A pesar de haber alcanzado un Acuerdo Final para una paz estable y duradera entre las FARC-EP y el gobierno colombiano las violaciones de derechos humanos persisten en todo el territorio nacional.
La persistencia de las ejecuciones (asesinatos), las desapariciones forzadas (Colombia tiene 70.000 desaparecidos forzados, ocupa el primer lugar en el mundo), masacres, amenazas, etc, demuestra que desde el Estado —o parte de este— se sigue practicando el Terrorismo de Estado.
Por ello no es extraño que ciertos militares estén ofreciendo dineros a guerrilleros en las Zonas Veredales de Normalización, a fin de “engancharlos” para los grupos narco-paramilitares. Sabido es que los narco-paramilitares realizan el ”trabajo sucio” –la guerra sucia- que las fuerzas militares no pueden realizar sin un alto costo político ante la comunidad nacional e internacional.
Terrorismo de Estado
El terrorismo de Estado ha producido, al menos 695 víctimas desde 2011 hasta hoy. Las víctimas van cayendo una a una, a cuenta gotas, con el objetivo siniestro de no escandalizar a la comunidad internacional.
Posterior a la firma del Acuerdo Final de Paz se ha dado una reactivación del asesinato de líderes populares. Tal orgía ya comenzó a “tocar” a guerrilleros que están en las Zonas Veredales de Normalización y sus familiares. Ya van varios casos y tenemos fundados temores de que esto es una política de estado, adelantada por algunos militares, políticos tradicionales, narco-paramilitares, empresarios de la ciudad y del campo, etc.
Llama poderosamente la atención que el ministro de Defensa Villegas insista en que en Colombia “no hay grupos paramilitares”, a no ser que él tenga información de que los que están realizando los asesinatos son militares en servicio active, cosa que no podríamos descartar totalmente, conociendo como conocemos el accionar de las fuerzas militares colombianas. Es más, ya en Colombia se habla del narco-paramilitarismo del ministro de defensa Villegas por su rotunda posición de negar la existencia de las bandas criminales agrupadas en los narco-paramilitares.
Estamos convencidos que el terrorismo de Estado jamás ha sido desmontado en Colombia. Los consuetudinarios asesinatos (ejecuciones extrajudiciales) de líderes populares así lo demuestran. Es una práctica asesina que ataca fundamentalmente a los campesinos y a los pobres en Colombia.
Evidentemente que este Terrorismo de Estado obedece a orientaciones institucionales estatales y está basado en la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), de tan nefastos resultados para Colombia.
Es necesario recordar que según cifras del CNMH la responsabilidad estatal es supremamente alta y quizás por ello el ministro de defensa Villegas quiere cooptar el CNMH:
*La desaparición forzada (70.000 víctimas, 97,7% responsabilidad del estado),
*Las masacres (casi 4.000 masacres, 83,3% responsabilidad del estado),
*Ejecuciones extrajudiciales (83% responsabilidad del estado, de ellas más de 3.500 ejecuciones cometidas durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez),
* Desplazamiento forzado (una forma de redistribuir la tierra a favor de los terratenientes y ganaderos, 100% responsabilidad del estado, por acción u omisión).
Doctrina de Seguridad Nacional
La DSN ha sido suficientemente develada no solo en Colombia, sino en latinoamérica.
https://es.slideshare.net/jotamcarbonell/libro-plan-colombia
https://www.colectivodeabogados.org/Plan-Colombia-doctrina-de
En las conversaciones de la Mesa de La Habana fue imposible por parte de las FARC-EP lograr que el gobierno nacional accediera a discutir la DSN, lo cual para buen entendedor significa que al no desmontar el gobierno la DSN ésta seguirá operando en todo el territorio nacional y ya sabemos quiénes serán sus víctimas.
Ante esto nos preguntamos: ¿Cuál será la reacción de la comunidad internacional ante este hecho?, ¿Los países europeos seguirán haciéndose los ciegos y sordos ante el clamor de las víctimas del Terrorismo de Estado?, ¿predominarán los intereses de los europeos sobre el sufrimiento de los colombianos que sufren el Terrorismo de Estado?
Preguntas sin respuesta, ¡hasta ahora!