Con el mes de julio Colombia se prepara un año más para recibir todo un espectáculo natural. Con tal motivo, y tras suspender hace unas semanas sus vuelos a Bahía Solano por el mal estado de la pista, la aerolínea Satena reanudó la ruta el 25 de junio con 4 frecuencias desde Medellín los lunes, miércoles, viernes y domingo. La ocasión merece la pena. Nos servimos de un fragmento de mi libro ‘Colombia, Tesoro Natural’, para el que abordé tan impactante capítulo, a fin de acercarles a los lectores de Caminantes y Caminos esta maravilla e invitarles a agendarla. No se arrepentirán. Animal tan enorme como bello, tan inofensivo como majestuoso en sus 40.000 kilogramos de peso que puede alcanzar un adulto macho. Es el más grande que jamás poblara la tierra tomando como referencia a la hermana Ballena Azul, aunque las amigas que conoceremos en esta aventura pertenecen a la especie de Ballena Jorobada o Yubarta, que puede alcanzar las referidas 40 toneladas y llegar a medir hasta 16 metros. El arqueo de su cuerpo cuando se sumerge, parte de la plasticidad de este espectáculo, forma una especie de joroba que como se puede fácilmente deducir originó su nomenclatura.
Pocas sensaciones existen en la naturaleza comparables a ver de cerca el ritual vital de estos seres imponentes. Veamos el dónde, el cuándo y el cómo poder acceder a vivir en persona este gran repertorio de la naturaleza cuando las ballenas emergen del agua para respirar expulsando a través de su espiráculo un chorro de vapor de agua que llega a alcanzar varios metros de altura, dejando posteriormente la estampa de su imponente cola una vez que proceden a sumergirse de nuevo. Los saltos de vientre, de giro o de cola y los aletazos de las Yubarta dejan estampas increíbles. No en balde las jorobadas tienen la vitola de ser las ballenas más acrobáticas del mundo. Los cantos del cortejo son imposibles de fotografiar, pero inolvidables para quienes tienen la ocasión de escucharlos.
El espectáculo se ve favorecido por las tribunas naturales por decirlo de alguna manera, que constituye la orografía marina en forma de playas y bahías, y también por la parsimonia en los movimientos de estos mamíferos. Esta atracción que cada vez despierta la atención de más turistas se ubica a lo largo de la costa colombiana del Océano Pacífico desde la parte más meridional de Nariño en la frontera con Ecuador, hasta el norte en el límite oceánico con Panamá. De sur a norte estas son las referencias de los lugares de avistamiento donde se puede acceder por vía aérea: Tumaco (Nariño), Guapí (Cauca), Buenaventura (Valle del Cauca), Nuquí y Bahía Solano (Chocó). Este último departamento, con los citados destinos de Bahía Solano, en el golfo de Cupica, y Nuquí, en el golfo de Tribugá, es lugar idóneo y estratégico para aquellos viajeros que deseen vivir esta experiencia. También hay otras dos buenas alternativas que por su infraestructura suelen ser recomendadas como son el Parque Nacional Natural Gorgona y Bahía Málaga en Buenaventura. En este último destino hay un sitio conocido como Negritos donde los lugareños afirman se dan en buen número los partos de las ballenas jorobadas. En Gorgona hubo una época singular en la que aquellos que en realidad disfrutaban de este espectáculo eran los presos de la Penitenciaría de Gorgona, abierta de 1959 a 1982. Hoy se pueden escuchar estos cantos en libertad y recorrer los vestigios de esta cárcel por entonces catalogada como de máxima seguridad del país.
La época para acceder a esta experiencia la enmarcamos entre los meses de julio y noviembre, por tanto, como decíamos al principio, estamos apenas empezando la temporada. El mes cumbre es el de septiembre, cuando se suelen dar muchos cortejos, aparejamientos y nacimientos de ballenatos. Es pasada la mitad de año cuando estas criaturas arriban a estos lares procedentes de un largo trayecto de más de 8.500 kilómetros que han seguido desde la Antártida y el sur de Chile huyendo del frío del invierno austral y buscando las cálidas aguas del litoral colombiano para aparearse y criar en sus primeros meses de vida a sus ballenatos recién nacidos. Estas “pequeñas” criaturas pueden alcanzar los 700 kilogramos de peso y llegar a los 6 metros de longitud en el momento del alumbramiento. En su edad adulta pueden llegar a cumplir hasta sesenta años.
Para poder tener la satisfacción de ver cumplidas todas nuestras expectativas, es bueno buscar la asesoría y los servicios de las gentes del lugar, y aquí dispondrá de muchos de ellos que de manera afable están dispuestos a colaborar con el visitante y brindarle sus servicios. Actuar por cuenta propia no solamente puede conducir al fiasco sino también estar expuestos a accidentes o episodios no deseados y consecuencias negativas imprevisibles. El buceo no está permitido en Colombia para esta actividad. Una de las primeras cosas que los lugareños le informarán con gusto es que a pesar de que el avistamiento puede realizarse a cualquier hora del día, las mayores posibilidades se presentan tanto al amanecer como en las proximidades del crepúsculo, cuando el sol es menos intenso. También es importante que la mar esté tranquila.
Los avistamientos se pueden hacer desde tierra, ejemplo de ello es el gran mirador de Bahía de Málaga, o desde una embarcación. Los cetáceos llegan incluso a nadar apenas a 50 metros de la playa. La observación terrestre precisa de unos buenos binoculares. Sin embargo, la mayoría de las personas prefieren vivir el avistamiento desde el mar, donde las posibilidades de disfrutar son mucho mayores, más cercanía, seguimiento del nado, y posibilidad de escuchar los cánticos. Es una actividad segura siempre y cuando no se hagan cosas indebidas, para ello, todo aquel que elija esta opción requiere estar bien asesorado y equipado.
Es recomendable portar gorra o sombrero, gafas solares, protector solar, impermeables, zapatillas antideslizantes, cámara fotográfica con buen zoom, binoculares, bebidas hidratantes, comida ligera, chaleco salvavidas, bolsa para recoger la basura y si tiene tendencia al mareo, una buena pastilla para mitigarlo. Igual o más importante que equiparse bien es seguir una conducta adecuada por ejemplo para no interrumpir encuentros como la única relación estable entre la madre y el ballenato, que se produce en el primer año de vida.
Para los amantes de la naturaleza, el espectáculo de las ballenas es un objetivo en sí y algo que jamás se puede olvidar. Durante el mes de septiembre tuve ocasión de recoger dos testimonios de personas que habían inundado las redes sociales con sus fotografías recién tomadas. Las imágenes no eran de muy buena calidad al carecer de los objetivos adecuados, pero las palabras que las acompañaban ya eran la primera pista de la fascinación vivida. Un orgullo de la creación y de la propia Colombia, hogar de tan majestuosa escena.