Podemos rasgar nuestras vestiduras, echarle la culpa al COVID o a Duque por tener a alguien a quién culpar, pero la verdad es que nos fue mal este año a Colombia en las pruebas SABER 11 DEL ICFES.
Felicitar nuevamente a nuestros colegas del Liceo Campo David, quien, a pesar de bajar el nivel académico acostumbrado, quedó clasificado como el primero en todo el país en contraste con el Colegio Cuna Gito Chuambará que solo logró 149 puntos en promedio ocupando el último lugar de la tabla.
Solo el 0,33 % de 12546 colegios aprobados, es decir 42 instituciones del país obtuvo puntajes superiores a 350 puntos, con un promedio ponderado de 70.
Un 5,45 % alcanzó puntaje superior a 300 puntos, es decir 684 instituciones.
Un 7 % logro un puntaje superior a 280 puntos, para un total de 869 colegios. Unos puestos más abajito de este promedio logramos ubicarnos este año.
Solo un 4.9% Logró este año superar los 270 puntos, es decir 670 colegios y 6.9% logro clasificar en el nivel alto del ICFES, con un promedio de 260 puntos, el equivalente al 6.9% de las instituciones.
1160 colegios, el equivalente al 9,24% de los colegio sobrepaso la meta media de los 250 puntos, los que creemos ocupan la posición básica del ICFES.
Con puntajes que van los 249 a los 220 se ubican 4397 colegio, en lo que consideramos un nivel muy básico rozando con la pérdida del año y de ahí para abajo siguen 3889 colegios restantes los que definitivamente perdieron el año, con unos promedios realmente vergonzantes.
Este análisis incluye tanto colegios oficiales como privados, todos medidos con el mismo racero de la lectura critica, matemáticas, ciencias naturales, inglés, sociales y competencias ciudadanas.
El observar estas estadísticas nos invita a reflexionar sobre la situación académica del país, que se refleja en las posiciones en que nos clasifican en el exterior con las Pruebas PISA, donde llevamos años ocupando las últimas posiciones entre los peores países educados del mundo y en la UNESCO que aún persiste el estigma de ser una Nación analfabeta, la cual desde antes de Pastrana ostenta esa deshonrosa clasificación con más de 2 millones de personas que no saben leer ni escribir.
Superar nuestros tres analfabetismos, el académico, el funcional y el tecnológico (Éste último, el que rajó al 99 % de los profesores del país) urge más que dinero para solucionarlo.
El sector oficial recibe una buena tajada del Estado. Este sector de la educación percibe $49,3 de $350,4 billones del Presupuesto General de la Educación (de los cuales ni un pesito llega a muchísimos de los colegios privados) siendo así uno de los sectores que reciben más recursos, nada menos que el 14,3 % de la totalidad del presupuesto, uno de los más altos del país, pero al parecer la plata se gasta en aspirinas para el dolor de cabeza, cuando lo que no funcionan son las rodillas.
Buena culpa de esta debacle tiene nombre y apellido propio: FECODE.