En las últimas semanas se han vuelto recurrentes las noticias y comentarios entre vecinos sobre hechos delictivos que van en aumento en las calles de la localidad de Usaquén, desde el retorno de los ya famosos rompevidrios (que atemorizaron a vehículos en los últimos meses del 2019 en la calle 134 y que ahora operan en la Av Cra 7°, Av 9° y Calle 116 y 127) hasta el hurto a residencias, que en épocas anteriores parecía un hecho ocasional y aislado del comportamiento general de delincuencia en la zona.
Por supuesto ante las noticias diarias en medios de comunicación masiva, los reportes rutinarios en redes sociales y la voz a voz llamando al cuidado y a adoptar un estado de alerta permanente, la percepción de inseguridad aumenta a la par que los hechos delictivos. Con este imaginario colectivo llega también la prevención frente al uso del espacio público, conductores ansiosos ante cualquier persona, bicicleta o moto que se acerca de más al vehículo y el veto ciudadano a ciertos lugares en determinados horarios para evitar “dar papaya”.
Si bien la percepción de inseguridad siempre va un poco más alta que las tasas de delitos o las denuncias, la situación en Usaquén es preocupante para quienes habitamos sus barrios. En medio de la cuarentena preventiva nacional las calles se han tornado aún más solas y la desconfianza frente al otro extraño se hace más fuerte, en consecuencia, las acciones de cuidado colectivo requieren de apuestas integrales y mucho más ambiciosas por parte de las entidades.
El 23 de junio en Usaquén se lanzó el plan 543 (Todos contra el hurto), que implicaba el trabajo conjunto entre Policía y alcaldía local para capacitar y prevenir el hurto en conjuntos residenciales con registros de ingreso más rigurosos, estrategias para prevenir la suplantación de domiciliarios y puntos de control sobre vía. A la fecha, parece que las medidas tomadas en propiedad horizontal comienzan a funcionar, se han implementado medidas adicionales de cuidado y registro, así como la adopción de medidas de identificación de domiciliarios mediante actualizaciones tecnológicas de las aplicaciones como Rappi.
No obstante, los esfuerzos desde los sectores privados y públicos para prevenir, denunciar y sancionar la delincuencia no son suficientes, en menos de dos semana hemos tenido desde tiroteos hasta robos de vehículos. Yo misma fui víctima de robo del celular en frente al edificio donde funciona la JAL de Usaquén en marzo de este año y hoy, 4 meses después, me encuentro con la lamentable noticia y el video de un hurto bajo la misma modalidad, ejecutado por la misma moto y en la misma cuadra.
Las acciones interinstitucionales que se requieren para mejorar la seguridad en Usaquén están lejos de depender de la prohibición del parrillero, que contrario sensu sí afecta la movilidad de la población de menos ingresos, estigmatiza y no reduce las cifras en los actos delictivos.
En Usaquén se requiere la acción urgente para fortalecer las herramientas digitales de verificación de registro de domiciliarios, para que el reporte en casos de suplantación sea un acto de corresponsabilidad también de los usuarios de estas aplicaciones. Se necesita la verificación constante de antecedentes en los puntos ya identificados por la ciudadanía como peligrosos para dar lugar a capturas. Sin lugar a dudas, debemos implementar acciones de cuidado colectivo como alarmas comunitarias, instalación de cámaras y medios de comunicación entre vecinos para advertir sobre situaciones sospechosas.
Finalmente, pedimos a las autoridades de Polícia, Secretaría de Seguridad, Alcaldía Local de Usaquén y Alcaldía de Bogotá que se priorice, como ya lo ha mencionado la alcaldesa en otros escenarios, la construcción de la Unidad de Reaccción Inmediata en Usaquén, pues la URI asignada a la localidad está ubicada en el complejo judicial de Paloquemao, lo que dilata los procesos, desincentiva la denuncia y hace menos eficiente el actuar de los agentes de policía.
En Usaquén está anunciado el proyecto Lagos de Torca que ya ha comenzado a vender las propiedades que lo conformarán, anunciando a su vez la entrega al distrito de una zona de cesión para el proyecto que decida adelantar allí la administración distrital, sería importante verificar la posibilidad de situar la URI en esta zona, no habitada aún, de la localidad.
La seguridad en Usaquén debe construirse sobre la acción articulada, conjunta, participativa y sobre todo sensata, sin caer en estereotipos, xenofobia o limitación de derechos mínimos de la ciudadanía.