Hablar de minería sostenible no sólo es una contradicción, sino que se trata de un caso de publicidad engañosa que debería ser penalizada. Si fuéramos un país serio, AngloGold Ashanti,multinacional sudafricana promotora del proyecto de minería Quebradona, ya habría recibido una sanción multimillonaria de oficio a cargo de la Superintendencia de Industria y Comercio. Como esta realidad es lejana, los campesinos jericoanos no se han cansado de reclamar justicia y denunciarlos hechos para que se haga cumplir la Ley. La estrategia de esta multinacional está basada en el engaño, dado que cada vez publican más imágenes mostrando las mismas quebradas que van a destruir a través de sus operaciones,mintiendo a las comunidades sobre sus intereses reales.
De hecho, son estas quebradas y cascadas que nacen y se surten en el área de subsidencia, las cuales son descritas por los voceros de la minera,falsa y descaradamente, como carentes de agua. Ninguna minería puede categorizarse como sostenible porque su naturaleza extractiva por definición es agotable. Quizás algunas formas de minería sean más responsables que otras, pero esto no está definido por cuántos títulos y la cantidad de dinero que poseen los dueños de los proyectos, sino que radica en que efectivamente practiquen lo que predican.
Jericó, y en general el Suroeste de Antioquia, producen actualmente el 90% de los cítricos y el 75% del café en el departamento. Esto convierte a esta subregión en un actor estratégico y determinante en estas industrias; pero deben conservar la riqueza de su suelo para ser sostenibles en el tiempo. Un proyecto como el de AngloGold Ashanti, que busca extraer oro, cobre, plata y molibdeno amenaza el potencial de desarrollo del territorio, basado en el crecimiento económico en conjunción con la preservación del medio ambiente.
La minería sostenible empieza por identificar dónde no sería responsable realizar extracciones, socializando sus proyectos con las comunidades y siendo fieles a los principios de la veracidad, transparencia y ciencia. En este contexto no sería necesario imponer esta práctica toda costa y disfrazar los intereses con una actitud mafiosa y corrupta entre billetes y amenazas, con afirmaciones como “el proyecto va porque va”. Sin embargo la realidad es otra, los proyectos van en contra de la abrumadora mayoría, destruyendo los ecosistemas estratégicos, las culturas y las formas de vida.
La responsabilidad no se puede medir por la publicidad o la capacidad adquisitiva para comprar medios de comunicación, sino por las evidencias reales que las empresas demuestran. Los hechos alrededor del proyecto de minería Quebradona demuestran a través de imágenes satelitales, sentencias millonarias, artículos académicos, videos, prensa en múltiples idiomas, cifras deplorables en términos de calidad de vida, salud y contaminación en los lugares donde ha operado la minera, e incluso los mismos reportes de la empresa en letra menuda admiten que tanto AngloGold Ashanti, como sus socios, han contribuido enormemente al desastre social y ambiental y a la inequidad que vivimos hoy en el mundo. No es coincidencia la afirmación que ha hecho Greenpeace sobre la minera, declarándola en su momento como la empresa más irresponsable del planeta.
Ya no vivimos en la era de piedra y la desinformación, y aun con toda su billetera, sus asesores y pagos a Google para que no muestre lo peor de la minera en las primeras búsquedas, como sí aparecía hasta hace algunos meses, es importante tener muy presente que el territorio lo ha dejado claro y lo ha ratificado una vez más ante la reciente visita de la ANLA, en Jericó no queremos minería de metales y AngloGold jamás será bienvenida en nuestro territorio.
Los lugares que le han dicho sí a la minería de metales en Antioquia son más pobres que aquellos en los que sus comunidades le han dicho no. Sólo basta comparar los índices de pobreza multidimensional de Jericó (25,8%) con los de El Bagre (53,7%); o el de Jardín (28,5%) con el de Zaragoza (58%).
Por estas razones, si a esta multinacional sudafricana se le otorga licencia ambiental, veremos al Suroeste Antioqueño tan comprometido con la minería como el Nordeste antioqueño, trayendo consigo todos los problemas sociales, económicos y ambientales que han padecido en estas zonas del departamento por décadas. Darle la entrada a una compañía minera extractiva de metales puede crear un efecto dominó sobre los otros municipios que se oponen a su llegada. Si AngloGold recibe la licencia social por parte de la ANLA, Jericó y el Suroeste de Antioquia jamás volverán a ser lo que han sido: un territorio de oportunidades, paz y progreso.
