Un creciente abismo a causa de las pasiones políticas se está socavando a toda marcha, erosionando así todo rastro de hermandad y amor por el compatriota que difiera en su pensar. Quienes quedan en medio de aquel cañón son mal llamados "tibios", ambos extremos los corroen y denigran por no tener una postura afín a cualquiera de las orillas.
Pareciera que estuviésemos viviendo aquella época de la guerra de los mil días o el más reciente frente nacional, donde también se vivió esta gran división, odios y pasiones efervescentes hacia líderes políticos.
Hoy los amores y odios en nuestra nación están direccionados hacia Gustavo Petro, máximo líder de la oposición, y en contra parte el expresidente Álvaro Uribe, quien representa la derecha y esa lucha inquebrantable contra las guerrillas.
La guerra entre seguidores de ambos líderes tiene como campo de batalla las redes sociales, donde discípulos y seguidores de estas doctrinas opuestas encuentran el ambiente propicio para refutar las ideas contrarias. En algunos casos esta disputa de trinos y reacciones lamentablemente llega a insultos y maltratos verbales.
No debería ser así, está bien que pensemos diferente y debatamos nuestras ideas, pues en medio del diálogo nos enriquecemos y nos apropiamos de ideales y herramientas de nuestros connacionales. La invitación es entonces dejar la violencia, respetar el pensamiento del prójimo y dialogar para edificar una mejor patria
Que la pasión no nos divida, más bien que nos encamine a crear una mejor nación.