En un puerto turco, cercano a Estambul, se encuentran tres barcos, integrando lo que se ha denominado Flotilla de la Libertad. Las embarcaciones están cargadas con 5.500 toneladas de alimentos, agua y ayudas médica, aparte de 500 voluntarios de diferentes países, todos los cuales tienen un propósito en sus mentes: llevar la solidaridad a Palestina, a Gaza, bloqueada cruelmente por el gobierno israelí.
La fundación humanitaria turca, de carácter religioso, IHH, asumió la responsabilidad de reunir la ayuda humanitaria y financiar el viaje. Hasta ahora, han sido cuatro los intentos frustrados de zarpar, debido a las más diversas presiones. Empezando por la de los Estados Unidos, en donde 20 congresistas enviaron una carta a Joe Biden, solicitándole que pida al presidente turco Recep Tayyip Erdogan que frene la salida de la flota.
Así lo denunció la excoronel del Ejército de los Estados Unidos Ann Whriter, portavoz de la flotilla, quien acusó a su gobierno de ser cómplice del genocidio israelí en Gaza. Desde luego que detrás de tales presiones se encuentra el lobby israelí. De hecho, medios de prensa de ese país dieron cuenta de la decisión del primer ministro Netanyahu de preparar una unidad de élite, Shayetet 13, para asaltar la expedición una vez se encuentre en alta mar.
Es por esa razón que los voluntarios internacionales de la empresa humanitaria se preparan para reaccionar sin violencia. Qué movimientos hacer con sus cuerpos para indicar que no intentan agredir a nadie. Y no es para menos, el 31 de mayo de 2010 otra Flotilla de la Libertad, conformada por 6 embarcaciones con idéntico propósito, terminó asaltada en aguas internacionales del Mediterráneo por la marina de Israel. Seis muertos y 10 heridos.
Los palestinos están condenados a morir de hambre, al menos los que sobrevivan a los brutales bombardeos y a los francotiradores asesinos. Tal como lo cuenta el portal Publico.es, el informe anual de la Red Global contra las Crisis Alimentarias (GNAFC) ha estimado que Gaza se encuentra en el nivel de "catástrofe de hambruna", el más alto de los cinco niveles definidos por la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC).
La Flotilla contaba con autorización del gobierno de Guinea Bissau para llevar banderas de ese país, pero fue notificada de que tal autorización había sido revocada. No puede navegar sin bandera de algún estado. Igual, la orden de una serie de inspecciones mecánicas y burocráticas ha impedido el zarpe de las naves. Si bien el gobierno de Erdogan ha manifestado su repudio por el genocidio de Israel en Gaza, parece impotente ante las presiones de Estados Unidos.
Este país, que posa de guardián de los derechos humanos y la democracia en el mundo, acaba de aprobar una ayuda de 26.000 millones de dólares en armamento y municiones al estado de Israel, casi concomitante con su veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al reconocimiento pleno de Palestina como estado soberano. No puede haber un ciudadano en el mundo, con un sentido elemental de la decencia, que no lo repudie por eso.
Jamás en la historia de la humanidad toda esta había sido testigo, en directo por la televisión y las redes sociales, de la consumación de un crimen de lesa humanidad como el que comete Israel en Gaza
Jamás en la historia de la humanidad toda esta había sido testigo, en directo por la televisión y las redes sociales, de la consumación de un crimen de lesa humanidad como el que comete Israel en Gaza. Ni había sido tan ostensible el apoyo a este por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea. Amnistía Internacional acaba de condenar en su informe anual a los países europeos, por lo que llamó grotesco doble rasero de su preocupación por los derechos humanos.
La semana pasada el mundo fue testigo de la explosión social de los jóvenes norteamericanos, que comenzaron a instalar campamentos de apoyo a Palestina en sus universidades. Empezando por la emblemática Universidad de Columbia, en Nueva York. Respetables profesores se sumaron a ellos. La reacción de Netanyahu fue inmediata, calificando de horrendas esas protestas y de antisemitas a quienes las promovían, conminando a Biden a disolverlas.
De modo casi inmediato, policías de diversos estados ingresaron a esas sedes, moliendo a garrote a estudiantes, catedráticos y periodistas, llevándose a centenares detenidos. Netanyahu sabe que hablar de antisemitismo es una falsedad. El 75 por ciento de judíos en el mundo son originarios de Asia Central y Europa oriental, descendientes del pueblo jázaro, convertido al judaísmo en el siglo VIII. No nacieron ni vivieron en Palestina, no descienden de Abraham.
Netanyahu es polaco, como su padre. Si el holocausto nazi fue un horror, el cometido contra Palestina es peor, pues lo apoya el llamado mundo libre. Además, como para no dejar dudas, las protestas juveniles en USA son apoyadas por miles de judíos ortodoxos, que condenan al sionismo como la forma política del fascismo de hoy. Y a estos judíos, cuando denuncian eso en Israel, los machacan de la forma más infame.
Del mismo autor: Hay que hacer algo para detener el genocidio