La fuerza y la experticia que logró Carlos Ardila Lülle (qepd) en la producción de azúcar, a la que entró para producir la materia prima de sus gaseosas, le dio para incursionar internacionalmente ya no como exportador sino como productor en México. En diciembre del 2008 adquirió el 51% de las acciones del ingenio Presidente Benito Juárez localizado en Tabasco, por las que pagó USD 34 millones. El contrato de coinversión dejó 49 % en poder del Grupo Azucarero de México (GAM), el tercer productor privado de azúcar del país con tres ingenios estratégicamente ubicados en Sinaloa, Jalisco y Michoacán. Su director general, Juan Cortina Gallardo es sobrino del magnate del azúcar y refrescos Juan Gallardo Thurlow.
Había comenzado en la década de los 70 como un proyecto del gobierno de México para producir azúcar de alta calidad para el consumo nacional. La transferencia de tecnología llegó por vía del Ingenio Cauca, el primero de los adquiridos por Ardila en el Valle del Cauca a mediados de los años 60 que había sido construido por la familia Eder propietaria también de Manuelita.
Fue parte de su emporio azucarero durante quince años (2008-2023) que manejado por el Ingenio Cauca puso a prueba una capacidad instalada de molienda de 14.000 toneladas de caña por día y una producción anual promedio de 140.000 toneladas de azúcar.
Hace siete meses, con Carlos Ardila ya fallecido, el Benito Juárez se le vendió al grupo Ingenio Santos que adquirió el 100 %. Los Santos de Alberto Santos de Hoyos son una familia de larga tradición en la industria mexicana de alimentos que se remonta a principios del siglo pasado, entre empresas y política porque su fundador, nacido en Monterrey, fue senador en dos legislaturas por Nuevo León. El monto de la transacción no es de dominio público. La negociación se hizo con Alberto Santos Boesh, quien creó el gran negocio azucarero con su padre en 1999 y tomó las riendas tras su muerte en 2013.
Los ingenios del Valle del Cauca
Con el Ingenio Cauca inaugurado por Harold Eder en 1963 con tecnología de punta, Carlos Ardila concretó su proyecto de integración vertical para asegurar la materia prima para sus gaseosas que eran el negocio principal.
Su aterrizaje en el Valle del Cauca empezó con toma hostil en la que tomó por sorpresa a los Eder logrando adquirir silenciosamente el 49 % acciones del Ingenio Manuelita buscando ventas de accionistas minoritarios, herederos dispersos en distintas partes del mundo. Incauca formaba parte del conglomerado en cabeza de los Eder quienes para preservar el emblemático Manuelita posibilitaron una transacción que terminó en 1980 con el control de Incauca, convertido en un duro jugador.
Incauca está localizado en El Ortigal, a 50 k de Cali y 134 de Popayán, y desde el 1 de mayo de 1980 pertenece a la Organización Ardila Lülle.
Para el 2017 ya tenía una capacidad de molienda 4.276.185 toneladas de caña al año y 5.732 trabajadores entre empleados directores y de empresas contratistas, en lo que fue un año récord. El informe de la empresa del 2022 registra una producción fue de 346.389 toneladas de los 2,2 millones de azúcar que produce el país, según Asocaña. Y 3.716 empleados.
Incauca fue uno de los primeros ingenios que apostó a los biocombustibles. A través de la ley 693 del 2001 el gobierno de Andrés Pastrana decretó el uso de gasolina oxigenada, mezcla de 10 % de alcohol carburante y 90 % de gasolina para ciudades de más de 500.000 habitantes. En 2005, con el impulso que dio al programa el gobierno de Álvaro Uribe, Incauca se unió a la iniciativa y puso en funcionamiento una planta de alcohol carburante, con capacidad para producir 300.000 litros diarios que amplió en 2013, a 350.000. 17 años después, en el 2022, el ingenio produjo 72,7 millones de litros, en 2015 había logrado un récord de 115 millones.
