Este es un bosque donde cada día la fuerza de la sabia se agota, se paraliza en su tronco, se aleja de las ramas y los frutos se secan. El entramado de raíces en el bosque se deshidrata, se paraliza, se distancia y se muere… generando un escenario de cráteres, como si nos extasiáramos al mirar la luna en las noches veraniegas.
A lo largo de la línea del tiempo, los fungicidas, herbicidas, insecticidas y en general las estrategias MAM (Máxima Asistencia Militar) no han dado árboles ni mucho menos los frutos necesarios y suficientes para abandonar el estadio de una sociedad desértica, en el sentido amplio de la palabra. La MAM lo que han conseguido es derribar frutos, hacer volar hojas al viento y posarse en otras latitudes, constreñir los vasos comunicantes en ese ser vivo llamado Colombia, que en el alba del siglo XXI detonan desde los cuatro puntos cardinales, y allende de las fronteras, apalancados en las TIC.
Colombia necesita con urgencia agrónomos sociales, geólogos sociales, mineros sociales, ingenieros sociales, administradores sociales, neurocientíficos sociales, políticos sociales, líderes sociales, marketing social, etc. En fin, requerimos cogestionarnos desde el ser, el saber y el hacer social colectivo. Esto para que la nación pueda ser trasplantada y salvar lo que queda de sus raíces históricas y nuestra identidad. Lo anterior nos ayudaría a un repoblamiento del bosque nacional, desde la diversidad en sus troncos, ramas, follajes y frutos ideológicos, que nos construyan y nos permitan vivir como un país soberano e independiente del hipercapitalismo financiero y digital, caminando hacia un nuevo pacto social equitativo, incluyente, distributivo en rentas, patrimonio y capital histórico heredado, por el percentil más favorecido de la sociedad, como mecanismo transmisor hegemónico y sacralizante de las desigualdades sociales.
La juventud en Colombia se convierte en referente mundial del humus, como punto de inflexión, del rescate humanístico del Homo sapiens en vía de extinción, de acuerdo con los dictámenes del hipercapitalismo rabioso sin sentimientos, cimentados en el individualismo como fundamento profundo para el aprendizaje, desarrollo y construcción de conocimiento lineal, unidireccional, interno, privatizador, meritocrático, en resumen, autocracia. El estallido social A28 se ubica en la orilla de toda interacción y constructivismo social, con trayectorias discontinuas y multidireccionales, donde no se concibe desarrollo sin aprendizajes significativos; lo social determina el avance cognitivo de los individuos y no al contrario, con la activa participación del conocimiento acumulado por nuestros ancestros y aborígenes de una América diversa.