De los diálogos a la acción
Las Farc fueron tan solo una porción grande de los tantos grupos al margen de la ley, entre otros tenemos aún vigente el ELN, disidencias de las Farc-Ep, el Clan del Golfo, entre otros. Es por ello que desde la misma denominación “posconflicto” se hacen señalamientos de una era después del conflicto, el cual debe de tomarse más desde una corriente figurativa, como se mencionó anteriormente están vigentes grupos que vulneran los derechos humanos desde sitios como el campo, o la ciudad. Es un momento donde muchos de los actores victimarios que se habían considerado como desarmados e incluso extintos, están volviendo a retomar fuerza, es el claro ejemplo del EPL o grupos paramilitares en las regiones laterales del país, aquellos que conforman vías o accesibilidad hacia otros países cercanos a Colombia para ejercer control sobre rutas que facilitan temas como el narcotráfico o el tráfico de armas ilegales.
¿Cómo educar en un contexto denominado posconflicto, el cual no se configura en su totalidad? Esta suele ser una pregunta que ha empezado a establecerse como uno de los más importantes ítems para la academia después de la firma de los acuerdos de paz con el grupo guerrillero de las Farc-EP el día 24 de noviembre del 2016 (Colprensa, 2018, párr. 1). Uno de los pilares en los que se deben fundamentar las escuelas ha de ser en el trato de información en relación con la memoria, donde se geste “el espíritu reparador” que se enfoca en “atender a una deuda histórica por la exclusión, invisibilización, negación y estigmatización que millones de ellas [víctimas] han padecido, y que las han situado en un lugar de vulnerabilidad” (Bello, s. f., p. 32).
Los centros educativos deben brindar escenarios de diálogo y rememoración de lo que ha sido el conflicto colombiano a través de los años, el tema no es olvidar sino construir memoria y entender el conflicto. Este no solo debe ser un tema meramente localizado, sino también abrir el conocimiento a aquellos procesos de paz que han sido a la vez exitosos en otros países, pero entender también nuestro contexto social y sus diferencias; esto lo que configura es cómo educar en un contexto de conflicto. La firma de paz ha traído balances preocupantes, como lo es “el asesinato sistemático” de mucho más de “170 líderes sociales a lo largo del territorio nacional” (Amador, pp. 17-18) para el año 2018 “cerca del 55% de los excombatientes de las Farc-Ep, quienes se encontraban en los llamados Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), ya no están” (p. 18).
Joan-Carles Mèlich (2000) propone una integración desde la ética, la cual a su vez es subjetiva, donde la relación en cuanto a la educación se da por medio desde esta primera instancia, así: "La ética no es ni una opción de la subjetividad ni una opción de la educación. La ética es el principio constitutivo de la educación y de la subjetividad [sic.] humana. La subjetividad humana no es cuidado de sí, sino cuidado del otro: su muerte es mi muerte, su sufrimiento es mi sufrimiento. El Otro es mi problema". (p. 89)
Con esta se deben contemplar instancias o momentos entre los cuales se parta de la existencia de la heteronomía (p. 89), entendida como la “Condición de la voluntad que se rige por imperativos que están fuera de ella misma” (Real Academia Española, s.f., párr. 1), entendida desde la construcción de una nueva subjetividad, aquella que se expuso anteriormente, así pasará a fundamentar la “autonomía” desde la “heteronomía y solo a través de la heteronomía puede el sujeto convertirse en autónomo. La presencia del otro, como heteronomía privilegiada, no niega mi libertad, ni la dificulta. Todo lo contrario, la inviste” (Mèlich, 2000, p. 88).
Tomando de precedente esto, se plantea un momento importante en el proceso de educación “Es el momento de escucha de una voz que viene de lejos, de una apelación del otro: el rostro” (p. 89), y así dar paso al:
"Exponerme yo, dice Levinas, a la vulnerabilidad del rostro equivale a poner en cuestión mi derecho ontológico a la existencia. Éticamente, el derecho del prójimo a existir tiene primacía sobre mi derecho, una primacía que se resume en el mandamiento ético: no matarás, no atentarás contra la vida del prójimo. La relación ética con el rostro es asimétrica, ya que subordina mi existencia a la del prójimo". (citado en Mèlich, 2000, p. 89)
La sociedad está cambiando a paso rápido, los modos de ver el mundo también lo están haciendo, la diversidad antropológica predomina en Colombia; la cual ha sido en parte porción para generar conflictos por la diferencia en la que se encuentra en el otro, y así, mi responsabilidad con el otro; las cuales han sido vulneradas desde las posturas centralistas o federalistas, bipartidistas, comunista o capitalista; entre otros, en fin corrientes ideológicas en las cuales nos ha costado respetar e incluir socialmente a aquellos que pasan a ser encasillados en la denominada diferencia.
