Muchas de las motivaciones para protestar en las calles, sobre todo por parte de jóvenes, han estado justificadas ante un gobierno que ha demostrado ser negligente e indolente.
Una prueba irrefutable de esa negligencia e indolencia son las muchas muertes de líderes sociales y ambientales, pues poco se ha hecho para frenarlas y castigar ejemplarmente a los culpables.
La gota que derramó el vaso fue la mentada reforma tributaria que por fortuna llevó a sacar del gobierno al entonces ministro de Hacienda, el cero empático Alberto Carrasquilla.
Pero las marchas y protestas de los primeros días, en el actual contexto de la tercera grave ola de COVID-19 se han vuelto ya a una irresponsabilidad: los contagios se van a disparar, empezando por afectar a las familias de las mismas personas que siguen en las calles.
Alegan que es mejor morir de COVID-19 que de hambre, pero es una postura en realidad suicida y doblemente irracional.
También se verán afectados muchos otros colombianos que sin deberla ni temerla solo quieren salir adelante de la actual crisis con el sudor de su frente.
A esto se suman los bloqueos de vías que solo están asfixiando aún más la economía y dificultando la incipiente generación del empleo que tanto reclaman muchos manifestantes.
En una época de urgente desarrollo sostenible, al gobierno le ha faltado creatividad para por ejemplo invitar a esos jóvenes, pagándoles algo, a sembrar árboles y a reforestar un país tan golpeado en lo ambiental a manos de especuladores de tierras y demás criminales.
Impulsar la innovación y el desarrollo de materiales y prácticas que no afecten tanto el medio ambiente como los plásticos de un solo uso, incluido el icopor. O a fomentar y capitalizar el reciclaje, pues con la actual cultura facilista de los domicilios se genera demasiada basura.
Plataformas gratuitas como Duolingo, Edx o Coursera ofrecen grandes oportunidades para aprender idiomas, programación o desarrollo de aplicaciones móviles y así acceder a mejores oportunidades de empleo. Ya es hora de que canalicen su energía en cosas más provechosas para ellos mismos, como la música (otra actividad en que el país es potencia).
Y también ya es hora de que empiece a primar un poco más la sensatez de unos y otros para que la irracionalidad no termine de a llevar a Colombia al hueco.