Nuevamente quieren llevarnos a lo mismo de hace cuatro años y tal vez aún con más sacrificio. En aquella ocasión declararon respetar el proceso de paz y los acuerdos alcanzados, y eso nos llevó a equívocos, como lo dijera el profesor José Gregorio Hernández, en esa oportunidad nos equivocamos.
Claro, en realidad, el gobierno incumplió e hizo trizas los mínimos logros. Hoy, las propuestas del señor Rodolfo Hernández también van por los trabajadores del Estado, al desconocer sus derechos adquiridos, lo que sumaría más precariedad y pobreza.
Lo ilustrativo y parsimonioso es que como empleados del Estado no estamos analizando esta situación que afectará el bienestar de nuestras familias, su futuro y progreso.
El cuento es que la gente del común se está creyendo que los empleados del Estado y los docentes son corruptos y por eso justifica que se elimine el 30 % de los cargos de los empleados. Les tilda y tildará (de ser el elegido), de indignos, no pulcros e irresponsables.
Se ha preguntado ¿Alguno de ellos, acaso no es su familiar, padre, madre, hermano, hijo, sobrino, primo o amigo? ¿Lo ha visto salir temprano y llegar tarde a casa? ¿Cuántas horas de trabajo, más de la jornada permitida laboran?
¿Cuántas veces ha dejado de compartir y de sacrificarse por no estar con la familia, para cumplir las exigencias de las mismas reglas que el Estado ha impuesto para por lo menos entregar resultados y servirle a la ciudadanía? ¿Considera que ellos son indignos, que no son pulcros y que son irresponsables?
De ser así con propuestas como la de “quitar privilegios de funcionarios y servidores públicos, que en la actualidad le son onerosos al pueblo”. Lo ha pregonado, los empleados de carrera administrativa y los provisionales los va a sacar “¡Y que lo demanden!” por decir lo menos y en palabras más decentes.
Un claro desconocimiento de los atributos del debido proceso. De ocurrir eso, pasarán años y años para que los afectados puedan tener algún reconocimiento judicial, mientras tanto, el daño estará hecho.
En ninguna de sus propuestas habla de fortalecer la carrera administrativa, del mérito y de la experiencia, de proteger la función pública y de dignificar el servicio público que ha faltado en los anteriores gobiernos.
Tampoco contempla la eliminación de la contratación precaria para garantizar la continuidad y compromiso de los equipos de trabajo. En cambio, si de un decreto de conmoción interior, para urdir lo que le venga en gana durante 270 días, más el tiempo que demore la Corte Constitucional en su revisión, para implantar sus caprichos.
No resalta el papel protagónico de la mujer, por el contrario, son innumerables las expresiones estigmatizadoras y reducidoras de su dignidad, encasillarse sólo como criadora.
Lo dijo en Caracol radio. Entonces, ¿Cuál es el riguroso enfoque de familia, de género, de ciclo vital y de inclusión y de protección especial? Para ellas y los demás sectores desfavorecidos.
¿De cuál remuneración competitiva estará hablando? Es decir, su fórmula vicepresidencial viene a ser simplemente una figura decorativa, como siempre lo ha impuesto el patriarcado: sumisas y en la casa ¡Hágame el favor!
Un retroceso de las conquistas de los derechos y el desconocimiento de los Tratados Internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres y de las niñas.
Qué podremos esperar cuando se enaltece a quien dirigió el holocausto nazi, saborear la delicia de los pobres, menospreciar a las mujeres, o los acuerdos a punta de puñetazos, cachetadas y amenazas en un país que tanto dolor ha tenido por los desaciertos gubernamentales.
Sería un tormento. Con lo que piensa y dice, actuará. Los vulnerables serán marginados, irrespetados, ignorados, si por lo menos ya lo hace con los trabajadores del Estado y con los docentes.
¿Qué pueden esperar los otros? o mejor como lo escribiera Víctor Hugo, en la primera mitad del siglo XIX, la tragedia y la miseria humana. Estamos ante la amenaza contra la dignidad humana, el valor del conocimiento y de la institucionalidad.
Al contrario, reconocer a quien tuvo el valor de dejar la insurgencia armada y haberse dedicado a la palabra tolerable, al debate público fundamentado y con conocimiento, al ejercicio de control político y el constructivismo de propuestas esenciales, no todas serán lo mejor, pero por lo menos significativas, como lo explica Gloria Arias Nieto.
Eso sí, también sin renunciar a levantar la voz cuando sea necesario. El llamado es a que trabajemos y tengamos un país más próspero. Por eso no caeré en la trampa de hace cuatro años. El país no puede ser vuelto trizas, ahora desde lo social y a partir de la dignidad y la igualdad.