El presunto autoatentado en Venezuela del 4 de agosto le ha servido a la tiranía para mostrar en un video en condiciones inhumanas y degradantes a un diputado de la oposición de nombre Juan Requesens como participante de los hechos. Esto es aprendido por la camarilla comunista venezolana de la dictadura cubana, recordando que en julio de 1989 al general Arnaldo Ochoa, llamado “héroe de la república de Cuba”, lo presentaron ante las cámaras de televisión en La Habana, drogado y autoincriminandose de enviar cocaína a EE.UU. y pidiéndole perdón al sátrapa de Fidel Castro. Todo ese montaje se realizó para que el país del norte no tomara represalias en contra de la isla.
Ahora bien, el próximo paso de la dictadura venezolana, dentro de la perversidad comunista orientada por el colonialismo cubano, para lanzar otra cortina de humo será buscar un conflicto con Colombia a corto o mediano plazo, y así consolidar lo que la camarilla venezolana llama “revolución”, llevando a ese país al envilecimiento definitivo y convirtiendo a la región en un lugar de inestabilidad máxima.
De ahí que Roy Chaderton, exembajador en Colombia, planteó en el programa de televisión José Vicente Hoy del 12 de agosto que: “Hay que marchar sobre territorio colombiano”. O sea, invadirnos. Semejante despropósito demuestra la desesperación de la pandilla chavista ante el fracaso total y absoluto de su socialismo del siglo del XIX. Por eso buscar una guerra con otro país como lo hizo la dictadura argentina en 1982 que se enfrentó a Gran Bretaña por las islas Malvinas debe de estar en los planes de la dictadura de Maduro, para que le sirva de excusa y así tratar de tapar algunas de las miserias de ese régimen.
Al parecer Maduro fue amaestrado por la tiranía de los Castro en Cuba en los años 90 del siglo pasado, por eso el dictador cumple al pie de la letra las instrucciones que le dan desde la isla, con el agregado de que Hugo Chávez convirtió a Venezuela en una colonia cubana, hollando la dignidad de la patria de Bolívar. Chávez era un nostálgico de la Guerra Fría, que nunca admitió la caída del comunismo en Europa oriental, y por eso azuzado por Fidel Castro buscaba crear la Unión Soviética Latinoamericana, utilizando la renta petrolera, pues creía que el marxismo-leninismo era invencible de acuerdo a los mitos totalitarios que enseña esa doctrina criminal y burocrática.
Venezuela, al igual que los países de la antigua cortina de hierro, satélites de Moscú, no tiene soberanía y sus militares están bajo la instrucción de altos oficiales cubanos expertos en represión mediante la tortura. Además, es notoria la presencia de miles de agentes de la isla, lo que demuestra que la soberanía de la que tanto alardean los comunistas está totalmente perdida ante la invasión cubana.
La crisis política, económica y humana que vive la nación hermana afecta en grado sumo a Colombia, no solo porque la camarilla chavista le puede buscar un conflicto, sino que se incrementará la llegada de millones de refugiados venezolanos, por lo cual hay que estar preparados, ya que el marxismo-leninismo en sus diferentes expresiones es una factoría de miseria y a los comunistas no les conmueve el sufrimiento de las masas, porque lo que les interesa es el poder a cualquier precio y no importa a cuantos haya que asesinar. Todo esto sin olvidar que el marxismo-leninismo es la mayor organización criminal que jamás haya existido sobre la tierra, con cerca de 150 millones de asesinatos en el último siglo.
En Latinoamérica han existido muchas dictaduras que por presión de la población se han derribado, pero una dictadura comunista como la cubana está a punto de completar 60 años lo cual la convierte en la más longeva de esta parte del mundo, y su permanencia en el poder se puede entender únicamente por el carácter represivo y criminal del marxismo, que en sus posturas crueles desprecia a las personas, en donde su irracionalidad fundamentada en la barbarie lleva a los ciudadanos a una esclavitud eterna, porque los burócratas en los regímenes comunistas son enfermizos por mantenerse en el poder, y a Venezuela la llevan a una esclavitud igual a la de Cuba, ya que para el marxismo su alfa y omega es la antidemocracia.
Con su constituyente de bolsillo llamada comunal, el dictador Maduro busca la perpetuidad del castrochavismo o marxismo-leninismo (es lo mismo) en el poder. Además, dicha constituyente es una aberración que ultraja la voluntad popular y que desprecia las mayorías nacionales, y que está diseñada para degradar a las masas. Con ese engendro el régimen trata de mantenerse usando como su principal sostén al narcomarxismo. Toda esa tramoya es orientada desde La Habana por el colonialismo cubano, que es el que maneja los hilos de la marioneta de Maduro.
Los asesinatos, torturas y desapariciones en Venezuela por parte del régimen que orienta el colonialismo cubano son el pan de cada día, igual que sucede en Nicaragua con Daniel Ortega, en donde la cifra de muertos en las protestas populares de las últimas semanas pasa de los 500, con miles de heridos. Es curioso que en Bolivia en el 2003 el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada tuvo que renunciar, porque en unas protestas hubo 40 muertos con algunos heridos. Sin embargo, Maduro y Ortega ante esos crímenes que han cometido buscan aferrarse con más sevicia al poder. Es que la moral que tienen los burócratas comunistas totalitarios no tiene medida, y por eso el marxismo y la mafia son hermanos.
La emancipación de Venezuela del colonialismo cubano será la verdadera segunda independencia de esa hermana república, que ha sufrido por años los rigores del comunismo totalitario que usa diferentes atuendos para engañar incautos, pero al final es el mismo tóxico con diferente marca. Entonces, los demócratas latinoamericanos deben ampliar su solidaridad hacia el sufrido y atormentado pueblo venezolano que enfrenta al peor enemigo de la humanidad de los últimos siglos, como es el esperpento del marxismo-leninismo que pretende llevar a nuestros pueblos a su dominación por siempre.