La expedición por parte del ministerio de Minas y Energía del Decreto 3004 el 26 de Diciembre de 2013 “Por el cual se establecen los criterios y procedimientos para la exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales” y de la posterior Resolución 90341 de Marzo 27 de 2014 “por medio de la cual se establezcan requerimientos técnicos y procedimientos para la explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales” ha generado una controversia entre diversas instituciones y actores respecto de los impactos que puede generar la explotación de este tipo de recursos en el país, particularmente debido a la utilización de la técnica de fractura hidráulica conocida como fracking.
La controversia local se ve reforzada en el escenario internacional, por las diversas posturas frente a la implementación de esta técnica extractiva evidenciadas en las moratorias y prohibiciones de ejecución que han implantado diversos países de Europa, tal es el caso de países como Alemania y Francia que desarrollaron marcos normativos inhibitorios para esta práctica por considerar que no existía seguridad y claridad frente a los impactos que se derivaban para la salud pública. En contraste con las posiciones de los países que ven con precaución la implementación del Fracking dentro de sus fronteras, países como Estados Unidos y Rusia y en América Latina México y Argentina han incrementado la exploración y explotación de los llamados hidrocarburos no convencionales utilizando la fractura hidráulica como mecanismo para incrementar sus reservas de crudo argumentado que su implementación no tiene impactos significativamente mayores a los de técnicas de extracción de hidrocarburos convencionales consideradas tradicionales.
La técnica de fracturamiento hidráulico fue desarrollada por Edward a. L. Roberts quien en 1865 patento el denominado “exploiding torpedo” que utilizaba detonaciones de dinamita y nitroglicerina para fracturar el subsuelo e incrementar la producción de petróleo y gas natural en yacimientos ubicados en estados como Pensilvania, Kentucky, y West Virginia.
Durante los años 40 se producen los primeros procesos de experimentación y aplicación comercial a gran escala de tal manera que la implementación de esta técnica durante la segunda parte del siglo XX se enfocó particularmente en las fases de recobro e incremento de producción en la explotación de los denominados Yacimientos Convencionales, desarrollándose diversas variantes de la técnica al incorporar nuevos materiales, materias primas y productos químicos que mejoraban la eficiencia de este método y permitieron su implementación en diversos países del mundo desde la década de los años cincuenta (Noruega, Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Hungría, Austria, Francia , Italia, Bulgaria, Rumania, Turquía, Túnez y Argelia) .
En Colombia, la fractura hidráulica fue incorporada como tecnología de extracción de hidrocarburos alrededor de hace cincuenta años como un método de estimulación e incremento de producción en pozos de yacimientos convencionales ubicados particularmente en la zona del valle del Magdalena , la técnica fue crucial en el incremento de la producción de campos maduros que habían empezado su periodo de descenso productivo y resultó en muchos casos de gran éxito razón por la cual se popularizó en el país hasta la actualidad, de tal manera que según Leyla Tovar Aguirre (funcionaria de Ecopetrol) “entre 5% y 8% de sus pozos ha ingresado a esta tecnología, principalmente en los campos de Orito –al sur del país– y Catatumbo –en el nororiente–; así como algunos pozos en el campo de Cantagallo, Neiva y De Mares (Llanito y Lisama) en los dos últimos años.)
Si bien la tecnología del fracking ha sido utilizada en el país por casi cinco décadas, el auge de la explotación de los denominados hidrocarburos no tradicionales, auspiciada y fomentada por los Estados Unidos , la reconfiguración sociopolítica resultante del posicionamiento de este país como nuevo mayor productor de crudo en el mundo y las posiciones de diversas fuentes que argumentan el alto impacto ambiental de esta técnica y la necesidad de suspender y prohibir su implementacion, ha situado a esta tecnología en el núcleo de una controversia nacional que se ve articulada alrededor de las normas proferidas por el Ministerio de Minas (Decreto 3004 el 26 de Diciembre de 2013 y Resolución 90341 de Marzo 27 de 2014) que permiten y regulan la práctica de esta técnica al interior de las fronteras de Colombia.
Solo el tiempo dictaminará cuáles son los verdaderos impactos de esta técnica en nuestro país, sin embargo la controversia apenas empieza y debido a la importancia económica tienen para el país los yacimientos no convencionales, son pocas las alternativas y opciones que tienen los adversarios de esta técnica para modificar el escenario trazado por el gobierno.
Todo parece indicar que en el escenario de confrontación entre el agua y el aceite que se avecina en Colombia, el papel de tigre lo interpretará la industria petrolera y el Burro amarrado le corresponderá a los defensores del ambiente.
