Nuestro patriotismo, lo que debería ser motivo de orgullo, se está convirtiendo en una razón de odio. A diario al leer las opiniones sobre los diferentes hechos que acontecen en el país queda en evidencia que somos una sociedad pendiente al chisme para atacar y no escuchar.
Comencemos con Juan Diego Alvira, periodista que comparó con un Alka-Seltzer los efectos de la droga en el cerebro: esta metáfora no aporta nada al duro flagelo del consumo de drogas en nuestro país, solo coloca tintes de ignorancia y amarillismo a un tema que debe ser de salud pública.
Tuve la oportunidad en este año hablar con personas de programas de control y mitigación de daños con el consumo de droga, y siempre se llega a una misma conclusión: pereza.
Sí, la pereza resulta ser un sedante para decir cuanta barbaridad se les ocurra en medios de comunicación, y realmente salir y decir la verdad, que el problema no es la droga, es quien la consume, es el joven que no tiene idea de cómo manejar un problema y resulta en las drogas porque su vida se construyó en los excesos, esa misma pereza de dedicar espacios para escuchar por qué usan drogas las personas, pereza de rechazar la "increíble" editorial de este periodista y hacer algo que sí aporte al debate de las drogas.
Somos nuestro peor enemigo, porque si queremos evolucionar debemos investigar en vez de señalar.
Como los colombianos que ahora señalan a Nairo Quintana por "no atacar" estamos tan poco acostumbrados a tener cosas lindas, personas que nos representen, que cuando lo tenemos creemos ser intocables, inalcanzables, por eso cuando tenemos grandes embajadores solo buscamos con sed y hasta con desespero que sigan ganando para sentirnos representados, y ante la menor falla solo señalamos y acusamos. Es como si lo bueno fuera una droga, la cual no tenemos, pocas veces nos llega y no la inyectamos para 5 minutos de placer y toda una vida de austeridad.
Somos nuestro peor enemigo. Señalamos y humillamos.
Tan malos somos que cuando nos imponen mayores impuestos, cuando nuestros políticos nos mienten de frente y sin descaro, quedamos inmutados porque sabemos que tenemos discurso para la hora del chisme, pero no tenemos acciones para levantarnos y en realidad entender que así como sube un político también puede bajar, por una simple razón: el poder popular, el poder del pueblo.
Somos tan básicos que discutimos en internet con "bots".
Primero contextualizo: los bots son cuentas creadas para aumentar un número de seguidores, son cuentas falsas que buscan una movilidad hacia un pensamiento. Y sí, así de básicos, ridículos, desocupados, absurdos somos que discutimos con un pelafustan que sin nada que hacer, crea cuentas en redes sociales para segregar odio. Pero el odio crece cuando se escucha al ignorante, sino se pone atención, esas infamias son gritos al vacío.
Por eso usted, colombiano que aún ama y tiene racionamiento:
No odie, no señale, no desvalorice los esfuerzos ajenos, no crea en todo lo que dice la televisión. Detrás de la noticia de la dosis mínima hay toda una cortina de humo para omitir el debate de los aumentos de impuestos. Además, el alcohol y el cigarrillo también son drogas. Deje de creer que atacar en una gran vuelta de ciclismo es fácil, si Nairo siendo el multicampeón que es le cuesta es porque hay mejores que él, por eso dele ánimos por representarnos.
Y por último deje de ser el enemigo de otro colombiano, escuche, lea, no se sulfure, sienta que cada persona tiene su mundo y se debe respetar. Por favor los invito al racionamiento y de verdad comportarnos como compatriotas, dejemos de ser el país de nuestros enemigos.