La memoria del pasado es pieza sustancial en tiempos contemporáneos, pues esta evita “ontologizar el presente” (Mèlich, 2000), “no es suficiente con el futuro para deshacer 'la prepotencia del presente', porque el futuro solo es tal” (Mate, 1991, citado en Mèlich, 2000, p. 93).
En el año 2013, el Grupo de Memoria Histórica presentó un informe general donde exponían recomendaciones al gobierno nacional y a las secretarías de educación, implementar y promover campañas y programas comunicativos y pedagógicos que se dispongan a “superar la estigmatización de grupos y comunidades étnicas, reconociendo su historia, su identidad y sus aportes a la identidad de Colombia como una nación pluriétnica y pluricultural”; a “reconocer los impactos diferenciales del conflicto armado contra mujeres y hombres, superar la discriminación por razones de género, promover nuevas modalidades de equidad en términos de género y difundir mensajes que fomenten la igualdad de género, […]”; e incluso en el “ integrar en sus programas y acciones capacitación en resolución no violenta de conflictos y competencias de mediación” (p. 402).
La problemática traída al aula de clase
Uno de los problemas que dentro de los cursos de comunicación se pudo evidenciar fue cómo algunas personas por inconformidades ajenas y propias al curso manifestaban por medio de comportamientos y comentarios, una conexión lejana e incluso irrespetuosa con la manera de dictarse la materia.
Una de las razones que más desataba la inconformidad era el trato por parte del docente hacia sus estudiantes, quien, por medio de sus palabras y de una forma u otra, hacía sentir violentados a los alumnos. Y ni hablar del horario en el que era dictada la clase. A pesar de ser a medio día y tener presente que el curso por el horario iba a ser de una forma u otra un poco pesado, el docente optaba por hablar aproximadamente hora y media con diapositivas y luces apagadas.
Dentro de los comportamientos que se podían evidenciar por parte de los estudiantes, estaban que mientras algunos simplemente optaban por dormirse, otros se salían para comer. Otros, no prestaban atención conversando en la parte de atrás e incluso algunos le faltaban el respeto al docente y el docente a ellos, haciendo comentarios conflictivos y no constructivos, específicamente respecto a su comportamiento con ellos y metodología.
Dentro de las cosas que más se cuestionaban los estudiantes, era que a pesar de que el docente fuese relativamente joven, no recibía retroalimentaciones ni consideraciones, respecto a la forma de tratarlos y la manera de dar su clase, era como si a pesar de estar en este siglo, considerase que un trato irrespetuoso y el modelo tradicional de educación fuese la opción adecuada para impartir sus conocimientos.
A medida que avanzaba el curso, igualmente la problemática. En un punto, incluso algunos de los alumnos más aplicados comenzaron a faltar. La ausencia de los estudiantes dentro del aula era notoria, y conforme transcurría el tiempo, de igual forma aumentaban los asientos vacíos.
Para cuando la asignatura iba aproximadamente en la mitad de las semanas de clase, pudo verse cómo la mitad del curso optó por cancelar la materia. De aquellos que se aventuraron y no cancelaron o simplemente por tiempos olvidaron hacerlo y habían tenido choques con el docente perdieron, y no había siquiera forma de pensar en un evento de recuperación.
Otros simplemente terminaron el curso pensando que tal cual como decía el docente, en realidad no sabían hacer nada o que no eran lo suficientemente buenos. El curso era dictado en los primeros semestres, por eso algunos de esos estudiantes tampoco continuaron con la carrera, creyendo que en realidad la Comunicación no era para ellos.
Los conflictos hacen parte de la evolución humana, y muchas veces son estos los que propician una razón para hacerlo. Es común que cuando son muchas las personas que se encuentran reunidas, la cantidad de diferencias en cada una de ellas, desate ciertos desacuerdos. Pero en ocasiones se les olvida a las personas tener un poco de humanidad, y es más peligroso aún, cuando quien la olvida es un docente. Sin saberlo tiene en sus manos la capacidad de forjar o destruir y no precisamente solo algo material, sino en muchas veces la vida de otro ser.
Referencias
Amador, J. (2018). Víctimas del conflicto armado en Colombia: de la prolongación del agravio a la alteridad radical. En O. Behar, La paz no se rinde. Crónicas y memorias de los acuerdos de La Habana.
Bello, M. (s.f.). Construcción social del MNM. La memoria una aliada para la paz.
Colprensa. (2018). Se cumplen dos años de la firma del acuerdo de paz con las Farc.
Grupo de Memoria Histórica. (2013). ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad.
Mèlich, J.-C. (2000). El fin de lo humano. Enrahonar, 81-94.
Observatorio de Memoria y Conflicto. (s.f.). Observatorio de Memoria y Conflicto.
Real Academia Española. (s.f.). heteronomía. Obtenido de Diccionario de la Lengua Española.