La mayoría de los economistas definen la inflación como un aumento permanente y generalizado de los precios de los productos básicos que consumen los trabajadores asalariados, es decir, el aumento general de los bienes y servicios que se consumen masivamente, en un determinado segmento del tiempo.
Esta definición conceptual simplista esconde una contradicción entre el precio de los mínimos medios de vida de los asalariados y el precio de la fuerza de trabajo que los industriales, banqueros y comerciantes pagan.
Entiéndase por mínimos medios de vida a los bienes y servicios necesarios para cada trabajador, para que éste se mantenga en su actividad laboral y no perezca. Igualmente entiéndase por precio de la fuerza de trabajo a el salario. El salario integral es el precio de lo que cuesta una jornada mensual de cada trabajador.
Para entender la economía hay que hacer analogía de esta profesión: en criminalística, por ejemplo, cuando un policía obtiene indicios físicos de un crimen y éstos se someten a cadena de custodia, dichos indicios no tienen ningún valor judicial si el forense investigador no los somete a comparación con otros elementos que puedan demostrar que dichos indicios son evidencias concluyentes.
La palabra clave en la criminalística es la “comparación”, sin comparación no existe la criminalística. Lo mismo sucede con la economía, ninguna mercancía puede expresar el valor que contiene ella misma sino se compara con otra mercancía distinta, que, por lo general, ambas mercancías están mediadas por el dinero y este último representa algún tipo de riqueza de una nación o de un ente con capacidad de emitir dinero.
El comercio no es más que comparaciones de valor de mercancías distintas, sometidas, lógicamente, a los vaivenes de la oferta y la demanda. Cuando los economistas manifiestan que la inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios promedio de las mercancías necesarias para los trabajadores, no determinan con relación a qué se define ese aumento, sólo lo hacen de forman aritmética, es decir, el precio anterior con respecto al actual y no de forma social.
Resulta que el salario no es sólo el precio de la fuerza de trabajo, también es, a su vez, el equivalente a el precio de los medios de vida necesario para el trabajador asalariado. El salario mínimo de un trabajador es el mínimo, en dinero, que necesita para seguir trabajando, es decir, para que compre los bienes y servicio mínimo para su existencia.
El salario es LA COMPARACIÓN del costo de alimentación, salud, educación, servicios y recreación de cada trabajador y no hacer esta comparación es lo típico en lo economistas, donde se esconde la verdadera naturaleza de la inflación.
Cuando por algún motivo, los precios de los medios de vida del trabajador aumentan, al mismo tiempo y en la misma proporción, disminuye el salario. No se trata aquí de un análisis simplista y aritmético como suelen hacer los economistas, sino, de una realidad social. Fijar el salario anual es una trampa contra la clase trabajadora.
Si por algún motivo el dólar sube, que, en específico, lo correcto es decir que el peso se deprecia con respecto al dólar, entonces los precios de los medios de vida aumentan y el salario disminuye. Entre más se deprecia el peso con respecto a la divisa dólar, más se deprecia el salario y más deprimente son las condiciones de vida de los asalariados.
El precio de los medios de vida, por lo general, dependen del precio del dólar; si el precio internacional de la carne aumenta, por ejemplo, el precio de la carne en Colombia aumenta en la misma proporción. Igual sucede con los demás productos. De aquí se deduce que entre más se separen los precios de las monedas dólar y peso, más paupérrima es la calidad de vida de los trabajadores.
En Colombia ninguna mercancía es sometida a un control de precio anual, excepto una, la mercancía fuerza de trabajo, es decir, el salario. Cada vez que el ejecutivo nacional decreta un aumento salarial anual, lo que está haciendo es decretar un control de precio anual a la fuerza de trabajo. En ese sentido, el precio de la fuerza de trabajo queda congelado, por orden presidencial, por un año.
Una vez congelado el salario por un año y libre los precios de los medios de vida al ritmo de la oferta y la demanda y a la dinámica internacional, aparece la llamada inflación. La inflación es producto del sometimiento a control de precio de la fuerza de trabajo.
Pero no decretar un control de precio a la fuerza de trabajo conlleva a el riesgo que se deprecie el salario, puesto que Colombia es un país con exceso de fuerza de trabajo cesante, es decir, es un país con exceso de brazos desocupados y en ese sentido la oferta de fuerza de trabajo sobrepasa su demanda.
Una propuesta a esta disyuntiva es proteger el salario con una moneda mucho más estable que el peso colombiano. Esto no quiere decir que se fije el salario en una moneda extranjera, sino, que el precio de la fuerza de trabajo se valorice en igual proporción y en igual intensidad que lo hacen los medios de vida necesarios para la subsistencia de los trabajadores.
Frente a esto se propone que se decrete, vía ejecutiva, un salario, por ejemplo, de USD 260, pero pagados en pesos colombianos, es decir, que el salario mínimo sea EN PESOS COLOMBIANOS, EL EQUIVALENTE A 260 DÓLARES AMERICANOS. Con esto no se estaría dolarizando el salario, sino, referenciando con relación a una moneda más estable.
Con esto se garantiza un salario más estable en la medida que se ajusta a una realidad internacional igual que los precios de los medios de vida. Los precios de los medios de vida aumentan fundamentalmente porque la cadena de suministro está estrechamente vinculada a el comercio internacional.
En esta propuesta el gobierno nacional publica permanentemente el precio del dólar en Colombia y el comprador de la fuerza de trabajo calcula el salario a pagar cada mes con relación a esa publicación. Es así que el salario deja de ser fijo, se evita un control de precio sobre la fuerza de trabajo y sobre todo se controla la inflación que no es más que la diferencia entre el precio de los medios de vida y el precio de la fuerza de trabajo.