Colpensiones: la pirámide de la inequidad

Colpensiones: la pirámide de la inequidad

El esquema de pensiones del Estado es una mala opción para los trabajadores más vulnerables

Por: Diego F. Sabogal
enero 02, 2019
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Colpensiones: la pirámide de la inequidad

Colpensiones funciona como una bolsa de reparto en donde los aportes de los cotizantes no se ahorran para pagar sus pensiones en el futuro, sino que se usan para pagar las pensiones actuales. El esquema es similar a una pirámide, en el sentido de que se usa el dinero de nuevos aportantes para pagar a los antiguos y, por tanto, se ve afectado significativamente con el envejecimiento de la población.

Con datos preliminares del censo de 2018, si todas las personas mayores de edad trabajaran formalmente hasta la edad de pensión (62 para hombres, 57 para mujeres) y de esa edad en adelante estuvieran jubilados, en Colombia tendríamos unos 5 cotizantes por cada pensionado. Usando datos para las mismas edades, la cifra era de alrededor de 7 en 2005 y 9 en 1993.  Nuestra población está envejeciendo y el futuro del esquema piramidal no es prometedor.

Ignorando la tendencia a futuro, enfoquémonos en las condiciones actuales. Cada trabajador  aporta al sistema un 16% de su salario mensual (4% el empleado y 12% el empleador) entonces, si los salarios se mantuvieran constantes a través de la vida laboral (descontando la inflación), podríamos pagar pensiones equivalentes al 80% del salario (16%x5cotizantes). Sin embargo, el porcentaje es menor si consideramos que los aportes se hacen 12 veces al año mientras que los pensionados reciben 13 mesadas (80%x12/13=74%). Y menor aún porque el sistema tiene unos costos (los gastos y empleados que genera el funcionamiento de Colpensiones).

Pero hay otros factores todavía más importantes que disminuyen aún más el porcentaje de la pensión. Menciono algunos. Es muy común que cada persona en el transcurso de su vida laboral vaya consiguiendo trabajos mejor remunerados. Debido a esto los más jóvenes hacen, en promedio, aportes con base en salarios mucho menores, mientras que Colpensiones paga la pensión con base en el salario de los últimos 10 años de vida laboral.

Otro factor es la sustitución pensional. Hay pensiones que deben pagarse desde mucho más temprano por invalidez o durante mucho más tiempo porque constituyen herencia (cónyuge, hijos…). Esto no está mal per se, pero son cargas adicionales importantes que deben cubrirse con los aportes.

Un factor más, quizá el más relevante. Ya sea por voluntad propia o debido al desempleo o la informalidad, hay muchas personas en edad de trabajar que nunca aportan o lo hacen de manera intermitente. Un hecho significativo en este sentido es que de los aproximadamente 40 años que una persona tiene de vida laboral en potencia, en Colpensiones le exigen 25 años de cotización como requisito para acceder a la pensión y, sin embargo, muchos no logran cumplirlo. Si, por ejemplo, cada trabajador cotizara 25 de esos 40 años, es como si en lugar de tener 5 cotizantes por pensionado, tuviéramos 3.

En Colpensiones se pagan pensiones que oscilan entre un poco menos de 60% y hasta 80% del salario. Debido a factores como los arriba mencionados este esquema no logra sostenerse solo y exige recursos adicionales. En otras palabras, las pensiones en Colpensiones son subsidiadas, el Estado cubre el faltante con nuestros impuestos. En un país donde muy pocos adultos mayores tienen el privilegio de pensionarse, el Estado le entrega subsidios a esos privilegiados y, como si eso fuera poco, los mayores subsidios van a las personas de ingresos más altos (entre más alta es la pensión, más grande es la cantidad que tiene que poner el Estado).

En contraste, Colpensiones es una muy mala opción para los que están en el otro extremo del espectro laboral, los más vulnerables, las personas de ingresos bajos y alta inestabilidad laboral. Los cotizantes de bajos ingresos normalmente no alcanzarían una pensión de al menos un salario mínimo así que por ley, y si cumplen ciertos requisitos, se les completan los recursos para financiar esa pensión mínima. Uno de esos requisitos en Colpensiones es el de tener 1300 semanas de cotización (25 años, como se mencionó arriba). En cambio, en los fondos privados, el requisito es menor: 1150 semanas. Tres años menos que pueden hacer una gran diferencia para alguien inestable laboralmente.

Como se señaló antes, muchos ni siquiera alcanzan a cotizar las 1300 o incluso las 1150 semanas. A ellos les queda la opción de solicitar la devolución de saldos. En Colpensiones, esa devolución consiste en la suma de sus aportes (menos comisiones) actualizados por inflación.  En los fondos privados es la suma de sus aportes (menos comisiones) más rendimientos, los cuales están muy por encima de la inflación (contrario a la creencia popular que se sesga enfocándose solo en los momentos aislados en que ha habido rendimientos negativos). Un ejemplo de ello es que, a pesar de las adversidades recientes en los mercados financieros, en los últimos 5 años la rentabilidad por año (promedio) para los afiliados a fondos privados ha sido de 7,2% aproximadamente, mientras que la inflación promedio ha sido alrededor de 4,5%.

En resumen, el sistema público de pensiones, Colpensiones, es altamente inequitativo en su estado actual: por un lado entrega los subsidios más grandes a las personas más privilegiadas, y por otro es una mala opción para los trabajadores más vulnerables.

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