Miles de negocios informales que funcionan a plena luz del día en los parques, los andenes, las avenidas y en cualquier sitio donde se pueda instalar una pequeña venta; miles de esos negocios en todos los municipios del Caquetá, principalmente en Florencia, funcionan sin pagar impuestos, ni energía porque la toman de cualquier poste, sin pagar recolección de basuras, ni agua ni nada, miles de esos negocios ilegales están devorando los legales que sí pagan impuestos, energía, alumbrado público, agua y todas las arandelas que se les ocurre al gobierno nacional y a los alcaldes de turno.
Los comerciantes y los pequeños industriales del Caquetá que trabajan en la legalidad, que pagan impuestos, que pagan las prestaciones sociales de sus empleados, que son los más grabados cuando se trata de pagar alumbrado público, tarifas de energía y de agua, están a punto de tirar la toalla ante la avalancha de pequeños negocios informales que pululan por todas partes, que no pagan ningún tipo de impuesto, ni siquiera las prestaciones sociales de quienes trabajan con ellos, que por el contrario reciben subsidios del Estado y se acomodan en los sitios donde hay más afluencia de público, perjudicando incluso las ventas de quienes trabajan en la legalidad.
En una concurrida reunión que hizo la administración de Florencia en la Cámara de Comercio de la ciudad, con el Contralor departamental, los pequeños industriales y los comerciantes legalmente establecidos, para socializar las nuevas tarifas de alumbrado público, reunión en la cual se tomaba como premisa que los grandes almacenes, negocios e industrias que más facturaban, eran quienes más tenían que pagar tarifa de alumbrado público, a lo cual el empresario Henry Arenas, propietario de Lácteos del Hogar, hizo caer en cuenta que en El Caquetá al empresario, al comerciante que genera empleo, que paga sus tributos, que paga las prestaciones sociales de sus empleados, no se le estimula y por el contrario se le castiga obligándolo a pagar más impuestos que a los demás, así no se favorezcan sino con una lámpara de alumbrado público, y puso el ejemplo de ciudades como Pitalito en el departamento del Huila, que tienen más de 10 grandes centros comerciales, que tienen muchas empresas que generan empleo, y eso se debe a que las administraciones estimulan a los inversionistas no castigándolos con impuestos excesivos, además de que combaten denodadamente la economía ilegal, la economía informal.
En El Caquetá, no tenemos sino un solo centro comercial de envergadura, dice el empresario, y eso se debe a la falta de autoridad para controlar la economía ilegal, la economía informal, a la falta de estímulos tributarios y a pesar de que se ha evitado la proliferación de más invasiones en Florencia por ejemplo, los comerciantes y los industriales tienen que subsidiar la energía de los ilegales, de aquellos que se han apoderado de predios y se conectan de cualquier manera, de aquellos negocios callejeros que se van conectando de cualquier poste, a plena luz del día y nadie les dice nada, y se tiene que legalizar de alguna forma su consumo de energía y quienes pagan el pato con las tarifas altas son los comerciantes y los industriales, terminó diciendo el empresario.
Gran parte de lo que dice ese empresario y de lo que dicen los comerciantes del Caquetá, en especial de Florencia, es cierto; la ilegalidad está devorando la legalidad, produce más una venta de hamburguesas en la calle, que no paga impuestos, que no paga energía, que no paga prestaciones sociales a sus empleados porque son la misma familia; por eso muchos comerciantes que siempre han vivido en la legalidad, están apostándole a la ilegalidad y ya muchos están pensando en comprar su propia flota de carritos vendedores de helados, de chorizos, de hamburguesa y de cualquier cosa, porque eso produce más que generar empleo y ser esclavos de los impuestos.