Los Corpes (Consejos Regionales de Planificación) se crearon como una división del territorio nacional para la planificación del desarrollo económico y social. Sin embargo, cayeron en desgracia porque se politizaron totalmente, se convirtieron en un bastión político que vivía más en medio de trifulcas por manejarlo, que en un centro de pensamiento y de planificación regional, donde el objetivo era satisfacer los apetitos burocráticos y decidir qué proyectos desarrollar y a quién se le entregaba el contrato.
La nueva figura de la RAP (Región Administrativa de Planificación) no puede pasar como un simple cambio de nombre para revivir esta fatídica historia. Hoy día los temas sociales, económicos y ambientales exigen una alta capacidad de gestión, un alto nivel técnico, un alto compromiso por parte de estas “nuevas” figuras, que aceptémoslo, no es tan nueva, porque en el fondo la “filosofía” es la misma que tenían los Corpes de antaño.
Los gobernadores deben superar los errores del pasado, ser innovadores. Tienen que demostrar que hay un cambio conceptual y misional, que existe verdadero compromiso para convertir esta importante instancia en un factor clave para promover el desarrollo equilibrado de las regiones. Además, deben aprender a escuchar a los departamentos, municipios y grupos étnicos, a sus poblaciones, han de ser capaces de entender las realidades desde los territorios y no desde los escritorios.
Lo primero es que no se puede politizar ni burocratizar como ocurriera con los Corpes. Su estructura debe ser lo más pequeña y dinámica posible y para lograrlo debe trabajarse en forma parecida a como funciona el Sistema General de Regalías, es decir, sistemas colegiados, que si bien se necesita un mínimo staff de profesionales vinculados directamente a la RAP, su mayor equipo de trabajo real estará conformada por los equipos que ya están vinculados a las gobernaciones, municipios, corporaciones autónomas ambientales, etc. De esa forma podrá contar con un equipo grande, interdisciplinario, con conocedores de los territorios, porque viven en ellos, reduciendo costo operacionales, que por mandato de la ley solo se podrán financiar por aportes de los departamentos.
La sociedad debe entender que la RAP no va a suplir o a quitar las funciones de los departamentos o municipios, esto no es posible, su objetivo es unir fuerzas y voluntades, generar capacidad de interlocución frente al gobierno nacional para poder ser escuchados. Una cosa es negociar un gobernador en solitario con la nación y otra es una región completa negociando con la nación. Por eso, sus acciones y proyectos deben tener siempre el sello “regional”, es decir, que solo podrán pasar por las RAP proyectos que impacten dos o más departamentos. En ese orden de ideas, podrían ser objeto de trabajo en la RAP temas como: erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria, asuntos relacionados con el mar, cambio climático, desarrollo económico, preservación de la Sierra Nevada, salud de tercer y cuarto nivel de atención, educación superior, turismo. Todo lo anterior siempre y cuando su incidencia sea regional. Por ejemplo, la vía circunvalar alta Guajira, como proyecto independiente no lo sería, solo sería un proyecto de incidencia local, a menos de que forme parte de un proyecto mayor como garantizar la conectividad de los pueblos indígenas del Caribe. Ahí si entraría dentro de la órbita de la RAP, pero deben haber vías de este tipo en otros territorios étnicos de otros departamentos para que adquiera el requisito de ser regional.
Tampoco será objeto de la RAP, la escuelita, la pavimentación de una calle, el jagüey, el pozo profundo, cuando su incidencia sea eminentemente local y no se afecta otras territorios de la región caribe.