Con tan solo dos meses aproximadamente de experiencia en el cargo de presidente de Colombia Iván Duque tiene en la cabeza —dando vueltas como un disco, como dice la canción— la ilusión de ir a una guerra contra Venezuela.
Me pregunto si el presidente Iván Duque se quiere trenzar en una guerra fratricida contra Venezuela para poder ocultar cierta monstruosa incapacidad de gobernar Colombia, o si un conflicto de este tipo le serviría a él mismo como pretexto para salvar su pellejo, y, de esta manera, atornillarse en el poder, lo cual se constituiría en actitud típica de los ineptos mandarines.
La verdad es que yo no tengo claro si el presidente Iván Duque posee o domina alguna noción del derecho a la autodeterminación de los pueblos, de geopolítica, de la profundidad de las relaciones internacionales de los países pesos pesados y amigos de Venezuela, como Rusia y China.
Ojalá que el presidente de Colombia pueda consultar con urgencia en Wikipedia lo que significa la geopolítica, sobre todo la política exterior de los países considerados pesos pesados en relación con Venezuela, entre los que se encuentran Rusia y China. Porque hasta donde todos sabemos Iván Duque no es ninguna geoestratega experimentado o estratega militar probado.
Además, Rusia y China han dejado ver que no estarían de acuerdo con una intervención militar contra Venezuela.
Asimismo cabe destacar que en lugar de estar pensando en una intervención militar contra Venezuela, Iván Duque debería de aplicarse a la reparación integral y a brindar garantías de no repetición a las más de 8.746.000 de personas víctimas del conflicto social armado interno de Colombia.
Las mismas razones que utiliza Iván Duque para intentar justificar una intervención militar contra Venezuela son las mismas razones que nos sirven para exigirle que abandone la ilusión de llevar a cabo una intervención militar contra Venezuela.
Instamos al presidente de Colombia a que se dedique a consolidar la paz entre todos los colombianos.
Si Iván Duque anhela exhibirse ante el mundo como un presidente humanitario y humanista, le solicitamos que empiece a practicar ese humanismo en Colombia, lo invitamos a que en empiece con los niños del departamento de la Guajira.
En Colombia tenemos demasiados problemas —problemas muy serios, y algunos de ellos todavía sin resolver completamente, inclusive—, tales como el desplazamiento forzado o la migración interna por el conflicto o por la violencia económica, y también tenemos escandalosas cifras de desempleo y subempleo. El grueso de los colombianos tenemos el empleo de buscar empleo.
Y nosotros los colombianos no podemos tener la desfachatez de ir a darles lecciones a los vecinos de cómo organizar la casa, cuando la nuestra es un caos macabro y total. Lo primero que tenemos que hacer es extraer la viga de nuestro para entonces ver bien y luego sacar la paja del ojo ajeno.
A modo de conclusión, debemos recalcar que entre Colombia y Venezuela no puede existir rivalidad de ninguna índole, porque son naciones hermanas siamesas, destinadas a estar unidas por lazos de fraternidad indestructibles.