Corría la década del 70 cuando la NASA se comenzaba a plantear una pregunta que 50 años después sería trascendental para el devenir de la medicina, ¿cómo tratar desde la tierra a un astronauta que se encuentra en una misión en el espacio? Esa fue la primera vez que se planteó la posibilidad de practicar la telemedicina.
Pero no fue sino hasta 2020 que este concepto empezó a estar en el imaginario colectivo y fue necesaria una pandemia mundial para que sucediera. Atender a los pacientes a la distancia pasó de ser una alternativa a ser una necesidad y la comunidad científica comenzó a verse en la obligación de desarrollar tecnologías que lo hicieran posible.
Desde consultas por medio de videollamadas hasta dispositivos como Tytocare con el que los pacientes tienen la posibilidad de medirse ellos mismos los signos vitales y realizarse exámenes físicos del corazón o del oído desde la comodidad de sus casas para luego transmitirlos en línea al médico son tan solo algunas de las innovaciones que hemos visto en el sector salud en los años posteriores a la pandemia.
Ahora bien, la cosa no se queda en realizar diagnósticos a distancia, sino que llegamos a un punto en el que también hay que hablar de las telecirugías y de las cirugías robóticas. Estas últimas se vienen realizando desde hace dos décadas y consisten en procedimientos quirúrgicos que no requieren que el médico tenga contacto físico con el paciente. Se usa un robot como intermediario y es este el que manipula los instrumentos siguiendo al pie de la letra los movimientos del cirujano, quien puede encontrarse en otra habitación e incluso en otra parte del mundo.
Juan Ignacio Caicedo, presidente de la Asociación Colombiana de Cirugía Robótica, ha realizado aproximadamente 400 procedimientos de este tipo y para todos ha utilizado un robot que curiosamente fue bautizado como uno de los más grandes artistas del renacimiento, Leonardo Da Vinci. El Da Vinci fue desarrollado en Estados Unidos y es el único dispositivo aprobado para este tipo de procedimientos en Colombia.
El entrenamiento necesario para aprender a utilizarlos es arduo, ya que requiere de muchas horas en plataformas de simulación y de cirugías sencillas antes de pasar a operar pacientes con patologías complicadas. Pero cuenta con la ventaja de que mejora la visión y la precisión del cirujano, lo que permite que después de tener práctica utilizándolo las cirugías sean mucho más sencillas.
No obstante, el Da Vinci no permite la realización de cirugías a mucha distancia, cosa que sí hacen robots utilizados en otros países como el robot Zeus, con el cual se han realizado procedimientos a más de 400 km en Norteamérica.
Será cuestión de tiempo para que cirugías así sean comunes en Colombia. Pero existen limitaciones importantes que hasta ahora no lo han permitido, las cuales afectan esencialmente a la transmisión de datos y al movimiento de las pinzas. Retrasos que, aunque son de milisegundos, pueden entorpecer la labor del cirujano.
Tecnologías como el 5G, impresiones 3D, imágenes de realidad aumentada, robots más pequeños y menores costos para que tenga acceso el mayor porcentaje de la población son algunos de los avances que espera la comunidad científica para los próximos años.
Según Caicedo, la telemedicina puede ser una buena alternativa para acceder a las regiones que carecen de un sistema de salud apropiado teniendo en cuenta que la mayoría de los médicos se concentran en los grandes centros urbanos; sin embargo, también advierte que el acompañamiento al paciente puede no ser suficiente cuando la atención es a distancia.
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