Alguna vez en nuestra vida nos hemos topado con un producto de reconocida marca, pero que no conserva las características del que acostumbramos consumir, porque lo compramos en un lugar que no es el acostumbrado o porque no pudimos ir a nuestro sitio de confianza.
Esto hace que podamos perder la confianza en la marca y el producto, pero no vemos en retrospectiva que pudimos haber hecho algo para que no falsificaran o adulteraran lo que compramos y consumimos. En investigaciones realizadas por mí y un grupo de expertos en protección de marcas se logró evidenciar que en un 90% de los casos los falsificadores utilizan el empaque original que es desechado en "buenas condiciones" por el usuario final y que una vez en la basura estos compran para reutilizarlo y rellenarlo con productos de baja calidad y peligrosos para la salud del usuario.
Ahora bien, ¿qué puedo hacer para que esto no siga ocurriendo? Mi sugerencia es que cada vez que se termine un producto no arroje el empaque entero a la basura; este debe ser inhabilitado mediante cortes, daños o rupturas (haciendo procesos seguros para evitar accidentes). Esto hará que el empaque quede inservible y que las bandas de falsificadores no tengan disponibilidad del empaque (que es lo que más es cuesta). Por ende, estaremos contribuyendo desde casa a reducir este flagelo.
Recuerden, destruir el empaque o inhabilitarlo hará que los productos en el mercado sean más seguros para los usuarios. Tengan en cuenta que dentro de los productos que más se adulteran o falsifican están: medicamentos, licores, productos de aseo y de higiene personal, ropa, zapatos, repuestos automotores, herramientas, entre otros.
El uso responsable de un producto implica no arrojar sus empaques sin haberlos inutilizado previamente.