Con razón Álvaro Uribe Vélez se demoró 10 años en responder a la solicitud pública que se le hizo desde el Senado en medio de un debate de control político cuando él ocupaba su segunda presidencia. En ese momento el Partido Liberal existía y ejercía desde el Congreso de la República una fuerte oposición política a su gobierno. En medio de uno de esos debates se le pidió que mostrara su declaración de renta y por fin lo hizo ahora porque le tocaba. Los resultados de acuerdo con los análisis de expertos en el tema de impuestos, son una excelente clase para los dueños de la riqueza del país sobre no solo cómo evadir impuestos sino cómo exprimir al Estado. Pero además, confirma algo que se supone y que ahora es real: los intereses personales de los políticos terminan definiendo sus posiciones cuando de legislar o apoyar políticas públicas se trata. El bien público realmente no ocupa la posición de privilegio que debería, precisamente por ser funcionarios del Estado. Uribe lo demuestra con creces.
El mejor análisis de esta declaración de renta lo ha hecho Ricardo Bonilla, gran economista quien además fue secretario de Hacienda de Bogotá, y conoce muy bien este complejo tema. Una rápida mirada a este ejercicio permite derivar una primera lección de las muchas que Uribe le da a los latifundistas: si usted es un gran propietario rural es muy fácil ser evasor de impuestos. Pero más aún, también les da un parte de tranquilidad de que él se encargará como lo ha hecho hasta ahora, de frenar cualquier cambio que elimine este desangre. Muy coherente con sus intereses personales, Uribe y su partido acabaron con la renta presuntiva en la Ley de Financiamiento y no han sido los más entusiastas para que se actualice el valor real de la tierra.
Solo sobre este punto, Ricardo anota que Uribe declara un Patrimonio bruto por $12.353 millones, compuesto por varios lotes rurales, que como se sabe tiene un valor catastral absolutamente desactualizado. "Pero aun así si se supone que mínimo debe ser el 60 % del valor comercial el monto sobre el que debería tributar debería ser 6 veces más. Si el Catastro Multipropósito funciona, el patrimonio de Uribe podría ser de $33.000 millones y tendría una renta presuntiva de $600 millones, 3 veces más alta que la declarada".
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Se deduce que Uribe es un pésimo empresario rural porque, como analiza Ricardo, sus actividades en el campo no le generan un solo peso y mucho menos utilidades
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También de su declaración de renta se deduce que Uribe es un pésimo empresario rural porque como también lo analiza Ricardo, sus actividades en el campo no le generan un solo peso y mucho menos utilidades. Uno de los grandes propietarios rurales, que vive metido en su hacienda El Ubérrimo, no produce nada sino que se limita al placer de contemplar las grandes extensiones de su prodigiosa tierra en Córdoba. Pero tampoco parece que sus campañas políticas le generaron costos porque no aparecen deudas y aparentemente los ingresos por más de 1.000 millones de pesos pueden ser el pago por reposición de votos que también le ha hecho el Estado, es decir nosotros.
La segunda conclusión es que lo que Uribe también sabe hacer muy bien es exprimir al Estado porque además de lo anterior, el pago de los pocos impuestos que declara lo hace con sus ingresos como senador de la República, que salen eso sí de los impuestos que pagamos todos los colombianos. Finalmente, con su declaración de renta que contribuye con nada al Fisco, no solo enseña cómo evadir impuestos así sea a costo de aparecer como un pésimo productor rural, sino que también sabe muy bien hacer uso de todos los privilegios que ofrece el Estado para quienes ejercen la noble labor de hacer política. Combinación perfecta: ser ineficiente latifundista y además político.
Produce mucho dolor de Patria que la lección que le deja a las nuevas generaciones uno de los líderes políticos más importantes de los últimos años, sea precisamente cómo evadir impuestos y exprimir al Estado.
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