El sistema de préstamos express, ligero extrabancario, aparentemente sin muchos requisitos, cuyo pago es diario y que por eso mismo el cobro lo realizan día a día en forma de gota a gota, está hundiendo al pueblo trabajador informal colombiano en un círculo vicioso de violencia del que muy difícilmente logra salir ileso.
Al pequeño o mediano comerciante, si no le dañan sus bienes, lo agreden física y moralmente. Lo arruinan.
Los cobradiarios están presentes en casi toda Colombia. Incluso se han propagado a países de Centroamérica, a México, Suramérica y hasta en España se han registrado brotes de esta gente.
Los cobradores se caracterizan por ser exageradamente agresivos, violentos sin misericordia, petulantes hasta más no poder. Su principal método de sometimiento es la intimidación. El hostigamiento como método de cobro y presión. Su agobia es generalizado; es como si compraran la vida de las personas por medio del préstamo.
Por ejemplo, en el Caribe colombiano han perpetrado todo tipo de atropellos contra sus clientes sin importarles la edad, la situación económica o social. En los barrios Mequejo y Boston de Barranquilla, sus habitantes los están padeciendo. Mejor dicho, están atrapados por la hostilidad de los cobradiarios.
Recientemente, se volvió viral un video en el aparece una adulta mayor tomada por los cabellos por un cobrador por una cuota, mientras el compañero del gota a gota grababa a la anciana con su celular. El hecho ocurrió en Barranquilla.
En esa misma ciudad, otro gota a gota le propinó un disparo en la cabeza a una mujer al no encontrar al titular de la deuda, que es un sobrino de la persona baleada.
En Sabanagrande, Atlántico, un cobradiario le apuntó con una arma de fuego a un cliente que en medio de la discusión exhibía un arma blanca.
En Valledupar, un pelotón de gota a gota intentaron despojar de su moto a un hombre, presumiblemente por no tener para pagar la cuota del día. Y, así sucesivamente, es el accionar de estos grupos de cobradiarios.
Los altos intereses del préstamo, que pueden ser del 20 por ciento diarios en adelante, hacen que los clientes incumplan el pago impuesto. De esta manera, cuando el deudor falla más de una cuota diaria, lo obligan a refinanciar o renovar de manera automática la deuda. Los altos intereses se capitalizan hacen el que la deuda se convierta en un crédito rotativo que se vuelve impagable.
El Gobierno nacional y las autoridades locales deben tomar cartas en el asunto. Atacar este flagelo del préstamo gota a gota hasta acabarlo. Es un asunto de seguridad, pues incrementa la violencia en todo el país.
Tanto la Policía como la Fiscalía y demás entes garantes del cumplimiento de la ley y normas de convivencia tienen que perseguir a los gota a gota y actuar con contundencia.
Desde la Presidencia de la República se debe gestionar con los bancos créditos de cero interés y hasta servir de fiador de las personas, así como anunció que hará la Alcaldía de Fusagasugá, en Cundinamarca.