Ser un líder social en Colombia es ponerse la soga al cuello. Amenazas, muertes y presiones son el pan diario para ellos, razón por la cual merecen un capítulo aparte, precisamente porque no han disparado contra nadie y luchan desde la institucionalidad, legalidad y legitimidad, ya que son apoyados por la gente.
El propósito de los sicarios y autores intelectuales de asesinatos de líderes sociales es intimidar y dar escarmiento a los demás, para que no sigan con lo que están haciendo. Sin embargo, deben de manera urgente y perentoria preguntarse si lo que están haciendo logra el cometido que buscan, porque, a no ser que sean estúpidos, no han hecho un balance serio, como lo muestran las circunstancias.
¿Creen ustedes que, en primer lugar, por quitar del camino a un líder social, el liderazgo mismo se va a acabar? La experiencia indica que en el 90 % de los casos después de un líder social viene otro. La táctica de atacar elemento por elemento no ha funcionado nunca en este aspecto ni funcionará. El liderazgo, señores sicarios y autores intelectuales, es algo que nace, así que siempre encontrarán a alguien que se pone al frente en situaciones de negación de los derechos humanos, violencia, destrucción o rechazo de víctimas. Esto ocurre porque la naturaleza humana es así.
El líder trabaja con increíble optimismo, increíble para quien ve las cosas desde afuera. Un optimismo que puede parecer ingenuo, absurdo a veces, pero el líder piensa que las cosas pueden ponerse mejor, prefiere desde dentro hacer un balance positivo de las cosas. Los líderes que conocemos han muerto en algunas ocasiones creyendo que el Estado iba a hacer algo para frenar las amenazas, lo cual no puede confundirse con ingenuidad y estupidez. Nadie quiere morir, pero estamos diseñados por naturaleza a creer más en la vida que en la muerte. Creemos que el otro puede reflexionar, entrar en razón, que los argumentos y las denuncias convencen. De hecho, sí funciona, pero en ocasiones no lo suficiente. Los líderes sociales suman elementos positivos en vez de los negativos. Si no fuera así, no trabajarían ni bajo amenazas ni sin ellas.
No por ello, los líderes sociales deben quedarse quietos ante el inminente peligro, siempre que se pueda hacer algo por salvar la vida, el líder lo hará. Pero el riesgo no va a ser la razón por la cual va a abandonar su causa. Y el líder que se venda, se pase al lado contrario o se quite, nunca fue un líder social, sino alguien que posaba de líder. Colombia es una fábrica de líderes sociales, lo mismo que “marca registrada” en acabar con ellos. "Fábrica" porque mientras que las necesidades sociales abunden habrá líderes sociales. Son las mismas condiciones que ponen los patronos, dueños, gobernantes, las que generan una fábrica de líderes sociales: la desigualdad, la concentración del ingreso y de la tierra. Las oligarquías son un grupo de ciudadanos echando sapos venenosos y serpientes en una bañera, esperando que el pueblo se bañe contento en ella. ¡Esto es imposible!