Hay una forma muy efectiva de ahorrar agua a la hora de lavar la vajilla.
No solo se evita contaminar el vital líquido –algo cada vez más importante en la actual emergencia climática–, sino que ayuda a reducir el costo de la factura.
Como paso previo, para que el enjabonado y el enjuague sean más efectivos, es importante retirar con papel absorbente, como puede ser un pedazo de servilleta, el exceso de grasa en los trastos más engrasados.
El siguiente paso es restregarlos con la esponja o el estropajo enjabonado y dejarlos acomodados en el fregadero (el mayor número posible, dependiendo del espacio) como una pirámide, con los más grandes hasta abajo y los más pequeños hasta arriba, de modo que cuando abramos la llave se forme una fuente natural.
Con un chorro de agua pequeño (para no desperdiciar), a medida que los vayamos enjuagando uno por uno, de arriba hacia abajo, cuando uno llegue a los de hasta abajo estos ya prácticamente se habrán enjuagado solos, con la misma agua de la “fuente”.
Ponga en práctica esta técnica y verá lo sencillo, rápido y eficiente que es lavar la vajilla y a la vez ahorrar mucha agua.