Colombia, un pueblo con sed de paz y libertad

Colombia, un pueblo con sed de paz y libertad

Una mirada a la lucha campesina por volver a sus tierras

Por: Francisco Alberto Bejarano Moreno
noviembre 20, 2014
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Colombia, un pueblo con sed de paz y libertad
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Muchos, crecimos en medio de los problemas sociales, de la violencia política de los años cincuenta. Nuestros ancestros explicaban y contaban historias terribles, que sucedieron después de la muerte de Jorge Eliecer Gaitán; Las juventudes hoy no conocen esa historia patria erradicada de las aulas.
Los colombianos, vivimos épocas de terror procuradas por organizaciones criminales que anduvieron por los campos asesinando, violando mujeres, robando, delinquiendo, saqueando y acabando con lo que encontraban a su paso.

Desplazados de la violencia politiquera, llegamos a la capital. Vimos crecer muchos barrios y vivimos en la pobreza; aprendimos que lo más importante para el hombre es ser libre para sobrevivir y tomar sus decisiones con respeto por los demás.

Gobiernos y empresas privadas, brindaron trabajo en su momento; con salarios mínimos se sobrevivía y nunca se quejaron, sino que construían con esfuerzo sus viviendas y su forma de vida. Muchos progresaron, se capacitaron y llegaron a ser personas importantes en muchos campos de la vida nacional. La gente que había sufrido los horrores de los enfrentamientos entre hermanos sin medir consecuencias, decidieron dejar odios y rehacer la amistad.

Algunos, tomaron otros rumbos y se ocultaron en las montañas. Esa fue su decisión personal, su deseo de vida y su forma de sobrevivir. Los obligaba el hecho de volverse próceres o importantes. Aparecieron otros grupos pero igual luchaban por su causa, no porque el pueblo se lo pidiera. La decisión de organizar una rebelión, era de ellos y se convertiría con el pasar del tiempo en un negocio, como cualquiera que en nada cambiara la vida del colombiano pobre. Muchos milicianos desmovilizados cuentan sus penurias y hacen pensar en las equivocaciones de esos grupos insurgentes. Algunos han muerto después de procesos de reinserción. El socialismo, el comunismo, el marxismo, perdieron su valor y los pueblos del mundo han abandonado esas luchas porque no han servido. Solo sobreviven quienes aprovechan el poder y las armas para dominar a los pueblos como dictadores; el orden de la vida algún día le pondrá fin a sus vidas y allí todo acabará y el pueblo siempre buscara ser libre. Dios creo al hombre con amor, libre y en paz; es su principio de creación.

Quienes después de muchos años volvimos a nuestras tierras natales en los campos, lo hicimos en épocas en las que aun la presencia de la insurgencia prohibía hasta salir después de las seis de la tarde. La libertad de las gentes dominada por las armas como instrumento que obliga y no piensa, doblegó y sometió al campesino por mucho tiempo. Después de fenómenos que aparecieron para enfrentar al insurgente como el paramilitarismo, que también creció y dominó en los campos colombianos e impuso sus reglas, en muchos sectores echó a la guerrilla y limpió de bandidos, ladrones y malandros los campos y las ciudades.

Los procesos con los paramilitares y la presencia de la fuerza pública en todos los sectores devolvieron la libertad tan anhelada al pueblo que volvió a pasear y rescatar su libertad de actuar y accionar. Hoy, de nuevo se ve el aumento de fuerzas insurgentes sin control que pretenden hablar de paz cuando el colombiano siempre les ha reclamado que quiere vivir en paz y que no los necesita. Grandes marchas en contra del secuestro, la extorsión, la desaparición, y muchos delitos, demuestran que el pueblo no comparte este tipo de luchas. Nadie, ningún colombiano le ha pedido a los insurgentes que los defienda de nada; existen las instituciones legalmente constituidas, para defender al pueblo. Otra cosa es que la corrupción que se involucró en las organizaciones politiqueras, aproveche el desorden y se enriquezca con los dineros sagrados que aporta el colombiano.

Colombia siempre ha tenido un pueblo libre, educado, que piensa; no es un pueblo bruto que comparta las equivocaciones. El Colombiano es luchador, buscador de salidas para resolver sus problemas personales; aunque existen excepciones, no se enreda con la corrupción protagonizada por avivatos que solo buscan beneficios personales.

Un pueblo libre como el colombiano siempre ha demostrado ante el mundo que unido es capaz de ser importante. La democracia buscada por años quiere ser derrotada y aniquilada. Las encuestas indican, que no es una paz negociada con intereses personales lo que buscamos los colombianos. Los colombianos queremos seguir siendo libres; no queremos las armas para doblegar y seguir manteniendo la desestabilización de un país que lucha y trabaja. Muchos colombianos que perseguimos la corrupción y criticamos las cosas malas, lo hacemos sin ánimo económico y utilizando la palabra con respeto. Colombia está compuesta por buenos hermanos que unidos siempre hemos deseado mantenernos, al lado de Dios, como un PUEBLO LIBRE.

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