El 2 de octubre de 2010 Alex Saab estaba cerca de la bancarrota. Desesperado decidió dejar su natal Barranquilla, el lugar en donde su esposa en ese momento, Cinthya Certain Ospina, tenía que hacer tortas para ayudar a sostener a la familia porque la fábrica de telas de Álex, llamada Shatex, estaba quebrada, para tomar un avión desde Bogotá e irse a vivir al Hotel Melia de Caracas y esperar que Hugo Chávez le destrabara los 30 millones de dólares que le tenía embolatado por pagos de la Comisión Nacional de Administración de Divisas (CADIVI), el adefesio sistema que controló durante el régimen chavista las divisas y el sistema cambiario.
Sin esos pagos su empresa y su familia se hundirían para siempre. Saab era uno de los cientos de empresarios colombianos a los que la venganza del hombre fuerte de la Revolución Bolivariana contra Álvaro Uribe, con quien el gobierno venezolano había roto relaciones por la postura pronorteamericana al prestar el territorio colombiano para poner bases militares, los estaba arruinando.
El viento movía con fuerza al avión. Saab iba al lado de otro hombre de negocios colombiano quien se encomendaba a la virgen en medio de la turbulencia. Saab permanecía imperturbable mirando las gotas de lluvia estallar como metralla sobre la ventana. El hombre le preguntó al barranquillero “¿No le preocupa que el avión se caiga?” A lo que Saab respondió “Me preocupa más que lleguemos, mañana es lunes y tengo que pagar nómina y no hay un solo peso en la cuenta”.
Pero Álex Saab no estaba solo y confiaba que podía recuperar su dinero a través de su amiga Piedad Córdoba, una mujer de toda la confianza de Hugo Chávez, que incluso confiaba en que la política colombiana llegaría a la presidencia, según una médium llamada la Gran Yolba, con lo que tendría una poderosa aliada en el continente. Sin embargo, en septiembre de ese año 2010, el procurador Alejandro Ordóñez destituyó e inhabilitó por 18 años a Piedad Córdoba, para ese entonces senadora por el Partido Liberal, por su supuesta relación con las FARC.
Desde muy pequeño Saab había compensado su desinterés por el estudio y los libros con una sagacidad envidiable. Nacido en 1971, estudió su primaria y bachillerato en el Liceo Alemán. Las chicas aún recuerdan que el joven Álex suplía su falta de apostura con una determinación absoluta que lo hacía irresistible. Iba con su hermano Amir en una camioneta con vidrios polarizados que era la sensación a mediados de los ochenta.
Cuando se graduó de bachiller pasó una temporada en Berlín de donde llegó con nuevas ideas para potenciar la empresa textil de la familia. Apenas regresó del viaje entró a estudiar Administración de Empresas en la Universidad del Norte. Allí conoció a una estudiante de Derecho, alta, rubia y perfecta quien llegaba a clases manejando un Mercedes Benz. Era Cynthia Eugenia Certain Ospina, hija del arquitecto y alcalde de Barranquilla Gustavo Emilio Certain Duncan.
Se casaron en 1992 en una boda que hizo época en el Country Club. Se fueron a vivir a Miami en donde Saab soñaba con ser un poderoso empresario y creó Saab Company. Todo iba bien hasta que en 1997, en confusos hechos, le cancelaron la visa porque le encontraron, en un cargamento de toallas de la empresa familiar, cocaína que iba a ser enviada a los Estados Unidos. Su futuro empresarial en Estados Unidos había terminado.
El pasado de Alex Saab en Barranquilla cuando se movía con la élite
Regresó a Barranquilla en donde creó otra empresa, Jacadí de Colombia Limitada, especializada en vender uniformes de trabajo. Nadie se explica cómo en 2007 ya tenía suficiente plata como para construir la mansión de Lagos de Cuajaral. Pero solo tres años después, en 2010, era otra vez un hombre desesperado viviendo en el Hotel Meliá de Caracas y almorzando tequeños con Red Bull lo que generaría varios kilos de más.
No parecía ser el mismo barranquillero arrogante y soberbio que se daba la gran vida y le había constuido un gran palacete a su novia en el sector del Country Club de la ciudad para desafiar a sus amigos de infancia.
