¿Cómo describió Gabriel García Márquez el mundo socialista durante sus viajes?

¿Cómo describió Gabriel García Márquez el mundo socialista durante sus viajes?

García Márquez escribió un relato de viajes donde las aventuras son desplazadas por descripciones. ¿Qué deduce a partir de su viaje a Europa del Este en 1957?

Por: Cristian Camilo Sánchez Rodríguez
marzo 30, 2022
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¿Cómo describió Gabriel García Márquez el mundo socialista durante sus viajes?
Foto: Wikimedia

Dentro del universo literario creado por el escritor Gabriel García Márquez se encuentra el relato 'De viaje por Europa del este', que se define desde el género relato de viajes porque prima la descripción de los parajes y diversos aspectos de interés para el escritor viajero. Como veremos, este relato está tejido de manera analógica con el propósito de informar a los lectores de Colombia y Latinoamérica sobre las aristas del mundo que el escritor pudo observar más allá de la Cortina de Hierro.

Para empezar, veamos que el escritor colombiano, en una entrevista con Plinio Apuleyo Mendoza titulada 'El olor de la guayaba' enuncia sus impresiones sobre el viaje: “Las dejé establecidas para siempre en una serie de artículos publicados entonces en una revista de Bogotá, y recogidos más de veinte años después en un libro pirata” (Apuleyo, 1982, p. 120).

Se tiene así como caso ejemplar un relato de viajes que se unificó más allá de las intenciones originales del escritor por informarles a los lectores colombianos a través de entregas sobre ese mundo que se le iba apareciendo en un viaje que inició en Alemania Oriental y finalizó en Moscú.

Vale mencionar que Gabriel García Márquez narra que atravesó la Cortina de Hierro junto a su amigo Plinio Apuleyo (llamado Franco en el relato) en un Renault 4, dando inicio a un peregrinaje por los países socialistas hasta llegar a Moscú con el propósito de ver y comprender el socialismo real.

El tema del relato de viaje por Europa del Este aparece en la biografía elaborada por Dasso Saldívar: García Marqúez. El viaje a la semilla, donde se menciona que para García Márquez el deseo de viajar estaba latente desde su juventud: “Su insistencia durante años en viajar al centro del poder soviético y a sus países satélites era la manera expedita que tenía de acabar con la eterna discusión generacional sobre los fracasos y milagros del 'socialismo real' y su conveniencia o no de exportarlo a otros países” (p. 374).

Dicho deseo de comprender por sí mismo el universo socialista de Europa del Este pudo originarse durante los años que el joven cataquero cursó su bachillerato en Zipaquirá, donde estudió como interno entre los años de 1943 y 1946; allí se aproximó por primera vez en la vida a la teoría marxista gracias a los libros que le facilitaban sus profesores del Liceo Nacional de Varones.

Algunos años después, Gabriel García Márquez se convertiría en reportero del diario El Espectador y terminaría siendo corresponsal en Europa en julio de 1955. Saldívar (2014) menciona que según García Márquez: “El viaje fue una especie de exilio forzado por la animadversión política que la publicación del relato del náufrago le acarreó entre el régimen dictatorial de Rojas Pinilla” (p. 339).

Por cuestiones políticas el escritor estuvo obligado a abandonar el país, pero se ha dicho también que los dueños del diario El Espectador estuvieron detrás del periplo, porque al ser el reportero estrella: “El viaje fue, en realidad, un premio a su exitosa labor de redactor y reportero durante año y medio” (p. 339). Lo que expone otra visión donde el origen del viaje tiene como propósito reconocer y estimular a García Márquez.

Al final, Gabriel García Márquez aprovechó la oportunidad de viajar a Europa para trabajar como corresponsal teniendo como divisa la posibilidad de ampliar su horizonte sobre el mundo, su país y América Latina.

De esa estadía en Europa vale mencionar que el paso por París fue de los más importantes porque allí, a pesar de contar con escasos ingresos económicos, pudo escribir El coronel no tiene quien le escriba: “Sin embargo, no fue París, esa dama de alta alcurnia, la primera en recortarle las alas al escritor, sino la dictadura militar de su país”.

El Espectador, que, como el resto de la prensa democrática, arrastraba viejos pleitos con Rojas Pinilla, se vio obligado a cerrar sus puertas durante más de ocho años. La noticia de su cierre la habían leído los dos amigos en Le Monde en un café de la Rue des Écoles. García Márquez no se inquietó de momento, porque su objetivo era permanecer en Francia el mayor tiempo posible” (p. 358).