La energía es otra apuesta grande. El año pasado con una inversión de $230.000 millones Incauca duplicó la generación de energía gracias a la nueva tecnología que aplicó a la planta de cogeneración aumentando la eficiencia de la combustión de las calderas alimentadas por el bagazo que produce desde 1997 y la producción de los generadores eléctricos. El anuncio de Roberto Klinger, presidente de la empresa, señala que podrá entregar al sistema de interconexión 32 millones de kilovatios de excedentes mensuales, suficientes para cubrir el consumo de Buenaventura o Popayán.
En el ranking de la Supersociedades ocupó en 2022 el puesto 151 con ingresos de $1,48 billones, y ganancias de $ 192.858 millones.
Los grandes de la azúcar orgánica
Once años pasaron hasta que Carlos Ardila Lülle, cada día con más inversiones en el Valle del Cauca, se hiciera en 1991 al control del Ingenio Providencia, uno de los más antiguos del país. Hoy es el primer y único ingenio en Colombia en producir azúcar orgánica. Todo empezó cuando Modesto Cabal le compró a Francisco María Sanclemente la hacienda La Providencia, y como la única que producía azúcar en el occidente era La Manuelita, se propuso hacerlo. Era abril de 1926.
Cuando Providencia pasó a formar parte de la Organización Ardila Lülle, ya estaba procesando 5.600 toneladas por día, pero fue el 1 y 2 de septiembre de 1999 cuando entró en lo que sería negocio exclusivo. El ingenio realizó su primera prueba comercial de azúcar orgánica moliendo 6.109 toneladas de caña orgánica certificada. De ella se produjeron 766 toneladas.
Siguiendo la estrategia de la organización, en 2005, como Incauca, entró al alcohol carburante instalando la segunda más grande y moderna planta del país con capacidad de 250.000 litros por día que después aumentó a 300.000; y la cogeneración de energía eléctrica con una planta que puede producir 38 MW diarios a partir del bagazo de la caña.
Hace tres años en El Cerrito logró producir 34.000 toneladas de azúcar orgánica que es el 30 % de sus cultivos, liderar el mercado nacional y exportarla a 17 países, Estados Unidos, Japón, Alemania, Italia, entre otros.
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Vicente Borrero Calero es el gerente general del ingenio que tiene una molienda de 3,4 millones de toneladas por año, produce 270.000 toneladas de azúcar, 67 millones de litros de alcohol y 37 megas de energía renovable, de las cuales consume 20 y le pasa 17 a El Cerrito.
En ellas 1000 empresas de la SuperSociedades 2023 se encuentra que en 2022 tuvo ingresos operacionales por $1,3 billones y una ganancia de $228.556 millones ocupando el puesto 179.
El de Risaralda con muchos proveedores
Ardila Lülle no disimuló su interés por expandirse aún paso y puso en la mira el Ingenio Risaralda, el más joven de los ingenios de Colombia, localizado en unas fértiles tierras que colindan con el Valle del Cauca.
Hace 50 años los fundadores fueron la Federación Nacional de Cafeteros, Cofiagro, el Instituto de Fomento Industrial (IFI), la Corporación Financiera de Occidente y un grupo de propietarios de tierras de la región. En su junta directiva tienen asiento el representante legal de Providencia y miembros reconocidos de otros ingenios como Manuelita y Riopaila.
Sus instalaciones principales se encuentran en el Km 2 vía La Virginia - Balboa, Risaralda –, y tiene filiales en: La Unión, Toro, Obando, Anserma nuevo y Cartago por el departamento del Valle del Cauca y en Risaralda se encuentran en La Virginia, Santuario y Pereira (donde está la sede administrativa). La capacidad de molienda anual es de 1,7 millones de toneladas de caña, tiene 2.940 empleados y 313 proveedores. Desde 2006 produce alcohol carburante, cogenera energía eléctrica y vende sus excedentes.
Es 488 por ingresos en la lista de las 1.000 empresas de la Supersociedades y en 2022 informó ingresos operacionales por $ 532.024 millones y ganancia de $50.729 millones.
Carlos Ardila Lülle fue comprando poco a poco paquetes accionarios pero la resistencia a vender por parte de las familias tradicionales de Pereira, herederas del ingenio, no le han permitido a la Organización Ardila superar el 50 % de participación accionaria. Falleció sin lograr su propósito.
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