El virus que engendramos con la “proteína de la independencia” en el siglo XIX ha experimentado unas interesantes mutaciones a lo largo del tiempo en el que ha sido expuesto a la vida y a los intentos por su propio aniquilamiento.
Casi que al igual que en lo biológico, el “Colombia virus” una vez fue creado, resultó expuesto a múltiples combates o luchas por su aparente autodestrucción o su alta resistencia a quienes intentan destruirlo. Se ha hecho más fuerte y resistente. Obstinado aguas arriba remonta vicisitudes y raudales peligrosos; pero sale cada vez “más desafiante y perfeccionado” (apartes de un discurso oficial).
Primero se conoció la versión “Colombia virus 1821Cuc” cuando éramos carnales con los hermanos vecinos y no andábamos en las peleas actuales de buena familia; sólo buscábamos organizar la naciente república, la novata sociedad que aún vivía con esclavitud a bordo. Estábamos expuestos a cualquier antivirus imperialista europeo.
La siguiente mutación se registró como “Colombia virus 1863RioN”, la cual intentó fortalecer las proteínas de la nación con una marcada independencia federalista y regional; pero no bastó sentirse en sus componentes proteicos fuerte y robusto en su autonomía incipiente, para querer hacer pedazos a toda la molécula nacional y terminó mutando en un organismo desintegrado y poco factible de defensas.
Algo bien comprobado en las ciencias exactas de la biología, es que algunos virus como el que contrajimos en toda la nación se alimentan de sangre caliente, y de eso si había para saciarse en todo el territorio. Unas 50 guerras civiles hasta finales del siglo XIX provocaron una nueva mutación: “Colombia virus 1886RN”.
La historia de la biología nacional relata que esta mutación, la “Colombia virus 1886RN” fue una de las más resistentes y fuertes a los embates de los antivirus portados en su propia configuración. Fue puesta a prueba por hegemonías azules y rojas, revoluciones en marcha, violencia con pájaros que se alimentaban de sangre caliente y campesina (en su mayoría); frente nacional, exclusión social, desigualdad, alzamientos en armas y la presencia inexorable del combustible del narcotráfico (marihuana primero y cocaína después), el cual nutrió de manera acelerada a la estructura molecular de su ADN.
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“Colombia virus 1886RN” fue una de las más resistentes y fuertes a los embates de los antivirus portados en su propia configuración
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La complejidad del ambiente y las crisis institucional, social, política y económica, en la cual desembocó la última evolución del organismo, generó la última mutación conocida: “Colombia virus 1991Con”. Aparentemente esta mutación iba a garantizar la supervivencia prolongada a partir de las promesas materializadas en la asamblea constituyente: nueva constitución molecular, estructura del ADN renovada, con participación de las mayorías de las proteínas con las que se nutre la nacionalidad (unitaria y descentralizada), renovado intercambio de fluidos políticos, democracia participativa para oxigenar la convivencia … pero ¡qué va! Los virus son agentes infecciosos que sólo pueden multiplicarse en las células de otros organismos. Y en esas estamos.
Coda: virus y antivirus. La eterna lucha de los organismos complejos por la supervivencia del uno, a costa del otro. ¿Podremos reversar la ley biológica fatídica por una ley social de convivencia?