En una cancha impecablemente acondicionada en el municipio de Salgar, a pocos kilómetros de Barranquilla, se realiza la eliminatoria del más emocionante campeonato de fútbol del que tenga noticias Colombia. Se trata del campeonato suramericano para amputados que busca varios cupos para el mundial que se realizará en Turquía en octubre próximo y del que seguramente hará parte, a juzgar por el resultado del partido en la jornada inaugural contra Chile, nuestra selección Colombia.
Al evento llegaron las delegaciones de Brasil, Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Chile y claro, Colombia país sede. Ellos, los miembros de estos equipos saben de memoria lo que significa superarse y reponerse a cualquier contingencia. Los vincula un tema común, haber perdido una extremidad y lograr convertir este deporte en motor de superación. Los arqueros perdieron una mano o un brazo y los demás miembros del equipo una pierna en diferentes episodios que en su momento marcaron para siempre sus vidas.
Candelario Donado es el capitán del seleccionado colombiano. Un fornido campesino que hoy trabaja con SuperGIROS, marca que le apostó desde hace años a este deporte y que creó el primer equipo de esta modalidad que existió en Colombia. Donado fue mordido por una serpiente en su pierna izquierda en la finca de sus padres en la costa atlántica hace cerca de 20 años, la falta de atención médica oportuna gangrenó la extremidad y fue amputado para salvar su vida.
Tardó varios años en recuperar la movilidad y la autoestima, pero el envión final, según él, se lo dio el fútbol. Hoy es uno de los mejores de su quinteto en el que hay varios más como él, llenos de ilusión y de ganas por demostrar que en ocasiones menos es más.
A Candelario lo acompaña en el equipo el sargento Jorge Henao quien cayó herido en un campo minado en el Cauca y Gilberto Martinez a quien lo amputaron desde arriba de la rodilla a los 10 años por un cáncer en la tibia. Por otro lado el arquero de la selección Colombia carece de un ojo y de su brazo derecho pero sus reflejos son tan desarrollados que le sobran ganas de volar con lo que le queda para atajar unos balonazos que tiene el doble del poder de los lanzados por un futbolista. Según el preparador físico de la selección, la fuerza de la pierna inexistente se traslada a la que queda convirtiendo un disparo en un verdadero cañonazo.
Con el resto de las selecciones suramericanas el denominador común en la perdida de las extremidades a causa de los accidentes de tránsito, solo la colombiana tiene la impronta de la guerra. Lo que si las hace idénticas es la alegría con la que estos “gladiadores” con tres piernas asumen su compromiso deportivo, en cada partido dejan el pellejo en la cancha meciéndose en sus muletas como un péndulo de emoción que va y viene detrás de un balón al que buscan personas superiores.
La apertura de este impactante campeonato, para completar el cuadro de emociones lo hizo otra persona en situación de discapacidad, la gobernadora del departamento de Atlántico Elsa Noguera quien nació con una enfermedad huérfana que debilitó sus huesos y que la obliga a usar muletas permanentemente. La imagen de la gobernadora caminando por el campo de juego hacía que el ambiente se convirtiera en un emocionante y cerrado aplauso de los miles de asistentes al acto de apertura de esta eliminatoria donde se vivió un carnaval.
“Los limites no existen, esto demuestra que las barreras están solo en la mente” decía una emocionada Elsa Noguera mientras arrojaba sus muletas al campo de juego y arreaba la bandera de Colombia rodeada por su selección a la que se unían lentamente las demás en contienda para gritar a una sola voz por la vida que les devolvió el deporte.
La eliminatoria terminará el próximo miércoles 25 de marzo cuando se sabrá cuales selecciones suramericanas estarán presentes en Turquía en 7 meses, donde se encontrarán todos los equipos del mundo a los que les sobra lo que le falta a otros, entre otras cosas las ganas de volverle a ganar el partido a la vida.