Alemania: ganador de cuatro copas mundiales, tres Eurocopas, 19 participaciones en mundiales. En los últimos 15 años han jugado con la selección un ghanés, Jerome Boateng, que lo hizo en 67 oportunidades, los polacos Lukas Podolski, 130 partidos, 49 goles y Miroslav Klose, quien con 15 goles en los mundiales es el máximo goleador de la historia del torneo y el también ghanés Gerald Asamoah, quien jugó los mundiales del 2002 y 2006 y además una Copa Confederaciones.
España: ganador de una copa del mundo, una Eurocopa y 14 participaciones en los mundiales. En este momento juega con la selección un brasilero nacionalizado, Diego Costa y en el 2008 el brasilero Marco Senna fue vital para alzar su única Eurocopa. En el pasado lo hicieron los argentinos Juan Antonio Pizzi, Alfredo Di Estéfano, los húngaros Kubala y Puskas y el también brasilero Donato.
Francia: una Copa del Mundo, dos Eurocopas. 15 participaciones en mundiales. El argentino David Trezeguet, el caledonio Karembeu y Claude Makelele, nacido en Zaire, levantaron la Copa del Mundo de 1998.
Si estas gloriosas selecciones han podido llevar a mundiales jugadores nacionalizados, ¿por qué en un equipito como el nuestro, con apenas cinco participaciones en los mundiales, una Copa América en donde no jugó Argentina y que ha tenido como mejor figuración en un mundial el quinto lugar obtenido en Brasil, debe generar tanto debate que se nacionalice Armani si desde que se murió el gran Carlos Portela se nos acabó la camada de arqueros que deslumbró América? Pensar que en algún momento el arquero titular de la selección fue Óscar Córdoba, campeón del mundo con Boca Juniors, el suplente era Faryd Mondragón, ídolo del Galatasaray y del Colonia de Alemania y el tercer arquero era Miguel Calero, una especie de dios en México, nos hace suspirar al ver el pésimo momento de David Ospina, que el segundo arquero sea Leandro Castellanos y que el tercero sea Camilo Vargas, suplentísimo de Nacional, pues es para ponerse a llorar.
El pésimo momento de David Ospina,
que el segundo arquero sea Leandro Castellanos y que el tercero
sea Camilo Vargas, suplentísimo de Nacional, es para ponerse a llorar
Con el Mundial en ocho meses, las dos últimas actuaciones de Ospina —culpable directo de que la selección haya perdido cinco de los últimos seis puntos que jugó en la eliminatoria— y sus lesiones en el Arsenal, la noticia de que se nacionalice Franco Armani no puede ser más oportuna. Sin embargo, una ola de indignación se levantó cuando se tocó el tema. Me impresionó ver a los periodistas echarse cruces ante la herejía que va a proponer tarde o temprano Pékerman. Al único que pareció gustarle la idea fue a Iván Mejía. Es que es lo más sensato. Desde la época de Falcioni no se veía en las canchas de Colombia un portero de la categoría de Armani.
Recuerdo cuando, hace 30 años, se planteó el mismo debate en torno a si se debería nacionalizar o no a Julio Cesar Falcioni. El periodismo volvió a poner el grito en el cielo… cómo era posible que pusieran en entre dicho la titularidad de Pedro Antonio Zape, un monstruo del arco nacional que, en mi opinión, no era tan bueno como Falcioni.
En el país solo han jugado seis extranjeros con la camiseta de la selección. El último fue en 1978, el argentino Hugo Horacio Londero. Nuestro nacionalismo diabólico no permite que venga gente de otras partes a colaborarnos. Por eso este fue uno de los únicos países de Latinoamérica que le negó la entrada a judíos, que se atrevió incluso a expulsar a una colonia entera de japoneses del Valle del Cauca.
Es raro este país. Vivimos acomplejados con lo que digan los gringos de nosotros, cuando vienen acá los atendemos como príncipes o extraterrestres, pero, si 100 000 venezolanos cruzan la frontera, los repelemos como una plaga. Este es un país que recibe bien al turista pero que le niega posibilidades a los extranjeros cuando deciden trabajar acá. Cuando algunos se atreven a criticarnos, como sucede con la periodista Salud Hernández, así tenga razón o no, el principal argumento que tienen para descalificarla es decir que es una española goda.
En este momento no nos llamemos a equivocaciones, Armani es mucho más que Ospina. A mí en lo particular me dejaría mucho más tranquilo verlo en el arco en el mundial que al del Arsenal. Pékerman tiene teflón y si él cree que es conveniente, lo pondrá sin importar que tan estridente pueda ser el chillido de Carlos Antonio Vélez.