Colombianos en Alemania avanzan por el camino de la paz

Colombianos en Alemania avanzan por el camino de la paz

Un grupo de estudiantes convocó en Berlín un conversatorio sobre los acuerdos de paz pactados en La Habana

Por: Adriana Yee Meyberg
septiembre 22, 2016
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Colombianos en Alemania avanzan por el camino de la paz

¿Cómo puedo participar en la construcción de la paz? ¿Representa el acuerdo realmente una oportunidad? ¿Cómo gano yo con el acuerdo? ¿Se justifica el acuerdo?

Estas y otras preguntas, así como las numerosas versiones e interpretaciones que se le han dado al acuerdo  y al proceso de paz adelantado en La Habana, rondan sin tregua en las cabezas de millones de colombianos.

Sumado a esto, la polarización generada por la información y desinformación en el contexto del plebiscito para la refrendación del acuerdo y los constantes enfrentamientos ciudadanos, han sido tierra fértil en la que distintas iniciativas de pedagogía para la paz han encontrado su origen. No de forma gratuita se dice con tanta certeza que la paz se construye desde el día a día, desde la familia, desde la escuela, desde el espacio próximo y propio, desde un tinto charlado, hasta un apasionado debate en encuentros de mayor escala.

La comunidad colombiana en Alemania no se hizo esperar. Un grupo de estudiantes de las áreas de administración, política pública y estudios de conflicto y paz integraron, como producto de la actual coyuntura, el Colectivo Colombian@s en Alemania por la Paz y convocaron el pasado 15 de Septiembre un conversatorio en la Hertie School of Governance de Berlín sobre el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto armado en Colombia y la Construcción de una Paz estable y duradera, en el que se desmenuzaron los puntos del mismo y se analizaron desde un contexto histórico y estructural las causas del conflicto armado colombiano y por qué el acuerdo y su refrendación representan un punto de partida fundamental para la construcción de la paz.

Esta iniciativa, que no sólo tiene un gran impacto en la formación de opiniones informadas sobre la base de argumentos objetivos, busca que la participación en el plebiscito por parte de los colombianos en el país germano sea amplia y efectiva y que, aún fuera del territorio nacional, la voz de los colombianos sea escuchada y cuente en las estadísticas.

Un muro de Berlín a la participación

Sin embargo y como es bien sabido en estos días, el ejercicio del voto se va a ver frustrado para una gran mayoría de colombianos en el exterior, ya que de manera despreocupada e irresponsable la Registraduría Nacional determinó que para una ocasión tan “ordinaria” de participación ciudadana, también se “debían aplicar las normas para votaciones ordinarias”. ¿Qué implica esto? Que bajo la excusa facilista, pero además arbitraria, de le existencia de una norma que dicta que la inscripción de cédulas para votar se debe hacer con un año de anterioridad, el gran número de personas que emigraron o cambiaron su lugar de residencia y no cuentan en éste con su cédula inscrita, no podrán ejercer el derecho constitucional de votar en un momento crucial para la historia de nuestro país.

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Tal medida implica entonces que para refrendar los acuerdos que le dan fin al conflicto armado de casi 60 años en Colombia, una norma, que desde todo punto de vista no es compatible con la dimensión y el carácter determinante de este momento único en la historia colombiana, se le va a impedir a una gran cantidad de hombres y mujeres de Colombia su ejercicio de votación; se le va a coartar a muchos el ejercicio de la democracia. Esta vez no podrían escudarse en que muchos no inscribieron sus cédulas, o que muchos no cumplieron con los procedimientos, no; hace un año no estaba previsto el plebiscito y tampoco se ofrecieron alternativas de ningún tipo para garantizar el ejercicio efectivo del voto para la ciudadanía en su totalidad.

Valdría la pena analizar a fondo por qué nuestra institucionalidad optó por una medida de este tipo. ¿Acaso pereza de desplegar los recursos y logística necesarios para garantizar el voto de todos los ciudadanos? ¿Acaso la necesidad de mantener bajo el número de votantes? ¿Para qué? ¿Por qué no se habilitó el voto con el documento de identidad de manera libre como ya se ha hecho en otras ocasiones? ¿Por qué este desconocimiento del momento histórico en el que nos encontramos y la correspondiente urgencia de garantizarle el derecho el voto a todos los colombianos?

La construcción de paz es más que un voto

Más allá de los contratiempos, obstáculos e imposibilidades para la participación en el plebiscito, el Colectivo Colombian@s en Alemania por la Paz, se reúne para discutir, planear y construir.

El conversatorio del pasado 15 de septiembre, sólo fue un comienzo, un arranque esperanzado dentro del contexto de la pedagogía para la paz, un paso dado por un colectivo que a pesar de no poder votar, entiende que la paz no la construyen “los otros”, que el voto no lo es todo, y que hablar, debatir y discutir nuestro camino a la paz, así como aprender de manera conjunta, son peldaños fundamentales para cambiar la cultura de guerra y confrontación en la que hemos nacido y en la que nos hemos desarrollado. Esta comunidad entiende que no sólo votando se construye la paz, sino que también las acciones locales y cotidianas, así como la disposición interna al perdón, a la reconciliación y a la renovación colectiva de nuestra sociedad, son elementos igual de importantes para dar un paso hacia el cambio de nuestra historia; comprende además que los ciudadanos tenemos una responsabilidad gigantesca en la implementación y vigilancia de las acciones enmarcadas en el acuerdo.

Los puntos acordados en La Habana, representan retos de alta complejidad e implican acciones por parte de tantos agentes, que si el gobierno colombiano y la institucionalidad no asumen de manera responsable, contingente y con los recursos suficientes que respondan a las demandas de lo pactado, fácilmente, y aún con refrendación ciudadana,  pueden ir a dar al trasto. Como si fuera poco, también es necesario que nosotros, como parte integral del Estado, trabajemos de manera activa y constante ejerciendo control social, desarrollando iniciativas personales y colectivas que contribuyan a esta implementación y denunciando de manera determinada e incisiva los posibles actos tramposos o de sabotaje que en el marco del acuerdo puedan entorpecer, eliminar o desvirtuar lo que está plasmado en el papel y las expectativas que tenemos como país en concordancia con el momento histórico que vivimos.

La debilidad institucional, el alto nivel de corrupción y, principalmente, los posibles obstáculos derivados de los grandes intereses políticos y económicos contrarios a la paz que reinan en Colombia, encarnan los mayores riesgos que como sociedad enfrentamos; el aparato administrativo del Estado representa la columna con cimientos débiles y resquebrajados, sobre la que el acuerdo se sostiene, columna que además los ciudadanos debemos sostener a través del estricto monitoreo y la participación constante que, como parte integral del Estado, debemos ejercer para que de una buena vez por todas, confiemos, cumplamos y avancemos juntos en lo que verdaderamente la paz significa.  ¡Venga la Esperanza, venga el porvenir! Los Colombian@s en Alemania por la Paz decimos ¡SÍ!

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