Después de ver Zootopía con mi hija me llamó la atención lo política que es; pero, además, lo real que es en términos políticos y actuales para nuestro país. La historia para los que nunca se la han visto y no desean vérsela se establece en un lugar utópico, en el cual en una misma ciudad pueden vivir animales de todos los climas, pero lo más importante, pueden estar sin matarse ni atacarse. Además, animales carnívoros y herbívoros pueden trabajar juntos para buscar el bienestar de todos, en una comunidad en la cual todos puedan estar y cumplir sus sueños, con un lema que actualmente Disney envía a la población infantil: “puedes ser lo que quieras”.
Ahora se inicia una nueva lucha por la presidencia de nuestro país y en vez de ser una mirada desde diferentes perspectivas de cómo alcanzar una Colombia utópica en la que todos los colombianos, independiente de su condición sexual, religiosa, política, cultural y profesional podamos estar y trabajar, se empezó una batalla campal de odio sin mesura y de discriminación para llegar al poder.
Es un claro ejemplo la campaña política con las figuras políticas con cintas negras en la boca, nada más violento y sin sentido. Sin embargo, esto no es un caso aislado, devolvámonos unos años atrás. Ricardo Galán menciona al respecto: "para el proceso electoral del 2002, la gente estaba 'emberracada' con las Farc y dijo: no más a estos tipos, no más negociación, ¡bala!”, como se menciona en el trabajo “Análisis de las estrategias de marketing político de Álvaro Uribe Vélez durante sus campañas electorales de 2002 y 2006” de Carlos Andrés Daza.
Es interesante como un personaje de la película consigue el poder político a través de la estrategia de los prejuicios, miedo y discriminación que hay en la población acerca de los carnívoros como depredadores y los herbívoros como presas, llevando a la sociedad a una división y con la muerte de la idea que zootopía es de todos. No obstante, los prejuicios, discriminación y violencia han sido en la historia colombiana motores de campañas políticas dejando de lado y sin discusión las ideas políticas a problemas como los altos niveles de homicidios y robos, grandes índices de desempleo, baja calidad de la educación pública, desfinanciación de las universidad públicas, gran corrupción en todas las entidades gubernamentales, falta de justicia, carencia en ciencia, investigación y desarrollo, muertes sistemáticas de líderes sociales, ausencia de planes de desarrollo agrícola y grandes problemas en el sistema de salud.
Podemos seguir como sociedad aceptando los prejuicios como motor político y llevar a Colombia a lo que actualmente está o girar y negarnos a esto y buscar que el país sea un sitio de oportunidades para todos. No hay peor perdida para una sociedad que sus individuos no puedan ver en su país un territorio de oportunidades donde realmente “puedes ser lo que quieras”.