En este panorama, García Márquez estaba en París en el año de 1957 cuando se encontró a principios de mayo con Plinio Apuleyo, la persona que lo acompañaría en 'De viaje por Europa del Este', y que percibió al escritor transformado, a comparación del García Márquez, que había conocido en Colombia porque lo vio:

“Con unos 5 kilos menos, pero con una curtimbre a prueba de toda hambre; con las teclas de la máquina portátil desgastadas, pero con una pequeña obra maestra; más cosmopolita, pero más colombiano y latinoamericano que nunca; más sabio y más paciente que nunca, pero con una curiosidad enorme que traspasaba las fronteras, y así habrían de viajar ambos durante el verano por las dos Alemanias, Rusia y Ucrania” (p. 370).

Al lado de Plinio daría inicio a un viaje que, según se cuenta en 'De viaje por Europa del Este', tenía por objeto ir a ver qué hay detrás de la Cortina de Hierro, pero con el agregado de que el escritor colombiano iba a describir por entregas lo que se le aparecía en el universo socialista.

Punto en el que nos conviene subrayar que García Márquez escribió un relato de viajes donde las aventuras y situaciones límite son desplazadas ante las descripciones; el factor riesgo es desplazado en el relato de viajes en razón de que no destacan los acontecimientos, lo más propio es la descripción de parajes y personas, por ello en el relato 'De viaje por Europa del Este' no se describen situaciones riesgo.

Bajo estos presupuestos se puede dar paso al tema de interés, que es el modo en que García Márquez describe el mundo socialista durante el viaje que realizó por Europa del Este en 1957.

Para dar respuesta conviene resaltar que la analogía entendida como semejanza va a ser determinante para comprender cómo describe el escritor colombiano los fenómenos que se le aparecen. Inclusive, se puede decir que García Márquez recurre a un pensamiento analógico para tejer las descripciones del relato. Basta con examinar los siguientes casos ejemplares donde recurre a formas de analogía en las descripciones:

En 'De viaje por Europa del Este' se identifican casos en los que al escritor no le resulta fácil comprender la diferencia entre los sistemas socialista y capitalista. En el relato número 4, titulado 'Para una checa las medias de nylon son una joya García Márquez (2015)' relata que a la media noche decide en compañía de otros visitantes y amigos como Franco recorrer el centro de la ciudad de Praga, y en la travesía eligen ingresar a un cabaret donde:

“Pedimos cerveza. Yo tomé la mía lentamente tratando de descubrir un detalle que me permitiera pensar que no estábamos en una ciudad capitalista. Franco sacó a bailar a una muchacha de la mesa vecina. Era martes.

La clientela no estaba tan bien vestida como lo habría estado en Italia en iguales circunstancias. Era más bien la clase media colombiana en un baile de sábado. Al finalizar la tanda, Franco vino a presentarme a su pareja. Hablaban en inglés. La invitamos a sentarse. Ella fue a la mesa vecina a ponerse de acuerdo con sus compañeros de fiesta y volvió a la nuestra con su vaso de cerveza.

Yo le dije a Franco: —No encuentro ningún indicio de la diferencia de sistema. Él me hizo caer en la cuenta: los precios. Cuando salí a bailar me advirtió: “Fíjate en la cantante”.

Yo lo hice mientras bailaba. Era una rubia platinada, muy baja a pesar de los tacones, vestida con un traje de noche azul marino. No descubrí nada especial. Franco insistió: —Mira la punta de los pies. Allí estaba lo que debía ver: las medias de Nylon raídas en los dedos. Yo protesté; no podía partirse un pelo en cuatro para descubrir las faltas de un sistema.

En París hay una multitud de hombres y mujeres que duermen en las aceras envueltos en periódicos, aún en invierno, y sin embargo no se ha hecho la revolución. Pero Franco insistió en que era una apreciación importante. “Hay que saber valorar los detalles, dijo. Para una mujer que se preocupa de su suerte, una media raída es una catástrofe nacional”.

Terminó su cerveza y volvió a la pista. Bailó dos tandas sin volver a la mesa. Por su manera de bailar pensé que se estaba entendiendo bien con su pareja, una muchacha muy delgada, muy fina, con un buen sentido del humor. Desaparecieron largo rato. Cuando volvieron a la mesa comprendí que habían estado bebiendo en el bar porque Franco estaba medio borracho.

