“El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia: esa es la esencia de la inhumanidad" —George Bernard Shaw
La indiferencia es un fenómeno que cada vez se hace más evidente, en la realidad social de nuestro país, la pasividad con que se mira el transcurrir político, religioso, ético y económico de nuestro estado nos hace ver como como una sociedad conformista, indiferente, cínica, donde mientras no toquen mi humanidad nada me interesa, el país se puede ir al limbo “si no se meten con migo, no me interesa”.
Es triste ver la situación social de Colombia y no sentirse impotente ante la indiferencia de las personas hacia las cosas que hoy están sucediendo en nuestro país. Diversas agremiaciones se han manifestado en los últimos cinco años los campesinos, los camioneros, el sistema judicial, los maestros, la población del choco, luchando por sus derechos y mostrando su inconformidad por las políticas represivas y neoliberales de este gobierno.
La gente colombiana es pasiva y ajena a las luchas que defienden la educación, el ambiente, los derechos, la salud, los recursos; algunos se identifican pero de allí no pasan, otros critican, pero casi ninguno hace nada por cambiar nuestra realidad, y la gente que realmente lo hace es juzgada como desocupado, un loco, defensor de causas perdidas.
Los docentes han sentado su voz de protesta y no han sido escuchados, la sociedad colombiana les está dando la espalda, Acaso ¿es un delito luchar por los derechos, exigir lo que la constitución nos brinda?, o ¿es que las normas son para el pobre, el asalariado, el que no tiene nada, y no para clase elitista que pisotea una y otra vez nuestra dignidad?
¡Nos embarga el pesimismo! Vemos todas las causas perdidas, “para qué intentamos luchar, si no sirve de nada”, ¿siempre estaremos condenados a estar bajo el yugo de un gobierno que enriquece al rico y no hace nada por el pobre?
Tal vez el “desarrollo” nos está haciendo daño, el uso frecuente de tecnología nos ha adormecido, hemos perdido la sensibilidad, los valores y el respeto por la dignidad ajena. ¿Cuántos casos se ven hoy en día de niños ultrajados y violados?, ¿por qué no alzar nuestras voces para que endurezcan las penas?
Nuestra patria boba aun continua, nos debatimos entre el poder mientras que los más intrépidos venden y roban el país, nos estamos disputando un país que se cae a pedazos. Que presenta crisis en la salud, en la educación, en la economía y en donde se pagan el agua y la electricidad más cara; aun teniendo tantos ríos e hidroeléctricas.
¿Nada nos importa” o “todo nos da igual?, nos subieron el IVA a 19% y no hubo unidad para manifestarnos, ¿qué sucede con las personas de nuestro pueblo colombiano, en qué momento se acabaron nuestras raíces ancestrales?, ¿dónde yace la sangre indígena que luchaba en contra de la opresión?, Cada uno defiende sus intereses particulares y no luchan por el bien común, estamos dormidos; nos mantenemos al margen de cualquier situación; nos está matando la indiferencia. ¡Colombia te invito a que luches por tu país!, por tus derechos, por tus recursos, ¡despierta Colombia!, el momento es ahora.