Esta situación debe sacar lo mejor de nosotros los colombianos y empezar a eliminar las rivalidades, eliminar el pensamiento de la ley “el vivo vive del bobo” y la de “acá solo sobrevive el más fuerte”. ¿Acaso unidos no somos más fuertes?, ¿por qué no sobrevivir todos para acabar nuestras rivalidades y empezar a construir de verdad y entre todos un mejor país?
Tristemente hemos crecido en una sociedad con valores distorsionados con respecto a lo que significa “desarrollo de comunidad” y ha prevalecido el bien particular sobre el bien común (aunque queramos pensar lo contrario). Este es el momento más oportuno para empezar a desaprender lo que por siglos nos ha hecho daño y empezar a construir una nueva sociedad.
En este momento quienes tengan la posibilidad y la oportunidad de contribuir deberían hacerlo, pero no solo para bien de alguien específico, sino también para el bienestar de muchos, de manera general, de modo que el impacto negativo no sea tan fuere una vez se normalice toda esta situación.
Hace unos días fueron publicadas diversas noticias en las que se afirmaba que un representante a la Cámara propuso suspender los contratos de los empleados por dos meses. Tan pronto uno lee titulares como este suena algo descabellado y hasta ridículo. Pero cuando uno analiza la propuesta completa, no es tan incoherente ya que va acompañada de dos solicitudes más: permitir que durante este tiempo a los empleados con contratos suspendidos se les permitiera acceder a sus cesantías para su sostenimiento durante la crisis, y realizar la entrega de bonos de alimentación (supongo que para quienes no tienen cesantías).
No soy de corrientes de derecha (ni de izquierda) y sé que muchos pensarán que soy de la peor calaña por justificar y darle valor a ese tipo de propuestas, pero si lo pensamos bien, esa propuesta no es tan mala.
Existen empresas grandes como Crepes & Waffles o Arturo Calle que cuentan con el músculo financiero suficiente para hacer cosas ejemplarizantes como las que han anunciado para esta época de crisis. Pero también existen miles de empresas, sobre todo medianas y pequeñas que no tienen las mismas posibilidades. Para este tipo de empresas, la propuesta del representante a la Cámara no estaría nada mal, ya que significaría la posibilidad de que cuando todo vuelva a la normalidad, puedan continuar con sus funciones y no tengan que cerrar definitivamente sus puertas o despedir en ese momento a sus empleados, ya que la crisis los dejó al borde de la quiebra por haber tenido que pagar empleados sin poder recibir ningún tipo de ingreso.
Estamos acostumbrados a que la mayoría de cosas en Colombia las tenemos que volver subsidios o auxilios, como el subsidio a los servicios públicos que tanto se está solicitando. Muchos necesitaran el auxilio, sí, pero muchos otros cuentan con la capacidad de poder pagar su recibo del agua, de la luz o del gas. El cuento de ayudar durante esta época de crisis, no debe ser solamente, donando un mercado al vendedor ambulante o dando dinero a quien no tiene ingresos en este momento, también debemos ser responsables sobre los pagos de servicios públicos, ya que su operación depende de la gestión de un grupo de personas que se encarga de su mantenimiento y merecen recibir un salario; no solo necesitan reconocimientos y aplausos por nuestras ventanas. Lo mismo ocurre con el pago de los arriendos, dado que muchos están solicitando que se suspenda su pago, sin considerar que en diversas ocasiones este es el único sustento de algunos.
Es por esto que hablo de afrontar esta crisis desde las particularidades, desde la honestidad y la sinceridad. Debemos empezar a considerar que no todos necesitan los subsidios de manera inmediata y que muchos cuentan con la capacidad de hacer frente a sus gastos habituales.
Colombianos, basta ya de querer sacar beneficio de todo y de pensar que todo nos tiene que beneficiar de manera directa; es el momento de ser conscientes de que muchos cuentan con la capacidad financiera para seguir realizando los pagos habituales y de esta manera darle la mano a muchos empleados. Basta de descargar toda la responsabilidad sobre el gobierno, hay muchas cosas a nuestro alcance que el egoísmo no nos deja ver. Dejemos de ser del montón que exige, pero no da. Sí, no es el mejor gobierno y puede ser que llevemos siglos sin tener uno bueno, pero seguimos siendo un mismo pueblo y, quizás, dejando de reclamar justicia y siendo justos cada uno de nosotros con los demás y en cada pequeña acción, podamos contar con una mejor Colombia.
