¿Inteligencia Artificial imitando a Gabo y Cervantes?

¿Cómo escribe la Inteligencia Artificial imitando a Gabo, Vargas Llosa y Cervantes?

Las épocas en que escribir una novela era cuestión de años es tiempo pasado debido a la inteligencia artificial. Aquí tres ejemplos de lo que puede hacer

Por: Alvaro Pacheco
marzo 18, 2024
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¿Cómo escribe la Inteligencia Artificial imitando a Gabo, Vargas Llosa y Cervantes?
Fotografía: Canva

Las épocas en que escribir una novela era cuestión de años es tiempo pasado gracias a la inteligencia artificial, tanto que la librería Amazon ha limitado a tres libros mensuales el número máximo de títulos por autor (¡).

Para comprobarlo Le pedimos a un motor de IA que hiciera como García Márquez, Vargas Llosa y Cervantes lo siguiente: “escriba una historia de 200 palabras al estilo de (….) en el cual un hombre ve pasar a una mujer con un caballo muerto al hombro mientras llueve. El hombre que narra describe a Venecia del siglo XIX mientras la señora pasa”

Vargas Llosa:

Bajo la lluvia persistente que empapaba las calles empedradas de Venecia, un hombre observaba absorto a una misteriosa mujer que avanzaba con paso firme, cargando sobre su hombro un caballo muerto. Su rostro impasible contrastaba con la escena surrealista que se desplegaba ante sus ojos.

En medio de la Venecia del siglo XIX, entre canales serpenteantes y palacios decadentes, la dama parecía llevar consigo un enigma indescifrable. El hombre, intrigado por la presencia de la mujer y su macabra carga, se dejó envolver por el aura de misterio que la rodeaba. ¿Qué historia se escondía detrás de aquel cuadro grotesco y fascinante? ¿Acaso era un presagio de tiempos turbulentos o simplemente una manifestación de la extrañeza veneciana?

Mientras la mujer se perdía en la neblina de la ciudad acuática, el hombre quedó sumido en sus pensamientos, preguntándose si aquella visión era real o fruto de su imaginación enredada en los laberintos de una Venecia enigmática y eterna.

García Márquez:

En la Venecia del siglo XIX, bajo un cielo gris y una lluvia tenaz que empapaba las calles empedradas, un hombre contemplaba atónito a una mujer que se aproximaba con paso decidido, cargando sobre su hombro un caballo muerto. Su rostro impasible y sus ojos llenos de misterio contrastaban con la escena macabra que se desplegaba ante los ojos del observador.

El hombre, preso de una extraña fascinación, se dejó llevar por el torbellino de pensamientos que la visión de la mujer y su carga le suscitaban. ¿Acaso era una manifestación de la fatalidad que acechaba a la ciudad de los canales, o simplemente un capricho del destino?

Mientras la mujer se alejaba en la neblina que envolvía a Venecia, el hombre quedó absorto en sus reflexiones, preguntándose si aquella visión era una señal de lo que estaba por venir o simplemente un espejismo en la mente de un observador atento a los misterios de la ciudad.

La lluvia continuaba cayendo sobre la Venecia del siglo XIX, y el hombre, sumido en sus pensamientos, no pudo evitar sentir la presencia de un mundo mágico y onírico que se escondía tras la realidad aparente de la ciudad.

Cervantes:

En el corazón de Venecia, en el siglo XIX, cuando la lluvia caía a cántaros y el viento soplaba con fuerza, un hombre se encontraba en la plaza de San Marcos, contemplando el ir y venir de los transeúntes. De repente, entre el bullicio y el ruido de la ciudad, vio pasar a una mujer de aspecto distinguido, que llevaba sobre sus hombros el cadáver de un caballo, como si se tratase de una carga ligera y sin importancia.

La mujer, de cabellos oscuros y ojos llenos de tristeza, avanzaba con paso firme y decidido, sin mostrar signos de cansancio o debilidad. A su alrededor, la ciudad se veía transformada: los canales se ensanchaban, las góndolas se balanceaban al compás del viento y el agua, y los palacios se erigían majestuosos, como si fueran los guardianes de un tesoro oculto.

El hombre, admirado y sorprendido por la escena, no pudo evitar preguntarse quién era esa mujer y qué la había llevado a cargar con un caballo muerto sobre sus hombros. Quizás era una amazona que había perdido a su fiel compañero en una batalla, o una dama de la alta sociedad que, desesperada por la pérdida de su amado animal, había decidido llevarlo consigo hasta el final.

Así, en medio de la lluvia y el viento, la mujer y el hombre se cruzaron por un instante, dejando una huella imborrable en la memoria del otro. Y Venecia, con sus canales, palacios y góndolas, continuó siendo testigo de historias como ésta, que se tejen en el tapiz de la vida, dejando un rastro de misterio y encanto en el corazón de quienes las presencian.

Todo en segundos y como ñapa nos pone una serie de textos que usó para la redacción final.

A mí no me suena a ninguno, pero el texto está hecho. Juzgue usted y prepare sus temas para debutar como novelista en un día, todo gratis gracias a la inteligencia artificial.

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