De la pandemia los que nos salvamos no sospechábamos lo que se estaba incubando silenciosamente y que se terminó de formar con el encierro: La pandemia de la ansiedad y la depresión. Las consecuencias las vemos hoy, una sociedad urbana hiperemocional que pasa por estos dos estados de ánimo de ida y vuelta 20 veces al día, un yo-yo emocional a toda hora.
¿Culpables? Muchos factores, pero una buena parte son las benditas pantallas de computadores, celulares, tabletas y/o cualquier vaina conectada a Internet, fueron la salvación en Pandemia, pero es el problema más inmanejable hoy día. Abarca a gente desde los 8 hasta los 70 años (por eso a la película le ha ido tan bien, sus creadores saben perfectamente que los problemas emocionales son “para grandes, chicos y ancianos”, a pesar de ser promocionada para niños).
Eso de que la generación que nació con el Internet, los nativos digitales son los “duros” porque se les hace facilísimo cambiar contraseñas, investigar temas en minutos, usar Chat GPT y terminar siendo hackers para terminar a su vez trabajando en seguridad informática, es cierto, pero no tanto, los avances o cambios tecnológicos y los humanos van a diferente velocidad: Los primeros van en Ferrari y los segundos en bicicleta.
Cada mes sale alguna actualización, gadget o “mejora” y el cerebro que apenas se estaba acostumbrando a manejar el ”lanzamiento” del mes pasado tiene que reacomodarse a las malas a los de este mes, o si a Zuckerberg o Musk les da por cambiar algo, cualquier cosa por mínima que sea, cambio que se les ocurrió mientras se lavaban los dientes, entonces todo el mundo se vuelve loco.
Entonces a los jóvenes que son bombardeados sin clemencia con links, videos, colores y campanitas de notificaciones pues todo los pone ansiosos o deprimidos: ansiosos por ver como los de su misma edad se inventaron una app la vendieron y se volvieron millonarios en una semana, y depresión porque se ven a sus 19 años (¡¡) viviendo con sus padres, ansiosos por muchos o pocos likes en sus publicaciones, porque el reloj inteligente de Apple les dice que no han caminado lo suficiente, por comer mucho, por comer poco, porque la novia no quiso hacer una arriesgada pose sexual que vio en Pornhub. La lista de detonantes para un ataque de ansiedad o depresión le da la vuelta a la cuadra (igual que la fila para ver Intensamente)
Y claro, al terminar una sesión de 7 horas de scroll infinito quedan con el mismo nivel de atención o concentración de un pollo o una gallina (solo les falta mover la cabeza como si tuvieran tics).
Es así como nace un nuevo problema por pasar tanto tiempo online: el trastorno de deficiencia de atención: No pueden leer un párrafo de un texto ya sea escolar o de literatura y comprenderlo porque están pensando en mil cosas diferentes, no resisten nada que dure más de 30 segundos, la paciencia les dura lo que dura un video de Tik-tok, por eso no se aguantan una película clásica, por ejemplo, que va a otro ritmo se desesperan que no estén pasando cosas todo el tiempo.
Entonces llega el momento de ir a ver a un centro comercial la película de moda en familia (familia que sufre por igual todo lo anterior, porque Internet ofrece traumas para todas las edades), una recomendación antes, lleven cada uno(a) una bolsa de papel para respirar cuando se hiperventilen.
El primer obstáculo o posible detonante de un ataque de ansiedad es encontrar un sitio para parquear el carro: pisos enteros de parqueaderos y no hay un lugar disponible, después la fila kilométrica para entrar a la sala, niños llorando, ese calor producido por las multitudes en un espacio con techo, vapores, olores mixtos. Luego la pálida en el presupuesto por el valor de la boleta, los combos de perro caliente, crispetas y gaseosa sin gas y además aguada.
Se sientan por fin en la sala a devorarse la comida con una mezcla de ansiedad y mal genio y durante la proyección aguantarse la gente que no apaga el celular, y más niños llorando. ¿Si vieron el caso en Pasto de dos señoras agarrándose a puños por una silla? En fin. Ya en estos momentos alguien de la familia tuvo que haber usado la bolsa de papel y también mirar el reloj para saber si es hora de tomarse el ansiolítico.
Hay películas donde es casi obligatorio verlas en pantalla gigante (Furiosa, Oppenheimer, por ejemplo) pero Intensamente 2 perfectamente se puede ver en la comodidad del hogar. En una nota publicada en este mismo portal nos informa que Disney + tendrá en su catálogo esta película a mediados de septiembre-octubre, si saben por todo lo que iban a pasar por verla en una sala ¿no se podían aguantar un poco? Ah no, verdad, la puta ansiedad.
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