Ante el complicado panorama económico y social que enfrentan los 45 mil habitantes de Mocoa luego de la avalancha del pasado viernes 31 de marzo que solo trajo muerte y desolación, un grupo de comerciantes del sector textil y de las confecciones de San Victorino, en el centro de Bogotá, se dio no solo a la tarea de recoger toneladas de ayudas para los damnificados sino también a forjar una valiosa iniciativa para volver a la vida productiva a un grupo de los damnificados..
Se trata de la entrega de un capital semilla representado en prendas de vestir con el fin de que puedan generar sus propios recursos y salgan poco a poco de esta situación de pobreza extrema. Muchos de los beneficiarios, en su momento, fueron clientes de muchos de esos almacenes del centro de Bogotá y como un gesto de gratitud, como un hoy por ti mañana por mi, es que crearon este proyecto.
“No podemos ser ajenos a esta tragedia que está viviendo esta población , no queremos llevarles una prenda de vestir a cada damnificado sino apoyar a un número determinado de familias, darles un pequeño plante para que vuelvan a surgir, vuelvan a crear un modelo de negocio para que puedan sostener a sus familias”, dijo el gerente general del Centro Comercial El GranSan, Yansen Armando Estupiñan Torres , uno de los impulsores de esta singular y productiva iniciativa surgida en el centro de la moda a precio de mayorista más grande de Colombia.
"Para trazar una estrategia que verdaderamente dé resultados efectivos, nosotros estamos haciendo un censo para que les llegue a quienes lo necesitan, en los próximos días queremos que conozcan cuál fue el efectos de una convocatoria que hicimos y que evidentemente el sector de confecciones y textiles, particularmente, El GranSan nos ha respondido con inmensa generosidad", dijo el senador, Luis Fernando Velasco al referirse a esta donación de los comerciantes del centro de Bogotá.
La tragedia sucedió por cuenta de la avalancha de piedras, rocas y tierra que arrastró la confluencia de los ríos Mocoa, Mulato y Sangoyaco sepultó no solo 17 barrios de la capital del Putumayo sino también, pareciera, las esperanzas de los 43 mil habitantes que tiene Mocoa: 301 muertos, 400 desaparecidos y centenares de damnificados pesan mucho en el corazón de un pueblo.
Los pocos habitantes vivos que quedaron luego de que la avalancha se llevó los barrios San Miguel, La Esmeralda, Laureles, El Libertador, Progreso, La Independencia, Modelo, San Antonio y San Agustín, de Mocoa, hoy no saben qué hacer ni para dónde coger.
Lo único cierto es que, como han podido, se han ido para donde conocidos en la propia ciudad a pasar dificultades o se han metido a los 5 albergues en los que permanecen 2.,700 personas que tienen que lidiar no solo con el hacinamiento sino también con el fuerte olor a descomposición que se presenta en la ciudad.