En marzo de este año, según el Dane, 1.583.000 colombianos quedaron desocupados y 287.000 más no consiguieron trabajo. Estas cifras todavía no revelan el problema en el mercado laboral causado por el confinamiento, por lo tanto, de no tomar acciones drásticas, en los meses siguientes la situación será peor.
Es importante insistir en que el éxito del confinamiento consiste en ganar tiempo para preparar al sistema de salud, pues -como lo ha dicho el médico y senador Juan Luis Castro- de no hacerse, cuando las personas salgan se van a encontrar con el virus, el cual todavía no tiene cura; y no la tendrá pronto. Lo complicado es que parece que no se está realizando adecuadamente y no será tarea fácil adecuar la economía a los protocolos sanitarios.
Entre más pasan los días, más se irá evidenciando la prioridad de atender con efectividad la problemática económica y sus consecuencias sociales. Si las cifras de desempleo no son más graves es porque una gran cantidad de personas no pudieron salir de sus casas a buscar trabajo, y el Dane las ubicó en la categoría de inactivas, no desempleadas. Aproximadamente 11 millones de trabajadores tienen ocupaciones altamente vulnerables en medio de la emergencia sanitaria, porque no tienen educación y sus ingresos están ligados a su actividad diaria o a pequeñas y medianas empresas en peligro de quiebra. Estos ingresos cuestan $ 9 millones de millones y -de acuerdo con Confecámaras- el 85 % de las empresas solo tienen ingresos para máximo dos meses de nóminas. Después vendrá la quiebra y más desempleo.
De este escenario surge la necesidad de buscar soluciones urgentes, atípicas y nunca concebidas. La que están aplicando los países gobernados por gente medianamente equilibrada psicológicamente y preocupados por el futuro de sus naciones, es disponer todos los recursos necesarios para, primero, dotar al sistema de salud con los elementos necesarios y, segundo, garantizar un ingreso básico a la población. ¿Cómo? Con recursos públicos obtenidos de: i) emisión monetaria (como lo hace Estados Unidos y Reino Unido, entre otros), ii) medidas para cobrar más impuestos al 1 % más rico de la población (como en Argentina), iii) perseguir la fuga de capitales en paraísos fiscales (Holanda, Francia, Canadá, entre otros) y iv) reconfiguración del gasto. Algunos acudirán a mayor endeudamiento, pero con un problema hacia futuro, que es hipotecar durante 20 o 30 años las expectativas de gasto social y en inversión, que se requieren para el desarrollo.
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Si no se disponen $ 50 a 70 billones, solo para este año, será muy difícil que las personas puedan volver a trabajar con cierta tranquilidad y evitar quiebras y despidos masivos
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Si no se disponen recursos del orden de entre $ 50 a 70 billones, solo para este año, será muy difícil hacer que las personas puedan volver a trabajar con cierta tranquilidad y evitar quiebras y despidos masivos. Todavía queda un factor determinante, que la clase política que dirige al país no se robe los recursos, tarea titánica y casi, casi imposible de lograr. Pero no hay otra forma: como el mercado está paralizado y no resolverá ninguno de los problemas económicos actuales, se requiere de más Estado y más coordinación con las regiones para ejecutar con contundencia y prontitud las medidas sanitarias y económicas. Paradójicamente, un fenómeno que podría alivianar la crisis es la alta informalidad, porque hay tanto de la economía que no depende de la ineficiencia gubernamental, que podría sobrevivir a pesar de este.
Estoy seguro que el país saldrá adelante de esta situación y que podría aprovechar la crisis para cambiar el modelo económico. Los monopolios y especuladores financieros en el poder buscarán frenar cualquier posibilidad de transformación productiva, pero deberá imponerse la fuerza de los hechos que obliguen a mayor producción y trabajo nacional.
Twitter: @mariovalencia01