El 5 de octubre de 2010 Piedad Córdoba demostró que con ella la cosa iba en serio. Ese día hizo de puente entre Álex Saab y el régimen venezolano y presentó ante Nicolás Maduro, entonces canciller, y al ministro del Poder Popular del Interior y Justicia, Tarek El Aissami, uno de los hombres más fuertes e influyentes del chavismo, al empresario barranquillero. Se cayeron tan bien que hablaron en árabe durante 15 minutos. Fue amor a primera vista.
Comienza la relación de Alex Saab con Venezuela que lo volvería poderoso y millonario
Córdoba confiaba en su cercanía con Hugo Chávez y que esta le ayudaría frente a Saab. La política colombiana le entregó al presidente venezolano un mapa de empresarios colombianos opositores de su gobierno, pero por su puesto no incluyó a su amigo barranquillero. Demostró que Saab no tenía nada en contra de la revolución bolivariana y en enero de 2011 Manuel Barroso, presidente de CADIVI, aprobó el primer pago por US $9.8 millones.
Saab nunca sospecharía que se convertiría en un hombre clave para el régimen. Lo consiguió gracias a su habilidad para meterse en la reunión adecuada, en el momento adecuado y con la gente que era. Por eso, en menos de un año, consiguió que la revolución bolivariana le confiara el programa de alimentación a los venezolanos, la construcción de vivienda popular, la búsqueda de medicinas y combustible y la venta de lingotes de oro. Se dice que en tan solo cinco años Saab pudo acumular una fortuna de mil millones de dólares lavándole dinero a los hombres fuertes de la Revolución, dando comida podrida y ocultándole a Maduro y a su corte 350 millones de dólares en paraísos
El 28 de noviembre de 2011 el entonces presidente Juan Manuel Santos y su canciller María Ángela Holguín estaban en Miraflores junto a Hugo Chávez firmando decenas de convenios entre los dos países. Y en medio de esa firmatón, el gobierno venezolano le pidió al colombiano que fuera testigo de un gran acuerdo que haría con una empresa privada colombiana, para la “construcción e instalación de kits para la construcción de viviendas prefabricadas de polietileno expandido y mallas electrosoldadas”.
Al escenario se subió un hombre grande, con una escueta cola de caballo y cejas pobladas. Saab, en representación de una compañía llamada Fondo Global de Construcciones, creada tres días antes del evento, firmó un convenio por US $650 millones.
Con Nicolás Maduro las cosas mejoraron aún más
A dedo recibía los contratos y, después de morir Chávez, en marzo del 2013, con ya Maduro en el poder, Saab se convirtió en el principal contratista del régimen. Todo era un cuento de hadas hasta que en 2017 la exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, hoy perseguida por el chavismo, denunció a Saab por suministrar con sobreprecios al régimen de Maduro alimentos y víveres para los gubernamentales Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Un funcionario del gobierno estadounidense indicó en julio de 2019 que con los CLAP, que se entregan a los más pobres, el empresario colombiano y tres hijastros de Maduro al parecer se lucraron con “cientos de millones de dólares”.
Es que en los años 2016 y 2018 Global Gran Limited, la empresa de Saab, obtuvo contratos por US $1.500 millones con los que hasta estuvo autorizado para importar juguetes desde lugares tan remotos como Hong Kong. En esta red de contratos estaban “Los Chamos”, nombre con el que se conocen a Walter, Yosser y Yoswal, los tres hijos de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, por eso, en julio de 2019, el departamento del Tesoro norteamericano los sancionó.
Hasta entonces la suerte amarrada a la corrupción del régimen de Nicolas Maduro estuvo del lado del baranquillero hasta su detención el 12 de junio del 2020 en Cabo Verde cuando hizo una escala como pare de una gestión encomendada por el presidente venezolano. Empezó entonces su periplo coo detenido con poderosos abogados, como el exjuez español Balthasar Garzón para impedir su extradición a Estados. Ninguna movida logró detener a la justicia africana y desde el 16 de junio 2021 fue enviado a la prisión en Miami donde estaba dispuesto a colaborar con la justicia para defenderse de la acusación de lavado de dólares. Este 20 de diciembre logró la buena nueva de su liberación, tras una movida de alto calibre diplomático y cerró por el comento tres años de vida tras las rejas.
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*Con información del libro Alex Saab: la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro, del periodista Gerardo Reyes.