El Plan San Andrés, programa de más de 70 millones de dólares otorgado por el gobierno nacional como paliativo a los raizales y residentes en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina por haber perdido frente a Nicaragua 66 mil kilómetros de mar territorial, resultó ser la manzana envenenada que tiene hoy ad portas de la cárcel a nuestros dirigentes. Una tragedia que dio paso a otra tragedia. Una pérdida que dio paso a otra pérdida.
Sin embargo, en medio de todo este berenjenal hay alguien que piensa que con el fallo del 19 de noviembre de 2012 el archipiélago salió ganando. Ese es el capitán Julio Londoño Paredes, designado durante 11 años (todos los que duró el litigio) como coagente de defensa de Colombia ante La Haya, quien el 4 de octubre en la revista Semana en un artículo de opinión titulado Dos decisiones de la Corte Internacional de Justicia aprovechó la sentencia del proceso de Bolivia contra Chile para hacer sus pronunciamientos sobre nuestra desdicha.
Bolivia en su búsqueda de un pedazo de mar acudió ante el mismo tribunal que nos falló en contra y le dio la posibilidad a Londoño Paredes de lucirse con la siguiente perla: “…El mandatario boliviano se comprometió a fondo con el caso e incluso se colocó como coagente, marcando un severo contraste con la actitud del presidente Juan Manuel Santos y de su canciller en el caso contra Nicaragua, no obstante que llevaban dos años en el poder y que el fallo fue en gran parte favorable a Colombia”.
Señor Londoño: ¿en qué parte el fallo fue favorable a Colombia?, ¿su trabajo consistió en buscar este resultado? ¿De verdad cree que al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina le fue bien? Explíquenos cómo por favor. Usted debe ampliar esta afirmación, especialmente cuando desde la presidencia de Andrés Pastrana y las dos de Álvaro Uribe, usted (coagente) y Guillermo Fernández de Soto (embajador de Colombia en los Países Bajos) se mantuvieron atornillados al litigio.
Díganos de una vez si su estrategia buscaba este resultado. De ser así el archipiélago tendría más claro su panorama frente a un país que mutiló un mar ancestral y aun así considera que ganó.
No pretenda torcerle el sentido real a la decisión de la Corte Internacional de Justicia para hacernos creer que usted nos salvó de que Nicaragua se quedara con la mitad del barrio de Manga en Cartagena. Señor Londoño, aquí perdimos, oiga bien perdimos, perdimos un territorio marítimo tan grande como los departamentos del Atlántico o Boyacá. Perdimos el mayor potencial y riqueza ictiológica, perdimos los bancos de pesca, perdimos la entrada a nuestras casas ancladas en el mar, los yacimientos de petróleo y nuestra única posibilidad de sostenibilidad. ¿Dónde está lo favorable?
No pretendo restarle responsabilidad al gobierno de Juan Manuel Santos. Faltaba más… defender a quien además de darle continuidad a la tenebrosa estrategia de mantener la comunidad raizal alejada, oculta e invisible durante el trámite de la primera demanda decidió enmermelarnos con el obeso Plan Archipiélago cuando se hizo público que perdimos la contienda. Aún queda su famoso megaplan y su danza de megamillones, megacontratitis, megacolegios, megaparques, sin siquiera preguntar para dónde se va la plata.
Señor Londoño, seguramente esta nota resbalará en su teflón balístico. Otras veces pienso que tal vez uno de sus alumnos podría leerla y evitaría que continúe distorsionándole la realidad histórica de este vergonzoso capítulo que usted ayudó a escribir y que a los isleños aún nos duele.