La pandemia nos tiene discutiendo sobre política, es decir, sobre lo que deberíamos hacer por el bien de la polis y en la polémica unos creen que deberíamos resguardarnos del coronavirus, mientras otros piensan que es necesario salir a reactivar la economía.
El problema es que, como nos hemos acostumbrado a pensar que la razón la tienen los expertos y entre ellos tampoco existe un consenso sobre quién tiene la razón, no sabemos a qué atenernos. Por eso, dejando de lado el tema de la salud, es necesario decir que la economía no es sólo para los eruditos acostumbrados a hacer malabares estadístico-matemáticos sino que es una disciplina (política) a la cual todos tenemos acceso por cuanto busca reflexionar sobre el manejo que los hombres le dan a los recursos naturales, técnicos o financieros.
Es claro que tener una opinión sobre la economía de un país es más complicado que hablar de la economía doméstica, pero lo interesante es ver cómo muchos ciudadanos estaban más preparados para afrontar la crisis que algunos sabios de la materia, pues ya habían aprendido que lo recomendable es no endeudarse con banalidades, vivir en austeridad y tener ahorros para los tiempos difíciles.
Cuando los empresarios, que siempre han torpedeado el salario digno, salieron con el cuento de que estaban muy preocupados porque la parálisis económica podía afectar a los trabajadores y generar miseria, al presidente se le ocurrió la genial idea de montar el show del día sin IVA, pero las cosas no salieron bien y cientos de “avispados”, por ganarse el descuento, salieron en desbandada a arriesgar la vida. La verdad es que la reactivación económica se va quedando en simple caricatura porque el plan no es fortalecer el aparato productivo nacional, sino fomentar el comercio de mercaderías made in China como televisores, celulares y juguetes en general. Lo más triste es que después del día de marras, la discusión no se centró en lo esencial, sino en la bobería de virtualizar las siguientes jornadas y en tema de la “indisciplina social”, una bonita expresión que se utiliza para significar que las cosas no están saliendo bien porque la gente es bruta, lo cual es una paradoja porque cuando la masa sale a elegir presidentes de pacotilla, lo que se dice es que hubo “participación en democracia”.
Seguramente habría sido mejor si ese día se hubieran exceptuado del IVA a las máquinas y herramientas que se necesitan en las actividades agrícolas e industriales. Pero aún más, para la reactivación económica no parece que sea una buena fórmula seguir repartiendo dinero con el formato de los subsidios o el de las “rentas básicas” porque no hay control sobre el destino final de dicha inversión. Tampoco vale la pena insistir en la idea de hacer planes ambiciosos de obras, porque regando concreto y asfalto por la geografía nacional lo único que hemos logrado es acelerar el proceso de destrucción de nuestras riquezas naturales. Lo que se necesita y puede hacerse en este país es darle a todas las personas oportunidades de trabajo, para poder comprometerlas, dentro de una economía eco-responsablemente austera, en la recuperación del campo, en el fortalecimiento de las industrias de producción de bienes y en especial en la mejora de los servicios sociales como la salud o la educación. Otra cosa es que las elites quieran.
Por lo pronto y como la crisis va para largo, lo mejor es recordar la canción que dice: “… el que tenga un amor que lo cuide, que lo cuide. La salud y la plática que no la tire, que no la tire”.