A las pocas horas de morir, el pasado viernes 15 de septiembre, los familiares de Fernando Botero tenían claro que su último deseo era ser enterrado en Pietrasanta. A finales de los años setenta el maestro se fue a vivir en ese lugar ubicado a cuarenta kilómetros de Florencia, el corazón del Renacimiento Italiano. Entre sus montes blancos Miguel Ángel buscaba el mármol con el que hizo sus esculturas más espléndidas. Cuando hace siete meses Sophia Vari, la artista que lo acompañó en las últimas cuatro décadas, murió, Botero la tenía clara. Con el Parkinson galopante y los rigores de la edad entendió que el tiempo empezaba a acortarse. Así que dejó todo listo para ser enterrado en este lugar. Fernando Botero debía ser despedido como el gran artista, el gran colombiano que fue.
y por eso sus hijos, Juan Carlos, Lina y Fernando, quisieron que antes de ser enterrado en Pietrasanta, donde realizó la mayoría de creaciones en sus últimos cuarenta años, sus compatriotas pudieran despedirlo en Bogotá y Medellín, esta última la ciudad donde nació y Bogotá donde entregó las grandes donaciones de obras de arte.
En Mónaco estuvo cinco días hasta que el miércoles 20 de septiembre fue trasladado via Air France hasta París. Para la repatriación del cuerpo del maestro fue necesario hacer todo el protocolo que se suele hacer en estos casos. El estamento que se encarga de este tipo de desplazamientos es con Beassistance que pone, desde su página web, los siguientes requisitos:
Proporcionarle toda información sobre los servicios de repatriación internacional y local de acuerdo con las leyes locales e internacionales de repatriación.
Proporcionándole toda la información sobre los vuelos disponibles de las mejores compañías aéreas.
Preparar el cuerpo del fallecido antes del envío incluyendo el embalsamamiento y el cuidado de la piel.
Tratar con nuestros expertos de embalsamamiento que tienen una experiencia masiva en este archivado.
Seleccionar los mejores ataúdes forrados en cinc de acuerdo con las leyes internacionales de envío.
Entregar al hogar todos los documentos y certificados relacionados con el fallecido.
Finalizar rápidamente todos los procedimientos de las embajadas y hospitales para otorgar el permiso de viaje por parte de todas las autoridades correspondientes.
Botero llegó al país en su último viaje el jueves las 7:45 de la noche en un vuelo de Air France que llegó desde París.
Además de la preservación del cuerpo, previo embalsamiento, fue depositado en un ataúd de plomo, muy parecido en el que guardaron el cuerpo de la Reina Isabel II y de su esposo Felipe. Por eso, en la mañana del viernes, cuando fue bajado el ataúd sellado de plomo frente al salón elíptico del Congreso, se necesitaron seis edecanes por el peso generado.
Según la DW esta es la razón por la que reyes y reinas, además de personajes con la importancia de Botero, han sido guardados en ataúdes de plomo: Durante siglos, los reyes, reinas, príncipes y princesas han sido colocados en ataúdes de plomo para conservar mejor sus cuerpos, según reporta IFL Science. El revestimiento de plomo –que lo hace extremadamente pesado para sus ocho portadores– hace que el ataúd sea hermético.
El féretro llegó al salón elíptico del Congreso y no contó con la presencia del Presidente Gustavo Petro, algo inesperado por tratarse de un personaje de la talla del gran maestro. Permaneerá en el capitolio en cámara ardiente durante el fin de semana para recibir la despedida de amigos y admiradores.
Estará en Bogotá hasta el lunes donde tendrá una ceremonia eucarística en la Catedral Primada para partir luego a Medellin, donde se realizará una misa en la Catedral Basílica en el centro de la ciudad. Regresará a Pietrasanta, su segunda patria, donde vivió y trabajó desde que se instaló en Italia a hacer esculturas cerca de los maestros del mármol de Carrara, para ser enterrado en el pequeño cementerio del pueblo al lado de su esposa durante más de cincuenta años, la griega Sofia Bari, a quien despidió hace apenas seis meses.