Tomó una cerveza más. Luego, con la voz enternecida por la borrachera, le propuso a su pareja en el oído que lo acompañara al hotel. Ella se rio y, remendando la ternura de Franco, murmuró en su oreja: —Anda a la otra mesa y pídele permiso a mi marido (…). A Franco se le bajó la cerveza a los pies, pero el marido de la muchacha se encargó de sortear la situación.

Propuso que fuéramos a ver el amanecer desde el castillo de la vieja ciudad. Compró dos botellas de vodka polaco y a las tres de la madrugada empezamos a subir por callejuelas empedradas, cantando corridos mexicanos. De pronto la pareja de Franco se sentó en la acera, se quitó las medias y las guardó en la cartera. —Hay que cuidarlas, nos dijo. Las medias de nylon cuestan un dineral” (p. 50).

Esta descripción que ofrece García Márquez corresponde en su tejido analógico con la metonimia; una forma de analogía que permite comprender y describir a partir de un fragmento. En lo descrito por García Márquez se aprecia que no encuentra diferencia entre los sistemas socialista y capitalista; por ello le consulta a su amigo.

Franco le manifiesta que el asunto está en los detalles, en la sutileza, y lo invita a que se fije en los pies de la cantante. Para alcanzar la comprensión el amigo del escritor lo invita a que enfoque la mirada en aquello que a primera vista parece menos importante. Como lo indica la descripción allí estaba lo que debía ver: Las medias de nylon raídas en los dedos, sumado a que la cantante en el fragor de los tragos comentó mientras se las quitaba que había que cuidarlas porque costaban mucho.

La diferencia entre los sistemas se asomaba en lo más pequeño, que en clave analógica se entiende a través la metonimia ya que esta consiste en pasar de los efectos a las causas o de la parte al todo, esto es, de lo particular a lo universal. Las medias de nylon permitieron que el escritor empezara a comprender desde una pequeña parte la diferencia entre los sistemas, y por qué debían cuidar tanto un par de medias raídas en razón del costo elevado para comprar unas nuevas.

Otro caso de descripción en clave analógica la ofrece un fragmento del relato que se puede interpretarse como el foco del tejido analógico del relato De viaje por Europa del Este, como veremos en el relato número 4 titulado Para una checa las medias de nylon son una joya, García Márquez (2015) se encontraba junto a una estación de tren checa y describe lo siguiente:

“Hacía calor. Mi deformación de encontrar parecidos entre las cosas europeas y mis pueblos de Colombia, me hizo pensar que aquella estación ardiente, desierta, con un hombre dormido frente a un carrito de refrescos con frascos de colores, era igual a las polvorientas estaciones de La Zona Bananera de Santa Marta.” (p. 45).

En esta descripción García Márquez recurre a una forma de analogía donde a pesar de las diferencias entre los sistemas se precisan elementos comunes, así entre las cosas europeas y los pueblos de Colombia se teje un vínculo analógico a través de lo común.

Desde la percepción que tiene el escritor de sí mismo se generan deformaciones en el relato, sin embargo, en la descripción se identifican elementos comunes como la estación polvorienta y la temperatura que siguiendo lo descrito hacen pensar que el escritor se encuentra en una estación del tren de la zona bananera y quizás en Aracataca.

El modo en que Gabriel García Márquez describe la estación del tren es analógico porque coloca en proporción la realidad ajena con su primigenia realidad. Se confronta la realidad ajena con la propia desde lo común, y por ello en las descripciones se pudo informar sobre la semejanza entre los sistemas económicos y los parajes visitados.

Gracias a la analogía y si se quiere al pensamiento analógico, García Márquez tejió las descripciones que constituyen el relato 'De viaje por Europa del Este'. Los fragmentos de mundo que se le aparecían fueron descritos con la ayuda de analogías con el propósito de contarles a los lectores en Colombia y Latinoamérica sobre los fenómenos que se le aparecían de camino al centro del poder soviético.

Por último, dicha forma de describir y tejer el relato 'De viaje por Europa del Este' utilizada por García Márquez hace pensar de manera analógica en la manera en que los Cronistas de Indias describieron el mundo que se les aparecía en su momento. En este caso, García Márquez fue uno de los cronistas latinoamericanos que peregrinó hasta Moscú y describió de manera analógica varios aspectos del socialismo real.

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