Este 21 de enero hemos vuelto a ver en las calles de todo el país a millones de personas que se movilizaban para exigir un cambio. Esto sin duda alguna es una noticia positiva que debe llenarnos de alegría, pues demuestra que la sociedad está viva, despertando y queriendo un cambio. Pensemos en Colombia como un enfermo que para mejorarse necesita una serie de cuidados, cambios en sus hábitos y su alimentación, pues bien, el primer responsable de la mejoría es el mismo paciente. Por eso es tan positivo que sigamos movilizándonos, porque es la manifestación del deseo de cambio.
Mientras una parte importante de colombianos nos movilizamos, exigiendo y deseando construir un mejor futuro, la respuesta del gobierno es sencillamente mirar para otro lado. Pero esto no es nuevo, Iván Duque no parece ser presidente, si no mas bien, una imagen o un edecán en el lanzamiento de algún producto. Por eso lo vimos en el Chocó repartiendo dulces a los niños para tomarse unas fotos y grabar unos vídeos para la galería, y no hablando de las cuestiones importantes que tanto necesita aquella región históricamente olvidada del país. Un tanto más vimos cuando visitó Antioquia y le preguntaron por la masacre en Tarazá, Duque dijo que no iba a hablar de eso, algo así como el tan conocido “¿de qué me habla viejo?”
Mientras el país es percibido como el país más corrupto del mundo, y se mantiene en el deshonroso puesto 99 de 180 países. Mientras asesinan casi a diario a un líder social. Mientras se hacen seguimientos ilegales y se “chuzan” a opositores, magistrados y periodistas, y mientras la economía asfixia a la clase medias y bajas, el “presidente” mira para otro lado. Recibe con “honores” a Guaidó, le permite a este opinar de política interna al referirse de forma irrespetuosa y mentirosa sobre Gustavo Petro. Se reúne con Mike Pompeo y mira para Venezuela. SU estrategia no es otra que tirar la pelota al tejado de enfrente, para no hablar de lo que le compete y no asume.
Cuando hablamos de democracia moderna, normalmente pensamos en la Revolución Francesa, y cuando nos referimos a esta, sale La Guillotina como un símbolo de aquel levantamiento que terminó con el antiguo régimen. Pues bien, a saber, qué tipo de símbolo levantará el pueblo colombiano para acabar con la republica bananera y poner al país en la senda del progreso y la modernidad. El camino no es otro que nuevas y legitimas instituciones bajo un nuevo consenso constitucional.