Luego de conocerse la disputa legal entre dos magistrados de la Corte Constitucional, los colombianos abrimos un debate sobre la conducta de la rama judicial en el manejo del poder.
El 27 de febrero el magistrado de la Corte Constitucional, Mauricio Gonzales, entabló una demanda ante la Comisión de Acusaciones contra el presidente de la misma Corte Jorge Pretelt sobre un posible soborno para el fallar a favor de una tutela, ¿casualidad? Pues como lo escribía Cecilia Orozco en su columna para el diario El Espectador, son coincidencias que se conocerían al fin y al cabo, pues el “honorable” magistrado se encontraba involucrado en varios casos de corrupción como los de Fidupetrol y varias transacciones bancarias que se realizaron en la Costa Atlántica. A mi modo de ver, en el peor de los casos, como ciudadanos, nos sentimos intimidados, por el mal manejo que tiene la rama judicial a la hora de otorgar tutelas como beneficio propio. Entro en razón con lo que exponía el doctor Francisco Barbosa donde analizaba que, “de hace un tiempo para acá los magistrados de la Corte no son los juristas formados, íntegros y verticales que deberían componer un tribunal de esta categoría”. En definitiva, todo concluye al uso de la esfera de poderes que se ejercen el política, deudas remuneradas con elecciones selectivas por parte del ejecutivo.
Como ciudadanos, nos sentimos intimidados por el desarrollo que dieron los medios de comunicación al problema, pues a la mayoría de colombianos –sobre todo, los que desconocen estos temas- no les interesa realizar una investigación profunda porque saben que esos asuntos suceden y no pasa nada, tal y como lo decía Max Weber: la sociedad vive en el eterno ayer, que es recordado por un pasado donde los más privilegiados son los que gozan. Los periódicos y la televisión cumplieron con el deber de informar, se tenía conocimiento acerca de la corrupción en la rama judicial, pero los magistrados se sentían en el cielo porque parecían intocables.
Sin embargo, cuando los comportamientos de los magistrados van en contra de sus principios y la sociedad los rechaza, no se puede hacer nada. Todo el peso de la ley – como ha sucedido con los directivos de Interbolsa y los Nule- caerá sobre el magistrado Pretelt quién deberá rendir indagatoria ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara.
Como ciudadanos nos sentimos intimidados… porque no existe un respaldo político, ni nadie representa a la voz del pueblo para que se esclarezca la realidad, el doctor Barbosa afirmaba, “el escándalo radique en el trámite o escogencia de las tutelas… se pueden comprar o vender al mejor postor.”, el transcurso de la corrupción en la política se maneja así: cuánto dinero me puedes dar a cambio de algo. La ética profesional por parte de los funcionarios se pierde a sabiendas que la justicia no los puede tocar porque ellos son la misma justicia.
¿Qué hubiera pasado si el caso no hubiera convertido en un asunto mediático? En primer lugar, solamente el magistrado Pretelt hubiese ido a rendir indagatoria o hubiera instaurado una contrademanda a Mauricio Gonzales por injuria o por calumnia; segundo, el caso se hubiera cerrado sin afectar a ambas de las partes; tercero, no se hubiera conocido los demás nexos que tenía el Presidente de la Corte con los otros escándalos de corrupción, realmente como ciudadano, me siento intimidado; y por último, la reacción que tiene el pueblo ante un problema que generó muchas opiniones, no se trata de un simple funcionario, se debe a que envuelve al Presidente de la Corte, aquel que toma la última decisión en los asuntos judiciales. ¿Cuántos casos más favorecieron a este señor?
Como ciudadanos nos sentimos intimidados… gracias a que no se tiene en cuenta una reforma a la justicia por parte del Estado, está claro que esta situación – como lo afirmaba el doctor Barbosa- tiende a que los colombianos creamos que la mayoría de catástrofes y problemas de carácter nacional tengan que ver con la sistema judicial. Es claro, que la rama judicial necesita un cambio para que se controle los escándalos de corrupción que asechan a representantes del poder. Parece que los 26 millones – sin primas ni bonificaciones – que reciben los altos funcionarios de la corte no les alcanzaran para comer. Por algo son elegidos sin un estudio previo porque deben cumplir con unos favores que pagarán su elección como magistrados.
Yo, Edwar Sierra, como ciudadano, me siento intimidado y por lo tanto abro un debate: creo que gracias a los medios de comunicación dicho problema ocupó gran parte de las noticias desde hace un mes, debido a esto se realizó un seguimiento al escándalo de corrupción. Punto para los medios. También que el sistema judicial necesita un cambio urgente, hoy en día en el poder hay muchos herederos políticos, recordemos que el segundo apellido de Jorge Pretelt es Chaljud, apellido distinguido y conocido en Barranquilla porque tiene relación con los Char, prácticamente los dueños de la Costa Atlántica. Para concluir, en una escala de 1 a 10 creo que – a mi modo de ver- la ética y la forma en como toman de decisiones muchos funcionarios está en 3, simplemente favorecen a los que tienen con qué, es hora de que la misma justicia tome justicia sobre ellos, así ellos sean la misma justicia.
¡Hay que hacer algo!
