Colombia va bien.
Después, quién sabe…
¿Pruebas contundentes? Ahí van…
No ha caído un meteorito, un satélite sin control o una nave extraterrestre en ningún paraje de sus 2.070.408 km². Dato geográfico: son 1.141.748 km² de territorio continental, y aguas marítimas los restantes 928.660 km². ¡Hey!, tenemos bastante tierrita y agüita.
No ha sido azotada por un huracán categoría cinco. Ni siquiera por una tormenta ocho cuartos. A lo sumo podría apretar el “lluvierno”, según Max Henríquez.
No ha habido un sismo que lamentar y menos un cataclismo. Recién ha habido movimientos telúricos 4.5 escala de Richter. Son de baja intensidad.
Ni medio metro lineal ha sido golpeado por un tsunami, en nuestros larguísimos litorales del Océano Pacífico y el Mar Caribe.
No ha hecho erupción ninguno de los volcanes activos: Nevado del Ruiz, Puracé, Chiles, Cerro Negro, Cerro Machín, Sotará y Santa Isabel.
No ha habido un solo poblado afectado por una avalancha de lodo o una caudalosa avenida.
No se han presentado epidemias en nuestros campos, tales como gripe aviar, enfermedad de las vacas locas o peste porcina.
No ha rebrotado el cóvid-19.
No enfrentamos una guerra internacional. En cuanto al conflicto armado interno, infiero que tiende a arreglarse con la estrategia de paz total.
Mejor dicho, debemos agradecer a la divina providencia que estamos aquí y ahora, sin lamentar desastres colosales ni horrorosas tragedias. Hablo en general de la actualidad. Todos sabemos que siempre hay dificultades.
Y sí, hay noticias positivas. Veamos.
Todo indica que la robadera-saqueo-atracadera al erario por parte de la corrupción a mansalva ha disminuido y sigue mermando.
Se está dinamizando la demanda efectiva de mercancías nacionales y por tanto es posible que se incremente la producción en artículos básicos debido al aumento del salario mínimo, el efecto expansivo derivado de los crecientes montos del gobierno central entregados a familias de estratos sociales de menores recursos, y la baja de intereses en tarjetas de crédito recién aprobada por bancos a despecho de la crisis financiera global.
La entrega de tierras laborables a emprendedores campesinos ha comenzado y se espera que este año medio millón de hectáreas sean áreas de mayor cosecha y gestión pecuaria, ojalá para provecho del consumo doméstico.
El comercio con países vecinos se está intensificando, y la llegada de inmigrantes se ha detenido.
Realizar reformas en aspectos laborales, pensionales y de servicios de salud está a la orden del día en el poder legislativo y se augura que podrían beneficiar al grueso de la población menos favorecida.
Nuestras sedes internacionales están siendo redireccionadas para una mejor atención a nuestros connacionales que viven por allá o visitan dichos países extranjeros.
A pesar de casos de violencia, siempre hay esperanza en minimizar los históricos altos números de masacres y asesinatos de líderes sociales. Es que el tema no da tregua desde que mataron al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Otra buena: el recaudo de la Dian en enero de este año fue de $25,3 billones que, comparado con enero 2022 ─desgobierno anterior─, presenta un alto crecimiento de 13.4% en términos reales/pesos constantes. De pronto, puede ser que esto no sea del agrado de grandes contribuyentes y personas jurídicas, a los que se les aumentó un tantito los impuestos. O porque los aprieten con el cobro persuasivo y coactivo de viejas deudas con el fisco.
Una más en par patadas: la FIFA aumentó de cuatro a seis el cupo de clasificados directos por la Conmebol para el mundial de fútbol 2026 en Méjico-Unái-Canadá. Y el séptimo irá a repechaje. Recuerda que solo hay 10 federaciones asociadas en Suraviayala: Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Perú, Colombia (¡6!), Chile, Paraguay, Bolivia y Venezuela. Mejor dicho, clasificamos porque clasificamos. Este año estaremos de local ante Venezuela, Uruguay y Brasil (¿quién dijo miedo?). De visitante ante Chile, Ecuador y Paraguay. 18 puntos en disputa. Che, vos Lorenzo, lográ 12. ¡Sí podés!
Hay crisis en países vecinos, pero tenemos fe en que recompongan las cargas y fluya el comercio internacional con el resto de las naciones de la Patria Grande de Bolívar, San Martín, Belgrano, O´Higgins, Hidalgo, Artigas y tantos otros.
Verdad es que somos una comarca subcontinental y subdesarrollada. Y subvalorada por nosotros mismos, donde la mitad de la población afronta graves problemas que se arrastran desde el inicio de nuestro nacimiento como repúblicas independientes.
También es muy cierto que hoy que la mayoría vemos con fe nuestro momento estructural, teniendo en cuenta que el cambio avanza en cuanto a reivindicaciones populares.
Bueno, concluyamos: viéndolo bien y en general, vamos vacanos.
Pero un pasquín semamario, semalario, semarranario… ─lo que sea─ de oposición encarnizada asegura, jura y rejura que “Colombia va mal”.
Mal hecho.