Colombia: un país de “locos hijueputas”
Opinión

Colombia: un país de “locos hijueputas”

La Paz Total, si la queremos abrazar, debe entender la psicopatía como un fenómeno
detrás de los factores sociales, económicos y políticos que parecen impedirla

Por:
noviembre 19, 2022
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Juana de Arco decía oír en su jardín las voces de San Miguel; Virginia Woolf escribió Las Horas”…antesala de su suicidio; John Forbes Nash, ¿lo recuerdan? Una Mente Brillante, ganó el nobel de economía; Vincent Van Gogh dice una de tantas teorías que cortó su oreja para poder pintarla correctamente y dos años después se suicidó; Abraham Lincoln sufría de depresiones profundas y también intentó quitarse la vida; y Víctor Paz Otero, máximo novelista colombiano vivo para mi subjetiva opinión, escribió en La Eternidad y el Olvido (obra de notable aliento espiritual magistralmente ejecutada desde el sanatorio): “La locura, ese agujero negro del espíritu donde puedo comprender que para merecer la lucidez debo perder la razón”.

Henrich Heine nos presentaba un pensamiento semejante:

“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca”.

Carlos Bolívar Bonilla Baquero, Ph.D., quien fuera mi profesor de psicología en la Universidad Surcolombiana, alguna vez me dijo:

“A la lista de estas genialidades habría que agregar a los profetas bíblicos, a Holderlin, a Yukio Mishima, al creador del Barco Ebrio, a Beethoven, a San Juan de la Cruz, a Einstein... Por todo eso, la pregunta no es por qué enloquece la gente, si no, ¿por qué no lo hemos hecho todos? [...] Paul Watzlawick, advierte que la locura es un problema de estar en minoría. Si la mayoría nos consideráramos seres extraterrestres que escuchamos voces provenientes del espacio, seríamos completamente normales”.

Aquí es, donde la mentira, tan persistente en la psicosis y la esquizofrenia, que escinden la realidad para poder soportarla, se sublima en la metáfora del artista y se pone al servicio de la belleza y por ende de la Verdad, como la entendieron los socráticos. Wilde lo tuvo más que claro en su manifiesto titulado “La decadencia de la mentira”:

“La gente habla con ligereza del mentiroso nato como del poeta nato. Pero en ambos casos están equivocados. La mentira y la poesía son artes, que como observó Platón, no dejan de relacionarse mutuamente (…) Ningún gran artista ve las cosas tales como son en realidad. Si las viese así dejaría de ser un artista”.

Octavio Paz lo resumió en su Epitafio para un Poeta:

Quiso cantar, cantar
para olvidar
su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.

César Fernández García, escritor español, expresó: “Loco por contar grandes verdades mediante pequeñas mentiras”.

Y es que en Colombia, no hay muchas opciones para habitar en una franja gris. Hay psicópatas y psicóticos, como los ubicaría Leopoldo María Panero -poeta maldito lacaniano- en su campo de fútbol. Los primeros ejerciendo una presión fascista sobre la normalidad, de donde solo pueden emerger los segundos. Panero también decía desde el desencanto: “La gente que sufre no tiene porqué ser buena”. Y Krishnamurti justificaba esta reflexión diciendo que "no es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma".

Thomas Szas, psiquiatra padre de la antipsiquiatría escribió a propósito:

“La locura es la única reacción sana para una sociedad enferma”.

El problema del mundo y particularmente de Colombia, es que no está lleno de “locos creativos” sino de locos psicópatas o como se dice coloquialmente, de “locos hijueputas”.

La Paz Total, si la queremos abrazar, debe entender la psicopatía como un fenómeno

detrás de los factores sociales, económicos y políticos que parecen impedirla, en lugar de persistir en ellos como la etiología de las diferentes violencias. Mientras la media a nivel mundial es del 1% en psicopatía, en el campo colombiano es del 32,93 %. Es decir, 3 de cada 10 colombianos, podrían ser psicópatas:

A ver si un día, quizás, dentro de la poética locura, entendemos que meditar sea acaso, como lo dice Sant Rajinder Singh Ji, la única manera de sembrar paz en el infierno y de corregir en la caverna platónica, el origen de este ilusorio, pero muy doloroso reflejo.

¡Said so!

 

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