En las consultorías que doy a mis clientes, casi siempre noto una situación muy similar en muchos de ellos. Encuentro que tienen ideas fabulosas; realmente fantásticas que, si tuvieran la posibilidad de ejecutarlas, se convertirían fácilmente en personas muy ricas o muy famosas. Algunas tienen las ganas y el deseo, pero no tienen la capacidad de llevarlas a la acción. Si este es tu caso, para ayudarte a superar esa situación —que termina afectando tu productividad y la consecución de tus sueños— te voy a dar estos tips que, bien implementados, funcionan de forma fantástica.
No programes muchas cosas:
Un viejo y conocido refrán popular dice: “Quien mucho abarca; poco aprieta” y es muy cierto. Este es un error muy común en la mayoría de las personas, programar demasiadas cosas; y lo peor de todo, pretender hacerlas todas al tiempo. Como resultado, se inician muchas, pero se culminan muy pocas o en el peor de los casos ninguna. Para evitar eso, de ese número de cosas que quieres hacer elige una, máximo dos y estas son las que vas a llevar a cabo.
Prioriza:
De las actividades seleccionadas, establece cuáles son “urgentes” o sea que no dan espera, y cuáles son “importantes”, que quiere decir que no se pueden dejar de hacer por lo que representan. Realiza primero lo urgente y luego pasas a lo importante.
Traza un plan:
Acto seguido, vas a hacer un plan sencillo, nada complejo, y que básicamente responda a las preguntas ¿Qué quiero hacer? ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Cuándo lo voy a hacer? ¿Con qué elementos o recursos lo voy a hacer? Evita caer en el mucho análisis y en la mucha palabrería a la hora de hacer tu plan, porque como decía un antiguo jefe “el mucho análisis, produce parálisis” Recuerda, no tiene que ser perfecto, tiene que ser viable.
Elimina los distractores:
A menos que tu actividad sea 100% digital procura eliminar los distractores y si lo es, con mucha más razón. Concéntrate en las actividades que seleccionaste, es muy fácil dejarse “atrapar” por las redes sociales y sus infinitos contenidos, las series de televisión, el día a día y todo esto se convierte en distractores, en “ladrones” que te roban tu tiempo y tu energía; y cuando vienes a ver, llegó la noche y la actividad está a medio comenzar
Destina unas horas del día para hacer lo que tienes planeado:
Este tiempo debe ser literalmente “sagrado”, en ese tiempo no estás disponible para nadie, literalmente para nadie ni para nada que no esté relacionado con el tema, es un tiempo de calidad que vas a destinar para continuar con la actividad que seleccionaste previamente. La cantidad de tiempo la fijas tú y puede ser flexible, unos días le dedicas dos horas, otros tres, otro una y así sucesivamente, pero todos los días debes avanzar en tu actividad, que no pase un día sin que hayas hecho “algo” por lo que estás trabajando.
Date un premio:
Cada vez que sientas que avanzaste en la realización de eso que has planeado prémiate a ti mismo. Regálate una cena con tu pareja, una taza de café, algo que te guste y lo disfrutes. De esa manera, siempre tendrás una motivación para seguir adelante y culminar esa actividad que seleccionaste.
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