar entre grabaciones con los jueces, aprender boxeo con el equipo de producción y hasta para darle de comer a la presentadora Claudia Bahamón, que era lo que más disfrutaba del programa. De los tres chefs, con el que mayor se sintió identificado fue con el mexicano José Ramón Castillo por su buen humor.
En Masterchef Junior no todo fue color de rosa. También hubo momentos difíciles. A veces estaba en mitad de una prueba y no sabía qué hacer. Cuando le tocó enfrentarse a cocinar un pulpo había repasado varias recetas pero ninguna le parecía lo suficientemente creativa para satisfacer a los jueces. Vio un hojaldre y ahí mismo se le ocurrió hacer unos pasteles de pulpo, que le salvaron de ser eliminado. Igual sucedió con su compañero José Daniel en un reto de salvación. Ahí debía cocinar un postre con una guanábana y terminó haciendo un mousse.
Aunque el premio mayor se lo llevó su amiga Yulitza y Daniel fue eliminado en la semifinal, él se da por bien servido. El programa le dio alas para materializar su sueño de montar su restaurante “ZABORAMY” (con Z, Y y todo pegado en una sola palabra). Donde brindará platos que tengan su sabor y tendrá el oftalmólogo a pocos metros. Quiere arreglarle el ojo a sus comensales, al mismo tiempo que les llena la barriga.
De las satisfacciones más grandes que le deja Masterchef Junior es haber podido cocinar un Cuy, plato típico de su tierra. Nunca lo había hecho, ni se creía capaz de hacerlo porque en Pasto la preparación del cuy es una tarea que los pastusos prefieren dejar en manos de los más experimentados cocineros. Daniel, hoy es uno de esos cocineros capaces de prepararlo.