Colombia (44%) y Estados Unidos (33%) son las dos naciones favorecidas por la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) con la aprobación de cultivos de marihuana (cannabis) para producción medicinal correspondiente a la vigencia del año 2018. El JIFE es la sigla de la organización, adscrita a las Naciones Unidas (ONU), encargada de los controles del referenciado cultivo narcótico.
A Israel le aprobaron el 10% y a Australia el 3%. A otros países se les aprobó menos del dos por ciento por las condiciones climáticas y de suelo que no alcanzarían para producir la cantidad o volumen que requieren para atender la demanda que necesitan en la producción medicinal. Además, no es fácil en Europa, por controles, prohibiciones y penalización a los cultivos y su uso clandestino.
Colombia tiene aprobado un cupo equivalente a 45 toneladas, en menos de dos años, de la aprobación de 1787 de 2016, que legaliza los cultivos de marihuana para el uso medicinal. El cupo de Colombia puede incrementarse con las ofertas de países interesados en comprar y adquirir los cultivos tales como: Canadá, México, Argentina, Australia, Alemania, Japón y España, entre otros.
Colombia se proyecta en el primer lugar de la producción de cannabis de ocho variedades por encargo internacional, destinada a la producción medicinal y de alimentos, líquidos y sólidos, de consumo humano exento de “humo” cuyo uso guarda restricciones prohibitivas. Suiza comercializa libremente bebidas aromáticas, helados, refrescos, incluida la cerveza. De igual forma variedades de productos de panadería, repostería y otros productos alimenticios, aprobados por las autoridades competentes, similares al INVIMA en Colombia. Más de 20 sociedades extranjeras y mixtas, combinadas con colombianas, piden pista, solicitando facultades legales, para instalarse en el territorio nacional a sembrar marihuana ,entre las que se pueden destacar: FCM Global SAS, Cannavida SAS, Parmacielo Colombia Holdin SAS, Khiron Life Science Corp, Camecol SA y Medican SAS entre otras.
Colombia se destaca por tener territorios rurales apropiados para los cultivos de cannabis en grandes extensiones, destacándose departamentos como Cauca, Nariño, Antioquia, Tolima, Santander, Huila, Magdalena, César y La Guajira. En estas dos últimas la explotación de carbón destruyó en conjunto más de 150 mil hectáreas de primera calidad para la producción de cultivos de marihuana, pero quedan grandes cantidades de tierra en las faldas de la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada.
Los cultivos de cannabis también se sujetan a las manipulaciones genéticas, en la adecuación de variedades al suelo y clima para el aprovechamiento benéfico de municipios y departamentos con el gravamen de comercialización, mediante la aprobación de ley tributaria, para los recaudos de impuestos: local, regional y nacional; en retribución contributiva. Los parlamentarios, gobernadores, diputados, alcaldes y concejales deben conjuntamente determinarla en los planes de ordenamiento territorial y de desarrollo, las reservas de predios apropiados para utilizarlos.
Dios quiera que ahora con la legalización de los cultivos de marihuana para la exportación autorizada por las Naciones Unidas no vayan a excluir al departamento de La Guajira en el programa agrícola-industrial sobre las asignaciones territoriales prediales para la oferta internacional. No deben olvidar que el citado departamento reseñó anotaciones de antecedentes productivos de buena calidad, financiada mediante negociación por ciudadanos americanos, comprándola y transportándola desde Colombia a EE.UU, hasta cuando asumieron los gringos, por jugosa rentabilidad de consumo, cultivar la hierba bendita para algunos, maldita para otros, en su propio territorios.
En La Guajira tenemos derecho primordial y reparativo por los daños causados con las fumigaciones que esterilizaron tierras productivas y al convertir mediáticamente a los guajiros en individuos y peligrosos delincuentes por haber utilizado el territorio en necesidad para cultivos narcóticos y vendérselo a los estúdiense, para zanjar la pobreza inmisericordia, que padecía La Guajira, por el abandono total del gobierno central. No es justo que La Guajira ahora vaya resultar víctima de exclusión en los repartos y distribuciones relativas con las territorialidades departamentales, municipales y resguardos indígenas. En igual forma y de manera proporcional entre las beneficiadas. Al ritmo acelerado de las ofertas en favor de Colombia, esta nación podría exportar a cinco años unas 360 toneladas de marihuana por valor de venta superior a los 160 millones dólares.